En 1940 el estadounidense Theodore Morde se internó en la impenetrable selva de Honduras y aseguró a su regreso haber encontrado la “Ciudad Perdida del Dios Mono”, nombre dado por los indígenas donde habían grandes esculturas de simios.
Ahora arqueólogos internacionales confirmaron que una expedición realizada en febrero de 2015 encontró una civilización perdida en la selva de Mosquitia (Honduras), a la que mantienen en secreto para evitar los saqueos.
El reportero y fotógrafo de National Geographic que estuvo en la expedición, explicó el 2 de marzo que ellos “examinaron y registraron amplias plazas, movimientos de tierra, montículos y una pirámide de tierra que pertenece a una cultura que floreció hace mil años, y luego desapareció. El equipo, que regresó desde el sitio el pasado miércoles, también descubrió notables esculturas de piedra que permanecieron intactas desde que la ciudad fue abandonada”, según National Geographic.
Los investigadores documentaron los artefactos que descubrieron, pero los dejaron en su lugar, afirmando que el ejército aseguraría el área, afirmó el 5 de marzo Juan Carlos Fernández Díaz, de la Universidad de Houston, quien fue parte de la expedición, y que también estuvo en una anterior realizada en 2012.
Ramesh Shrestha, director del equipo del Centro Nacional de Cartografía Laser Airborne (NCALM)de la Universidad, explicó que no había caminos en la zona, que se encuentra en medio de una selva impenetrable, por lo que tardaron en llegar dos años luego de los hallazgos anteriores, informó la Universidad de Houston.
En este segundo viaje señaló que llevaron equipos de radar portátiles para identificar con mayor precisión los artefactos descubiertos.
Al describir su experiencia, afirmó que el descubrimiento le dejó a él y los demás miembros de la expedición “más preguntas que respuestas”.
“No sabemos quienes eran o como vivían, cuales son los alimentos que producían o consumían y cómo murieron”. Estimaciones iniciales revelan que vivieron probablemente entre los años 500 y 1500.
Junto a José Luis Fernández, en el grupo participaron arqueólogos estadounidenses y hondureños, un antropólogo, un equipo de cine documental, fuerzas militares hondureñas y un equipo de seguridad británico que exploró una parte del territorio asignado previamente, agregó la academia.
La cartografía realizada en 2012 con un sistema de detección de luz LIDAR, divulgada en mayo de 2013, les permitió «ver» a través de la densa foresta una serie de construcciones, pirámides y plazas. En esa oportunidad la Universidad de Houston comunicó que con esa cartografía habían descubierto más de lo que esperaban, ya que solo buscaban una ciudad, la “Ciudad del Rey Mono” de Morde o la “Ciudad Blanca”, esta última mencionada previamente por Hernán Cortez en una carta al rey Carlos V, según registros históricos.
Con el radar en 2012, Fernández dijo que identificaron evidencias de dos ciudades principales y varios asentamientos más pequeños, que no pertenecen a la ciudad mitológica sino a extensos rastros de una civilización antigua de la que los científicos han sido conscientes hace décadas, pero que aún no han sido capaces de identificar por completo”, informó la Universidad de Houston el 5 de marzo.
En 1940 Morde fue contratado para dirigir una expedición para el Museo Indio Americano, para seguir los rumores surgidos en dos expediciones previas de Stuart Murray, sobre una ciudad perdida, la que los lugareños indígenas de la región identificaban como la “Ciudad del Rey Mono”.
Para respaldar su hallazgo volvió con artefactos como cuchillas, flauta, esculturas esculpidas y utensilios, según reportó en esa oportunidad New York Times.
El lugar tendría elevados muros y un dios mono esculpido. Si bien Morde dijo que no se encontró el templo, explicó que los lugareños hablaban que sus antepasados, entre ellos los chorotegas, lo habían visto.
En cambio la Ciudad Blanca de la carta que envió el español Hernán Cortés en 1526 al Rey Carlos V, explicaba que tenía más tesoros que los de México y de igual tamaño.
Muchas han sido las expediciones a la selva, en busca de tesoros. El cartógrafo hondureño Francisco Macoto Ruiz de 87 años aseguró que en una expedición de 1969, la cual dirigió, también encontró la evidencia de civilizaciones perdidas en la selva de Mosquitia, y la documentó, según una entrevista al medio La Tribuna el 7 de marzo.
Sillas de piedra, pirámides, una estela de dos hombres arrodillados y un Sol son parte de lo que describió y que estaba visible.
Explicó que «toda esa zona está cubierta de ruinas, no se sabía dónde está la propia Ciudad Blanca, pero entre Colón, Gracias a Dios y Olancho, hubo poblaciones que existieron hace miles de años. Eso allí está, nosotros lo constatamos».
«Nosotros hallamos la mera Ciudad Blanca y eso informamos a nuestro jefe porque ese era el sentido de la exploración. Yo traía todo apuntado y así lo informé. Creo que nosotros hallamos una parte».
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