La iniciativa china ‘Un cinturón, un camino’ busca hacer inversiones en infraestructuras en más de 60 países a lo largo de Asia, África y Europa del Este. Pero también podría agobiar a los bancos de capital restringido con activos de aun más riesgo, aumentando las tasas de incumplimiento y desestabilizando más el sistema financiero del país.
El programa presta dinero a los países en desarrollo para financiar caminos, puentes y otros proyectos de infraestructura como parte de esfuerzos mayores de Beijing para expandir su comercio e influencia.
A pesar de que los bancos de política como el Banco de Inversiones de Infraestructura Asiático (AIIB, según sus siglas en inglés) han prometido apoyo, se espera que una gran parte del financiamiento venga de los bancos comerciales más grandes de China.
Fuente de demanda
El proyecto ha sido descrito como la versión china del “Plan Marshall”. Apunta a más que solo mejorar la infraestructura en los países en desarrollo. La iniciativa fue creada en parte para cultivar nuevos mercados para acaparar el gran exceso de capacidad de China en las industrias de acero, carbón y transporte de contenedores.
Durante años Beijing ha buscado cortar la dependencia en las industrias pesadas. Pero no puede funcionar sin disminuir simultáneamente la tasa de crecimiento económico y crear una potencial inestabilidad social en sus provincias más pobres del interior y del noreste, cuyas economías dependen de la producción del carbón y del acero.
Los proyectos patrocinados por ‘Un cinturón, un camino’ proveen de un vehículo para vender tal excedente de carbón y acero a los países en desarrollo y aumentar la utilización del transporte marítimo.
La cuestión del reembolso
Según los cálculos de Fitch Ratings, la totalidad de los préstamos fuera del país (incluyendo ‘Un cinturón, un camino’) brindados por los bancos chinos durante la primera mitad de 2016 alcanzó la cantidad de U$S 1,2 billones, con bancos comerciales proveyendo de dos tercios del financiamiento.
“La falta de imperativos comerciales detrás de los proyectos UCUC (Un cinturón, un camino) significa que es altamente incierto si el retorno de proyectos futuros será suficiente para cubrir completamente los reembolsos a los acreedores chinos”, advirtió un informe de Fitch del 26 de enero. En otras palabras, la agencia calificadora duda de que los préstamos sean pagados como se acordó. Fitch asigna la calificación de “chatarra” a varios mercados en los que invierte China, pero unas pocas naciones- como Laos- no tienen calificaciones en lo absoluto y son altamente riesgosas.
El proyecto en su totalidad es más una apuesta política que una empresa comercial premeditada. Sería menos preocupante si ‘Un Cinturón, Un Camino’ fuera financiado primariamente por bancos de infraestructura o de políticas, o directamente por el gobierno chino. El asunto yace en que la mayor parte del financiamiento para la iniciativa proviene de bancos comerciales. Estos bancos tienen la mayor parte de los ahorros en efectivo de los consumidores chinos comunes, son cotizados públicamente y sus existencias son ampliamente sostenidas por inversores minoristas.
“Los bancos no tienen una trayectoria de asignar recursos eficientemente en casa, especialmente en relación a los proyectos de infraestructura- y es poco probable que tengan más éxito en el extranjero”, dijo Fitch.
Riesgos sistémicos
‘Un cinturón, un camino’ difícilmente represente el primer caso en que los bancos comerciales sean obligados a poner los intereses políticos por delante de la actividad comercial rentable.
Mientras que la estructura de la mayoría de los préstamos no es pública, se cree que los préstamos tienen una antigüedad variable, haciendo que los tramos más antiguos (menos riesgosos) vayan a los bancos comerciales. Si los retornos son mediocres, la iniciativa podría poner más presión sobre un sistema bancario ya tributado.
Los préstamos de infraestructura doméstica de China ya forman una gran parte desproporcionada del total de los préstamos morosos dentro del sector bancario.
Oficialmente, la proporción de préstamos morosos de China (la proporción de préstamos morosos en relación a la totalidad préstamos pendientes) fue del 1,81 por ciento durante el cuarto cuatrimestre de 2016, un poco más alta que el 1,76 por ciento reportado en el tercer cuatrimestre, según la Comisión Reguladora Bancaria de China.
Pero cálculos independientes aseguran que la tasa real de préstamos morosos es mucho más alta. Cálculos externos de CLSA y otros bancos afirman que las tasas de préstamos morosos de China son tan altas como del 15 al 20 por ciento.
Además de la tasa de malos préstamos, la velocidad de crecimiento en la deuda total ha sido vertiginosa. La deuda en el sector no financiero creció casi un 75 por ciento desde 2011, comparada con el 8,6 por ciento del crecimiento de deuda durante el mismo período antes de la crisis financiera de 2008.
Préstamos adicionales de la iniciativa ‘Un cinturón, un camino’ probablemente sólo empeoren el creciente problema de préstamos morosos de China y podría llevar a una crisis en el sistema bancario.
Y la crisis no estaría confinada simplemente al sistema bancario chino. Desde la perspectiva de los prestatarios, fracasar en reembolsar los préstamos podría disparar una crisis para las economías de los gobiernos y las regiones de los países que reciban la inversión.
Algunos países, como Laos, proveyeron garantías o activos colaterales para respaldar sus préstamos ‘Un Cinturón, un camino’, lo que podría aumentar las tasas de recuperación de préstamos en caso de dificultad de reembolso. Por ejemplo, la deuda de Kirguizistán del Banco de Exportaciones e Importaciones de China fue de casi el 20 por ciento del PIB en 2015.
Si el ambicioso proyecto ‘Un cinturón, un camino’ tiene éxito, tendrá enormes ramificaciones dentro del sistema bancario chino e impactará el bienestar económico de varias regiones.
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