El ex líder del Partido Comunista Chino responsable de ordenar la persecución a los practicantes de Falun Gong y de la sustracción forzada de sus órganos se convirtió en el blanco de la purga del actual líder del Partido, Xi Jinping.
Jiang Zemin fue sacado por la fuerza de su residencia por las tropas paramilitares chinas en la madrugada del 10 de junio, según una fuente de un equipo de seguridad asignado a los cuadros superiores retirados.
Jiang fue visto por última vez bajo la custodia de oficiales militares de alto rango y personas de civil en un recinto militar de Beijing. La orden de detener a Jiang fue emitida por el máximo órgano del gobierno militar del régimen y fue ejecutado con extremo secreto, según la fuente.
Si este informe demuestra ser preciso, la detención es la culminación de más de tres años en una campaña contra la corrupción que desarraigó sistemáticamente las fuentes del poder de Jiang. Incluso si el informe es de alguna manera prematuro, tal vez detuvieron a Jiang para tener una «conversación», el elegir a Jiang Zemin como blanco es de todas maneras algo muy claro.
Recientemente, la campaña contra la corrupción se enfocó directamente en los más cercanos a Jiang. El hijo mayor de Jiang está bajo arresto domiciliario, y esta primavera la agencia de disciplina interna del Partido llevó a cabo un barrido masivo de Shanghái, la base de poder de toda la vida de Jiang, apuntando a instituciones que tienen vínculos con Jiang y sus dos hijos. Todo el tiempo, los aliados de Jiang y sus compinches han sido constantemente purgados.
Manos sangrientas
El 20 de julio de 1999, Jiang Zemin ordenó a las fuerzas de seguridad del régimen «erradicar» la práctica Falun Gong. «Arruinen su reputación, llévenlos a la bancarrota financiera, y destrúyanlos físicamente», se le instruyó de esa manera a la policía, de acuerdo con muchos relatos de practicantes de Falun Gong que escucharon estas palabras de primera mano.
Cuando Jiang encontró que los practicantes se mantuvieron firmes en su fe frente a la brutal tortura y abuso, ideó una especie de «solución final».
«En ese momento, Jiang era el mandatario. Hubo una instrucción para iniciar esta cosa, el trasplante de órganos», dijo Bai Shuzhong, el ex ministro de Salud del Departamento General de Logística; con el fin de encubrir a investigadores de derechos humanos el año pasado en una llamada telefónica, a Bai, que hablaba en un momento que había agitación política, se le hizo creer que estaba hablando con investigadores internos del Partido.
Jiang «dio una instrucción … vender riñones, hacer operaciones», Bai recordó, y «después de que Jiang emitió la orden, todos nosotros hicimos mucho trabajo contra-Falun Gong».
Sustraer los órganos de practicantes de Falun Gong parecía ser la solución ideal para saciar la sed de sangre de Jiang, la persecución ya había privado de sus derechos y demonizado a los practicantes de Falun Gong, y su encarcelamiento en cientos de miles garantizaba a los hospitales chinos un suministro constante de órganos frescos con los cuales generar beneficios.
Sin embargo, después de haber tomado este curso, Jiang no podía dejar a un lado el poder. Si se le encontraba culpable de emitir una orden que terminaba en el asesinato de miles, decenas de miles, cientos de miles, y luego finalmente millones de sus compatriotas, podría enfrentar cargos de genocidio y crímenes de lesa humanidad.
Pero si aquellos cuyas manos también estaban manchadas de sangre mantenían las riendas del poder, Jiang todavía podía esperar ver a Falun Gong destruido, y podría disfrutar impunidad por sus crímenes.
Así que Jiang promovió a los que perpetuaron su persecución, jugó a ser el padrino del Partido después de renunciar a todos los títulos oficiales, y de hecho mantuvo el poder en China.
El control político
Jiang Zemin y su facción dominaron el gobierno de 10 años de su sucesor, Hu Jintao.
Hu presidió sobre el Politburó y su Comité Permanente el cual estaba lleno de personas leales a Jiang. Hombres como el ex zar de seguridad Zhou Yongkang y el vicepresidente de la Comisión Militar Central, Xu Caihou se volvieron centros de poder en sí mismos.
Las órdenes y directivas de Hu con frecuencia no pudieron ser escuchadas más allá de las puertas de Zhongnanhai, la residencia oficial de la élite del Partido, según informes de los medios de comunicación chinos en el extranjero. Operando virtualmente bajo el pulgar de Jiang, Hu parecía de madera y poco natural para los observadores extranjeros.
Debido a que Xi Jinping parecía tener el mismo estilo que Hu Jintao, flexible y no amenazante, Jiang accedió a que Xi tomara el poder después de Hu en 2012. El plan era que Xi sirviera como un jefe provisional hasta que Bo Xilai, un miembro del Politburó y jefe del Partido en el suroeste de la megalópolis de Chongqing, pudiera tomar la primera posición.
A los ojos de Jiang, Bo era el personaje perfecto para gobernar el régimen.
«Debes mostrar dureza en el manejo de Falun Gong … será tu capital político», le dijo una vez Jiang a su cliente político Bo, de acuerdo con el veterano periodista chino Jiang Weiping. Bajo el gobierno de cinco años de Bo en Chongqing, hubo más de 700 casos de persecución a Falun Gong (dada la dificultad de obtener información fuera de China, ese número es probable que sea muy bajo), de acuerdo con Minghui.org, un centro de intercambio de información de primera mano acerca de la persecución.
