Sin que el mundo se dé cuenta, China -con su “capitalismo de Estado”- está invadiendo los mercados internacionales, principalmente el occidental. Pero, ¿cómo lo hace? ¿Qué pasará cuando el régimen comunista se apropie de los activos estratégicos del mundo?
Este es el interrogante que se plantea Juan Pablo Cardenal, periodista y escritor español, que por 10 años fue corresponsal extranjero en China y Hong Kong, y luego se dedicó a seguir de cerca la “huella china” por el mundo.
El experto explicó en una entrevista con el portal Infobae que el régimen chino comenzó a expandirse por necesidad estratégica: primero compraba materias primas, pero luego –a partir de la crisis europea- fue por tecnología y activos estratégicos.
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Hizo negociaciones con Portugal, después extendió sus intereses en las eléctricas de Italia, en Francia negoció con la empresa de satélites Eutelsat y en el Reino Unido se metió tanto en el mercado de las utilities como en la compañía de aguas y hasta en el aeropuerto de Heathrow (Londres), entre tantos otros casos del viejo continente.
De esta forma, los países europeos -influenciados por los dragones asiáticos y preocupados por sus crisis económicas y la forma de recobrarse de ellas, vieron en China un camino de recuperación, agrega Cardenal.
“No están priorizando aspectos que tienen un riesgo, empezando por el capitalismo de Estado que practica China en su expansión internacional y continuando por lo que yo entiendo que es una claudicación de la defensa de los derechos humanos”, advierte el especialista. “Nadie se está preguntando, al menos no públicamente, quién es el inversor chino”, ejemplifica.
Pero no es solo Europa. Hoy en día hay alrededor de 300 represas, además de cientos de mega infraestructuras desde ferrocarriles, puertos, carreteras y proyectos de extracción de recursos naturales que son construidos por empresas y capitales de origen chino en prácticamente todo el mundo, detalla Cardenal.
Estas inversiones son financiadas por bancos chinos que, a diferencia de las fuentes de financiamiento tradicionales, no imponen filtros de impacto socio-medioambiental. Por ende, los conflictos laborales –muchas veces los obreros locales cobran considerablemente menos que sus pares chinos, el desplazamiento de comunidades enteras y los severos impactos en el medioambiente, aparecieron con frecuencia en muchos lugares donde llegaron los capitales del país asiático. Por citar un ejemplo, Cardenal señala el caso de la presa de Sudán, donde se terminó relocalizando por la fuerza a cerca de 100 mil personas.
Ahora, ¿cómo es que el partido comunista logró expandirse en forma acelerada y silenciosa? Según el especialista, cuando el régimen chino tiene un proyecto de expansión, actúa como un bloque donde el apoyo de la diplomacia y de los bancos estatales chinos es de suma relevancia, además de los subsidios encubiertos (son conocidas las denuncias a las empresas chinas por dumping).
Además, como se trata de empresas vinculadas fuertemente al PCCh, no cotizan en Wall Street -ni en ninguna otra bolsa del mundo, debido a que -en muchos casos- el Estado chino (es decir, el Partico Comunista) es el único accionista. Evidentemente, son empresas cuyas acciones y operaciones no quieren que se expongan abiertamente.
A pesar de que en muchas ocasiones se presentan como empresas privadas comunes y corrientes, Cardenal aclara que las compañías chinas no lo son. “Ninguna gran empresa china aunque sea privada podemos pensar que funciona autónomamente; los vínculos con el Estado y el Gobierno chinos son estrechísimos”, señala.
“Es un régimen que no está en su naturaleza ser transparente y que no tiene un sistema de contrapesos”, agrega el periodista en un diálogo con La Gran Época.
La emigración es otro factor que da crecimiento a la expansión del dragón chino. Según el ex corresponsal, el hecho de que parte de la población salga al extranjero es algo que le quita mucha presión al PCCh. Pero, además, todos esos emigrantes llegan a otros países con la idea de prosperar, y al conseguirlo trasladan el dinero a China, con las famosas remesas. Es entonces como a nivel local en muchos lugares de China se está dando en estos momentos un boom inmobiliario alimentado por los chinos en el extranjero.
El Dr. Julián Pavón, reconocido catedrático de la Universidad Politécnica de Madrid, ilustró como “parásito” el ambicioso modelo de desarrollo chino, que se introduce en los países apropiándose de los recursos naturales, según informó La Gran Época.
Primero China introduce sus empresas en el extranjero para vender los productos fabricados por los propios chinos. Esto le trae ganancias que a su vez se incorporarán a los bancos controlados por el régimen comunista chino.
Con estas acciones, sus divisas aumentan a tal grado que actualmente ascienden a 3 billones de dólares. Y, de ésta forma, el país asiático compra más empresas y se apodera rápida y silenciosamente de los activos estratégicos de los países que le faciliten su estrategia.
Es un modelo que se expande con “discreción y cara amable”, señaló el profesor. “Hay que tener en cuenta que el poder de esta economía emana de una dictadura del proletariado que no garantiza la libertad a sus ciudadanos”, advierte.
Pero, ¿qué pasaría si China continúa expandiéndose? Cardenal ejemplificó el caso de Argentina donde en los últimos años llegaron muchos capitales chinos al sector extractivo y de recursos naturales.
¿Qué pasará cuando los intereses de esas empresas, del Estado chino, en Argentina, sean enormes y tengan la capacidad para controlar presas generadoras de electricidad y se apropien de centrales nucleares? ¿Qué pasará cuando se expandan sus intereses en yacimientos petrolíferos y tengan influencia determinante en proyectos de extracción de recursos naturales? ¿O cuando los bancos chinos influyan en las decisiones financieras de los países? Esas son las preguntas que nos tenemos que hacer, plantea el ensayista. La conclusión queda en manos del lector.
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