En un sorprendente cambio en la narrativa pública, el máximo funcionario en el área del trasplante de órganos de China culpó al ex jefe de seguridad, Zhou Yongkang, por el uso de prisioneros como un banco vivo de órganos.
Los comentarios de Huang Jiefu, jefe de trasplantes de órganos en China, sirven para corroborar un crimen que ningún funcionario del Partido Comunista Chino ha admitido aún: el uso de prisioneros –no solo los condenados a muerte, sino también prisioneros de conciencia– como un banco vivo de órganos.
Zhou Yongkang fue recientemente arrestado como parte de la campaña anti-corrupción que lleva a cabo el cabecilla del PCCh, Xi Jinping, una campaña que tiene el objetivo poco disimulado de erradicar y arrestar a todos los leales al ex cabecilla Jiang Zemin. Los arrestados, incluyendo a Zhou, representan los máximos responsables dentro del régimen en llevar a cabo la persecución contra Falun Gong orquestada por Jiang.
Los investigadores han identificado a los practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong como el objetivo principal de la sustracción de órganos que comenzó en el año 2000 y continúa hasta hoy.
Decenas de miles de personas que practicaban Falun Gong y habían sido encarceladas por su creencia han sido ejecutadas por sus órganos, indican los investigadores. Lo más estremecedor es que aún estaban vivas cuando sus órganos fueron extirpados, porque así estos están más frescos para el trasplante.
Huang Jiefu, el jefe de trasplantes y ex vice ministro de salud, realizó estos comentarios durante una extensa entrevista con Phoenix TV, con sede en Hong Kong pero fuertes lazos con Beijing.
Narrativa heroica
En su narrativa sobre la heroica lucha que viene realizando junto a sus colegas para reformar el abusivo sistema de trasplantes de China, Huang dijo, “Cuando decidimos dejar de depender de prisioneros ejecutados para los trasplantes de órganos” fue “el periodo en el que más desamparados nos sentimos”.
“Usar órganos de prisioneros, este tipo de situación naturalmente implica todo tipo de problemas turbios y complicados. ¿Entiendes qué significan mis palabras?”, dijo, en clave, a la joven reportera que lo entrevistaba.
“Se volvió sucio, se volvió turbio e intrincado, se volvió algo extremadamente sensible, extremadamente complicado, básicamente una zona prohibida”, continuó.
Todo esto se debió a la siniestra influencia del jefe de seguridad, Zhou, según Huang. Pero con el apoyo de la nueva cúpula del régimen, con su firme campaña anti-corrupción, tanto él como sus colegas pudieron llevar adelante las reformas, dijo.
‘Gran tigre’
Cuando se le preguntó qué ‘gran tigre’, o funcionario poderoso, era el mayor obstáculo, Huang respondió rápidamente: “Está muy claro. Todos saben quién es el gran tigre. Zhou Yongkang es el gran tigre; Zhou era nuestro secretario político y legal, originalmente un miembro del Comité Permanente del Politburó. Todos saben esto. […] Entonces, con respecto a de dónde provenían los órganos de prisioneros, ¿no es muy evidente?”
Agregó que el ex secretario general Hu Jintao y el ex primer ministro Wen Jiabao también habían apoyado las reformas, y que el actual secretario general Xi Jinping y el primer ministro Li Keqiang también.
Huang declaró que China está en medio –o así parece– de un intento de reformar su dependencia de prisioneros para sus necesidades de trasplantes de órganos. Si tales reformas están realmente ocurriendo es algo que todavía se debate entre los expertos.
Pero en un intento por atar cabos sueltos, se dice que sólo se culpará a funcionarios como Zhou, el ex poderoso jefe de seguridad. Zhou realmente presidió un temible aparato de vigilancia y represión, y fue en parte bajo su supervisión que ocurrieron abusos con trasplantes de órganos de prisioneros.
Recolector militar
También estaba el Gen. Xi Caihou, un alto oficial militar destituido que recientemente también fue señalado como el supervisor de los abusos de los trasplantes de órganos dentro del Ejército. Xi permitió a sus oficiales realizar una forma de extirpación semi-cadavérica, en la que los prisioneros no son realmente asesinados antes de que se les remuevan sus órganos vitales. En estos casos, los órganos son mejores para trasplantes porque cada minuto que pasa desde la muerte degrada la calidad del mismo.