A principios de la década del 2000, Bo Xilai, fue gobernador de la provincia de Liaoning, al noreste de China, a lo cual el investigador Ethan Gutmann la describió como el «epicentro» de la sustracción forzada de órganos en China.
En el año 2006 en un suburbio de la capital de Shenyang, en la provincia de Liaoning, surgieron los primeros informes creíbles sobre la sustracción forzada de órganos a practicantes de Falun Gong. Además, las empresas que plastinaban, lo cual consiste en preservar los cuerpos por medio de sustituir los fluidos corporales con plástico, sobre los órganos de los presos ejecutados para venderlos o exhibirlos creció en Liaoning durante el gobierno de Bo.
La ambición de Bo resultó ser su caída. Wang Lijun, el aliado de Bo y ex jefe de policía de Chongqing, después de que no lograra desertar al consulado de EE.UU. en Chengdu, reveló al gobierno central un plan por parte de Bo y el zar de seguridad Zhou Yongkang para destronar al entrante líder del Partido Xi Jinping, en un golpe de estado.
Los compinches de Jiang forzaron a Xi a una posición «crítica», y cuando asumió el cargo en noviembre de 2012 comenzó a moverse para desarraigar el poder de Jiang.
Recuperando el poder
A medida que la campaña contra la corrupción lanzada por Xi Jinping, se extendió a través de los órganos políticos del Partido y los sectores económicos, miles de cuadros conectados a la red política de Jiang Zemin fueron arrestados.
Mientras Xi destruía las bases del poder de Jiang, surgió un patrón de acción, muchos de los altos funcionarios investigados por la policía de disciplina interna del Partido, al igual que el miembro del Politburó en desgracia Bo Xilai, habían mostrado «mano dura con el tema de Falun Gong».
Li Dongsheng, ex viceministro de seguridad pública y jefe de la «Oficina 610», una organización extralegal fundada el 10 de junio de 1999, para supervisar la persecución a Falun Gong, fue uno de los primeros perseguidores en caer.
Los próximos en ser purgados fueron los «intocables» como Zhou Yongkang, el ex jefe del Departamento del Frente Unido y de la Oficina General Ling Jihua, así como Xu Caihou y Guo Boxiong, los ex vicepresidentes del órgano superior gubernamental militar del régimen.
A finales de mayo, los medios de comunicación chinos en el extranjero anunciaron la detención de asociados cercanos a dos generales del ejército profundamente involucrados en la persecución a Falun Gong.
Cuando las fuerzas de Xi se movilizaron en el pasado contra objetivos de alto perfil, primero los detuvieron en silencio y únicamente presentaron cargos contra ellos cuando el momento era el adecuado. Si el manejo del caso de Jiang Zemin sigue este patrón, los cargos públicos pueden demorarse meses.
El cambio en China
Hasta ahora, los intereses políticos de Xi se han dirigido a los responsables de la persecución a Falun Gong. Cuando se acuse a Jiang Zemin, Xi enfrentará un momento de la verdad con respecto a si pone fin a la persecución.
La razón más obvia que Xi Jinping puede utilizar para acabar con Jiang son los crímenes que éste cometió contra los practicantes de Falun Gong.
«El asunto de Falun Gong podría servir para hacer salir a la superficie el problema de Jiang Zemin porque de esta manera no puede escapar de la responsabilidad», dijo Xin Ziling, un ex funcionario de defensa con conexiones a cuadros importantes que tienen inclinaciones moderadas.
«Sobre la cuestión de la persecución a Falun Gong, Jiang Zemin no tiene apoyo en el Partido; ni en el Congreso Nacional del Pueblo, ni en el Consejo de Estado», subrayó Xin. «Él va a ser el responsable por este asunto».
Si Xi va a terminar la genocida persecución de Falun Gong no está claro, pero hay indicios de que se ha opuesto a esta persecución.
En enero de 2014, Xi cerró los campos de trabajo forzado del régimen, sitios clave utilizados para perseguir a los practicantes de Falun Gong.
Bajo el liderazgo de Xi, el órgano de acusación más alto del régimen aceptó más de 200.000 denuncias penales por practicantes de Falun Gong contra Jiang Zemin; dos practicantes que presentaron demandas legales contra Jiang durante su reinado fueron sometidos a crueles torturas, y uno murió a causa de sus heridas.
Cuando el ex ministro de seguridad pública Li Dongsheng fue arrestado, su papel como jefe de la oficina 610 se dio a conocer, la primera vez que el régimen reconoció oficialmente, de manera tan prominente, la existencia de esta organización secreta.
También parece que se está anunciando en próximas fechas arrestos o acciones legales en contra de miembros claves o de familiares de Jiang los cuales son significativos para Falun Gong.
Por ejemplo, el zar de seguridad Zhou Yongkang fue procesado el 11 de junio del año pasado, mientras se dice que Jiang fue retirado de su residencia en junio 10, la misma fecha a partir de la cual la notoria oficina 610 obtuvo su nombre.
Este mes de abril, Xi hizo tres gestos de reconciliación así como en el aniversario del 25 de abril, la fecha en la cual en 1999 Jiang reveló al Politburó sus intenciones de eliminar a Falun Gong a raíz de una petición pacífica en Beijing por 10.000 practicantes.
Una vez termine el poder de la facción de Jiang Zemin, China entrará en una nueva era, y Xi, al ya no estar agobiado por la lucha entre facciones, podrá elegir libremente una nueva dirección. Si termina la persecución a Falun Gong, esto será un cambio sin precedentes en la China comunista. El pueblo chino, libre de las cadenas del Partido, por fin podrá disfrutar de libertad de conciencia.
Mira esta interesante entrevista:
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