En su primera declaración pública en años Gao Zhisheng, abogado de derechos humanos que vive bajo virtual arresto domiciliario y aún se recupera de la tortura aplicada bajo custodia, habló sobre los recientes acontecimientos políticos en China: el juicio contra el ex jefe de seguridad comunista chino, Zhou Yongkang.
Gao ha sido uno de los abogados de derechos humanos más franco y recto de China, por lo que sufre una continua persecución por las fuerzas de seguridad. Se piensa que actualmente vive con familiares en la provincia china de Xinjiang, bajo estrecha vigilancia.
Sus declaraciones sobre Zhou Yongkang fueron retransmitidas por su esposa Geng He a La Gran Época durante una entrevista en California este 16 de junio.
Al enterarse que Zhou -quien dirigió a la policía, la seguridad armada y los tribunales chinos hasta el año 2012- recibió prisión de por vida por tres cargos de corrupción, Gao dijo: “Zhou Yongkang debería haber sido acusado de “crímenes de lesa humanidad”, al igual que Saddam Hussein y otros”. Saddam Hussein fue el presidente y dictador de Irak hasta ser retirado del poder por las fuerzas de ocupación de Estados Unidos en 2003.
La sentencia de Zhou fue leída el 22 de mayo en un juicio secreto a puerta cerrada y solo se difundió hasta el 11 de junio. Como ex miembro del Comité Permanente del Politburó, Zhou, de 72 años, quien fuera temido y se pensaba que era intocable, es uno de los funcionarios de más alto rango purgados en la historia del partido.
Los cargos a Zhou por aceptar sobornos, abuso de poder y corrupción son “comunes” entre los altos funcionarios del Partido Comunista Chino, dijo Gao, según Geng He. Pero El zar de la seguridad, de áspero rostro, fue el responsable de una institución que continúa cometiendo crímenes mucho peores: la Oficina 610.
Gao solicitó que los interesados en sus puntos de vista dirijan su atención a varios párrafos de su tercera carta abierta desde China al Congreso de Estados Unidos, pidiendo atender los abusos a los derechos humanos en China perpetrados por la policía política secreta que Zhou Yongkang controlaba, declaró su esposa.
“En este momento, con un corazón temeroso y una pluma temblorosa, les escribo por las trágicas experiencias de aquellos que han sido perseguidos en los últimos seis años”, dice Gao en su carta. “Entre los verdaderos recuentos de increíble brutalidad, entre los registros de tortura inhumana del gobierno a su propio pueblo, están los actos inmorales y más lascivos que conmocionaron mi alma por la práctica todavía rutinaria de atacar los órganos genitales de las mujeres por personal de la Oficina 610 y la policía».
“Los genitales y pechos de casi todas las mujeres o los genitales de cada hombre han sido atacados sexualmente durante la persecución de la manera más indignante. Casi todos los que han sido perseguidos, tanto hombres como mujeres, son totalmente desnudados antes de cualquier tortura. Ningún lenguaje o palabras podrían describir o recrear la vulgaridad de nuestro gobierno y la inmoralidad a este respecto. ¿Qué persona con corazón humano podría darse el lujo de permanecer en silencio ante semejantes hechos?”.
Gao Zhisheng, de 51 años, ya no está en la cárcel, dijo Geng He, pero aún se recupera de la brutal tortura que sufrió bajo custodia, que incluyó algunos de los terribles castigos físicos descritos anteriormente. Los dientes de Gao están flojos y rotos, muchos fueron destrozados o quitados por completo durante las torturas que le infligieron, y hasta alimentarse le es doloroso. Las autoridades chinas le han negado el acceso a un médico o dentista.
Desde el 2006 y hasta agosto del 2014 Gao pasó la mayor parte del tiempo en la cárcel o en las garras de las fuerzas de seguridad del Partido Comunista. En ese tiempo fue detenido en un búnker militar subterráneo donde fue torturado durante más de un mes. Más tarde, pasó años en confinamiento solitario alimentado cada día solamente con un bollo al vapor y un pedazo de col hervida; se sospecha que esta última experiencia fue la que originó su aparente colapso mental, del que sólo ahora parece estar recuperándose.
Geng He, conocida por su optimismo ante las torturas que sufre su esposo, dijo que Gao sigue teniendo “muy buen ánimo” y “mente ágil”.
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