Casualmente, el señalamiento de Xu Caihou en la TV de Hong Kong como el responsable de la sustracción de órganos –por parte de un ex cirujano militar de Beijing – precedió al anuncio de su muerte por pocos días. Y el momento mismo de su muerte llamó la atención, ya que sucedió justo un año después de haber sido arrestado por cargos de sobornos.
Ambos funcionarios eran leales a Jiang Zemin, el ex cabecilla del Partido que inició la persecución a Falun Gong y que, de acuerdo con un grupo de investigación, dio la orden de sustraer los órganos a los practicantes.
Xi Jinping, jefe del Partido Comunista desde fines de 2012, ha puesto mucho esfuerzo en estos dos años para purgar la influencia de Jiang y sus secuaces del aparato del Partido, incluyendo a Zhou y Xu Caihou.
‘Constantes mentiras’
No está claro si las recientes declaraciones sobre Zhou y Xu sobre sus roles en la sustracción de órganos son parte de esta campaña o si tienen el objetivo de que el régimen mismo no sea culpado del asesinato masivo de creyentes religiosos en caso de que la historia completa sobre la persecución a Falun Gong se haga pública.
Los comentarios de Huang “muestran lo politizado que está Huang Jiefu”, dijo David Matas, co-autor de un informe sobre la sustracción de órganos de practicantes de Falun Gong. “Él dice lo que cree que puede decir en el actual contexto político. No nos está diciendo hechos concretos, sino lo que la situación política permite”.
Su colega David Kilgour, con quien co-escribió el informe “Cosecha Sangrienta”, dijo que Huang es un gran mentiroso y no puede dársele ningún crédito, excepto para repetir lo que el PCCh le dice: “Huang Jiefu nunca admitió que los órganos provienen de Falun Gong. Él solo dice que son prisioneros. Ha estado mintiendo constantemente sobre este asunto, simulando que las víctimas de Falun Gong no son la fuente de los órganos”, dijo Kilgour.
No hay dudas de que Zhou, como jefe del aparato de seguridad, ha jugado un rol –probablemente principal– en el asesinato de los practicantes de Falun Gong por sus órganos. Pero si la sustracción de órganos comenzó en 2000, como indica la evidencia, esto ocurrió antes de que Zhou fuera nombrado jefe de seguridad.
¿Reforma? ¿En serio?
Otro elemento confuso sobre las recientes declaraciones es su intención general: Huang Jiefu dijo nuevamente estar ayudando a construir un sistema que nunca utilice órganos de prisioneros de ningún tipo. Sólo los ciudadanos que donen voluntariamente sus órganos serán incluidos en el sistema computarizado oficial de distribución, que se supone asegurará que quienes más necesiten un órgano puedan obtenerlo, según él.
“Se volvió sucio, se volvió turbio e intrincado, se volvió algo extremadamente sensible, extremadamente complicado, básicamente una zona prohibida”, dijo
Sin embargo, hace pocos meses Huang redefinió, en varias entrevistas, el significado de una donación voluntaria por parte de un ciudadano, reclasificando a los prisioneros como “ciudadanos” que tienen el derecho a donar sus órganos. “No estoy diciendo que estamos en contra de las donaciones de condenados a muerte. […] Si un prisionero condenado a muerte realmente recupera su conciencia, entonces no necesariamente se lo descartará”, dijo Huang en una entrevista con Phoenix TV.
China Daily, la publicación oficial en inglés del régimen chino, también dejó en claro en diciembre del año pasado que “los prisioneros todavía son candidatos calificados para donar”, citando a Huang Jiefu.
Dos públicos
Este juego de palabras –la reclasificación de prisioneros como ciudadanos, cuando los ciudadanos tienen permitido donar– parece todavía estar activo.
Ethan Gutmann, que escribió un libro sobre la sustracción de órganos de Falun Gong, comparó estas últimas jugadas con las de Joseph Stalin. “Para el Partido, para los médicos que necesitan saber, Huang Jiefu da una entrevista que es poco probable que se difunda en el extranjero, y dice: No se preocupen. Ahora los prisioneros van a hacer donaciones voluntarias”, escribió Gutmann en un email.
Y continuó: “Y luego, para complacer a la opinión pública occidental, Huang Jiefu dice que no se utilizan órganos de prisioneros para nada. Pero es muy apresurado. Ni siquiera es una buena mentira, es casi una falta de respeto. Solo aquellos en Occidente que realmente quieren ser engañados aceptarán semejante gato por liebre”.
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