Si visitas la página de Facebook de la Reserva Federal, rara vez encontrarás un comentario positivo. Eso es porque la gente a la que no le importa la banca central no ingresaría a la página de Facebook de la Reserva Federal. Eso deja sólo a los que son favorables a ella –si es que existen- y aquellos a los que no les gustan los bancos centrales.
A la derecha no le gustan los bancos centrales debido a su centralidad. Los bancos centralizan el poder sobre las tasas de interés, y a la derecha no le gusta el control central sobre prácticamente nada. A la izquierda no le gusta los bancos centrales porque representan dinero, capitalismo y bancos “demasiado grandes como para fracasar”.
De todos modos, a pesar de la confusión y de la complicada organización híbrida de la Reserva Federal y de otros bancos centrales, estas instituciones son de naturaleza más comunista y socialista que capitalista.
Contrastemos estas dos declaraciones de dos importantes documentos históricos.
Una llama a la “Centralización del crédito en manos del estado, por medio de un banco nacional con capital estatal y un monopolio exclusivo”.
La otra da poder al Congreso para “acuñar dinero, regular el valor del mismo, y de la moneda extranjera, y fijar el estándar de pesos y medidas”.
Karl Marx y Frederich Engels escribieron la primera declaración en 1848 en su infame “Manifiesto del Partido Comunista”.
Alexander Hamilton, John Adams, James Madison y Thomas Jefferson fueron los responsables de la inclusión del Artículo 1, Sección 8 de la Constitución de Estados Unidos, fuente de la última declaración.
Así que, ¿en qué grupo está la Reserva Federal? ¿manifiesto o Constitución?
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Monopolio Nacional
La Reserva Federal es un sistema bancario nacional y tiene el monopolio exclusivo en la emisión de títulos de crédito en dólares estadounidenses en formato papel y electrónico.
El Manifiesto Comunista además llama a “sustituir gradualmente el papel moneda por moneda de oro y plata”. Este objetivo fue logrado, gradualmente, desde los comienzos de la Reserva Federal en 1914 hasta que la revocación de los acuerdos Bretton Woods modificaran el patrón-oro en 1971. Desde entonces, el mundo ha operado a nivel mundial con el patrón-dólar papel.
Lo que es más, el manifiesto quería que el “dinero en papel sea moneda en curso legal”, un principio incorporado diligentemente en la Ley de la Reserva Federal de 1913.
Al final de la ley, “los billetes mencionados serán obligaciones de Estados Unidos y serán recibidos por todos los bancos nacionales y miembros y los bancos de la Reserva Federal y para todos los impuestos, aduanas y otras contribuciones públicas. Deberán ser redimidas en dinero legal”, “dinero legal” quiere decir moneda en curso legal.
Por otro lado, la Constitución de Estados Unidos, llama al Congreso a “acuñar el dinero”, refiriéndose a la emisión de monedas de oro y plata y a la estandarización de su valoración. El Departamento del Tesoro aún emite Águilas de Oro y Plata Americanas, pero la Reserva Federal no acuña moneda ni se preocupa por la estandarización de pesos y medidas.
Titularidad híbrida
¿Qué pasa con la titularidad, el capital, el monitoreo y el crédito? Aquí es donde la Reserva Federal no se ajusta al criterio estricto del manifiesto. Legalmente, el Sistema de Reserva Federal es un híbrido público/privado, con bancos privados que tienen la titularidad de acciones o del capital del sistema, y con un gobierno que brinda algo, pero no todo, el monitoreo.
Así que la Reserva Federal no opera sobre el capital estatal. No obstante, comparte sus rentas con el Tesoro y la mayoría de las decisiones importantes son tomadas por funcionarios designados públicamente. El presidente designa 7 de los 12 miembros del cuerpo Federal que decide la política monetaria (el Comité Federal de Mercado Abierto) y luego son confirmados por el Senado. Así que suena como la “centralización del crédito en manos del estado”, o al menos el poder de manipular el crédito.
El crédito no se centraliza en un banco, sino en el único Sistema de Reserva Federal, que incluye miles de bancos privados que emiten crédito a sus clientes. Esto va en contra del llamado a la “supresión de todos los bancos y funcionarios bancarios privados“, porque aún existen. No obstante, el sistema tiene control central sobre el crédito debido a la regulación y manejo de las tasas de interés.
La Reserva Federal puede controlar cuántas reservas deben mantener los bancos del sistema y cuánto dinero (crédito) pueden prestar. El mercado abierto de operaciones que determina la tasa de interés en las reservas también incentiva a los bancos a desocupar o contratar crédito.
De hecho, establecer tasas a corto plazo y manipular tasas a largo plazo de forma central a través de compradores de activos a gran escala, como el programa de Flexibilización Cuantitativa, es similar a la planificación comunista central.
En el mercado libre, los bancos privados compiten por ahorros, y la tasa de interés se establece en un proceso de oferta competitiva entre diferentes actores económicos. Esto no es tan así en un sistema controlado de forma central.
Por último, Marx y Engels escribieron su deseo en 1848: “En la mayoría de los países avanzados, lo siguiente será en general bastante aplicable”, incluyendo en “lo siguiente” el crédito controlado en forma central y otras exigencias del manifiesto.
Hoy en día, los únicos países sin bancos centrales son los microestados de Mónaco, Nauru, Kiribati, Tuvalu, Palau, Islas Marshall, y los Estados Federados de Micronesia.
Se estima que el comunismo ha matado al menos 100 millones de personas, no obstante sus crímenes no han sido recopilados y su ideología aún persiste. La Gran Época busca exponer la historia y creencias de este movimiento, que ha sido una fuente de tiranía y destrucción desde su surgimiento.
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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times
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