Después del la gran llamarada solar del 6 de septiembre, la más fuerte de la década y del último ciclo, algunos se preguntaron qué está sucediendo y por qué tantas alertas del clima espacial sobre un posible peligro para la Tierra.
El Sol está pasando un período en que se dirige a su Mínimo Solar, pronosticado para el 2019 a 2020, en que cada vez demostrará menos manchas solares y menos llamaradas. En este escenario explotó lanzando al espacio partículas de plasma ionizado, cargado de electricidad.
La NASA reconoció días después que “que aunque el Sol se dirija hacia un punto bajo de actividad solar, las fuertes erupciones como ésta ( del 6 de septiembre) son infrecuentes pero normales”.
“Esta es una fase en que estas erupciones en el sol son cada vez más raras, pero la historia ha demostrado que pueden ser intensas”, aclaró.
En la siguiente curva se representan en puntos los eventos de tormenta solar ocurridos en el último y anterior ciclo solar. Se puede comparar que el actual ciclo solar es más débil que el anterior.
La siguiente curva muestra todos los ciclos solares representados de acuerdo al número de manchas solares. Hay total correspondencia entre el número de manchas solares y la mayor actividad solar. Se puede observar que cada 100 años la actividad baja: esto ocurrió en el 700, en el 800 y en el 900. Ahora se repite en el 2000. Sin embargo entre el 600 y 700, la disminución fue aún más extrema.
Se pronostica que este y los próximos ciclos solares serán de muy baja actividad. Algunos han pronosticado que se repetiría el evento de fines de los 600 a 700. De cualquier manera, aún con la más baja actividad solar a futuro, seguirán ocurriendo explosiones y llamaradas y tormentas geomagnéticas en la Tierra, «infrecuentes pero normales».
Cuando ocurrieron las tormentas solares del 6, 8 y 10 de septiembre, la Administración Oceanográfica y Atmosférica (NOAA) de EE.UU. anunció que por la llegada de partículas ionizadas del Sol, cargadas electricamente y viajando a toda velocidad, su choque con la Tierra podría producir dos días después una Tormenta Geomagnética Grave para la Tierra, de nivel G4, en la escala de 1 a 5, sin embargo nuestra planeta la esquivó y solo registró una perturbación moderada, es decir de nivel G2 y en algunos momentos G3.
Con un anuncio de tormenta G4 era lógico preocuparse. Se suponía que gran cantidad de partículas chocarían con la Tierra.
Cuando ocurre una tormenta geomagnética de nivel Grave (G4) los sistemas eléctricos pueden registrar fallas generalizadas en la Tierra, sobre todo en latitudes más cercanas a los polos.
“Se pueden presentar problemas generalizados de control de voltaje y algunos sistemas de protección disparan por error alarmas y otros procesos en la red”, señala el equipo de NOAA.
Las operaciones de las naves espaciales pueden experimentar problemas de seguimiento, y pueden ser necesarias correcciones para problemas de orientación.
Además las comunicaciones de radio HF fallan, la navegación por satélite puede ser degradada durante horas, así como la navegación de radio de baja frecuencia es interrumpida.
Afortunadamente nada de ello ocurrió. El escudo magnético de la Tierra protegió eficientemente al planeta.
Sin embargo algunas observaciones curiosas se han hecho en relación a las llamaradas solares de estos días, aunque no todas de carácter científico:
1) Había 2 manchas solares frente a la Tierra el 4 de septiembre, una de ellas, la AR2674 había llegado a ser de tamaño gigantesco con actividad magnética tal como para producir llamaradas moderadas y fuertes, sin embargo no lo hizo, y fue la otra, la AR2673, más pequeña, la que protagonizó la serie de tormentas:
- Una moderada (M) de nivel 1 de la escala 1 a 9, el 4 de septiembre seguida de numerosas llamaradas.
- Dos tormentas fuertes(X), el 6 de septiembre, una en la escala X2 y otra en la escala X9.
- Una tormenta moderada M7 y otra fuerte X1, el 7 de septiembre.
- Una tormenta moderada M8 el 8 de septiembre.
- Una tormenta fuerte X8 el 10 de septiembre.
El capítulo se cerró cuando la mancha solar se escondió tras la cara no visible del Sol, en su rotación habitual que tarda en total 25 días en dar la vuelta.
2) El huracán Irma alcanzó categoría 4 y luego 5 con vientos sobre 280 km/h el 4 de septiembre. Se mantuvo activo hasta el 10 de septiembre en que bajó a categoría 2.
3) La mayor tormenta solar coincidió con la Luna Llena del 6 de septiembre, en posición más cercana a la Tierra que en lunas llenas anteriores. Las próximas lunas llenas seguirán siendo más cercanas a la Tierra.
No hay ninguna prueba científica que relacione la Luna llena con la actividad del Sol, en cambio si del Sol sobre la Luna, y esta sobre la Tierra, con una estimulación en las capas tectónicas activas, con eventuales mayores probabilidades de terremotos durante las mareas altas de la luna llena y Luna Nueva.
La anterior actividad solar frente a la Tierra incluyó las tormentas moderadas del 14 y 9 de julio. La Luna Llena anterior fue el día 7 de julio. También se registró una llamarada el 23 de julio por la cara opuesta del Sol. dos días después de la Luna Nueva del 21 de agosto y el Gran Eclipse Solar Total.
Un terremoto de más de 8 grados en la escala Richter se registró el 8 de septiembre en México, en concordancia al período de la Luna llena, cuya influencia se estima dura 6 días.
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