Era ese tipo de relato que aparece constantemente online en China, la mayoría de las veces imposible de verificar o de decir nada más al respecto, aparte de exclamar: “Oh wow, eso sí que está mal”.
Pero en particular, esta publicación que apareció en febrero en Internet, una revelación de 5.000 palabras sobre la sustracción de órganos a prisioneros realizada por un ex guardia de prisión, atrajo lentamente la atención de un número creciente de usuarios de Internet. Con perturbadores detalles, hace un boceto de la cadena interconectada de ganancias, corrupción y violencia que impulsa a la industria de sustracción de órganos en las prisiones chinas.
Y señaló nombres: a la persona que lo publicó se le identificó como Liu Shuo, ex director de la prisión Sihui en la ciudad de Zhaoqing, provincia de Guangdong, al sur de China; y también fue señalado el individuo con la mayor parte de las acusaciones enunciadas: el subdirector de la prisión llamado Luo Zubiao.
Los detalles en la historia, y la reacción online obtenida, llegaron a un punto tal que la Oficina Administrativa de Prisiones de Guangdong se vio obligada a salir en su propio sitio web y “descartar” la estremecedora acusación, (la que para muchos incrédulos ciudadanos chinos, era toda la confirmación que necesitaban).
Y se da la circunstancia de que la identidad de los protagonistas principales de la historia, son al menos algo verificables: un refugiado chino en el extranjero conoció personalmente al hombre que parece haber hecho la publicación, lo que fue documentado por investigadores de derechos humanos en el extranjero, y también que el otro individuo, el objetivo de las acusaciones, sí existe.
Liu, el ex guardia de prisión que supuestamente escribió la publicación, declara que la razón para hacer las revelaciones es que ahora se encuentra paralizado, después de que Luo Zubiao, a quien él acusa de asesinar a prisioneros por ganancias, le diera una severa paliza.
Cifras de seis números por un corazón
“El principal problema con los trasplantes de órganos no es un asunto técnico, sino de dónde obtener órganos”, escribió Liu. “En 2000, Luo Zubiao, el Subdirector de la Prisión Sihui, se enteró de la ganancia masiva que podría hacer en el mercado negro de órganos humanos”.
Según el informe de Liu, los riñones se vendían en 350.000 yuan (cerca de 56.410 dólares), un corazón por encima de 960.000 dólares, un hígado por más de 560.000 y una córnea por cerca de 22.000 dólares. (Las cifras para el corazón y el hígado son considerablemente más elevadas que lo se ha informado normalmente, y es posible que la publicación original realizada tuviera un error de transcripción). Entre 2001 y 2006, la cantidad anual de muertes en la Prisión Sihui, incluyendo aquellos que murieron por causas naturales, eran de cifras de entre cuatro y seis dígitos, dijo Liu. Agregó que estaba personalmente consciente de la sustracción a 16 personas, quienes fueron todos asesinados por sus órganos.
El foco: los pobres y sin educación
Al llegar, todos los prisioneros pasan por un chequeo de salud, un procedimiento estándar en las prisiones del mundo, pero es un proceso que también fue utilizado para identificar a los posibles candidatos a sustracción de órganos, escribió Liu.
El guardia de prisión, Chen Weiquan, era la primera persona en conocer los resultados de estos exámenes de salud. Entonces, sin despertar ninguna sospecha, identificaba silenciosamente cuál prisionero sería más tarde asesinado por sus órganos: debían ser sanos y también sin educación; pobres, de una zona remota y que no recibieran visitas.
Esos prisioneros, identificados como candidatos a sustracciones, eran entonces trasladados e secciones de la prisión donde Luo tenía el control total, sin contacto con el mundo exterior.
Un viejo conocido
Se da la circunstancia de que Huang Kui, ex preso de conciencia chino que ahora vive en Estados Unidos, pasó tres años, entre 2002 y 2005, en la prisión Sihui. Él conoció a Liu Shuo, el director de la prisión. (Huang Kui fue autor de un artículo para La Gran Época).
Huang es practicante de Falun Gong, una práctica espiritual perseguida en China desde 1999. Dijo estar estremecido con el relato online, en especial por haber sido también perseguido por los hombres mencionados en el relato.
“Liu Shuo era un guardia de prisión en la cárcel en la que estuve encerrado”, dijo Huang a Nueva Dinastía Tang TV. “Recuerdo que Liu no era una persona recta, pero tampoco diría que era malo”.
Ni La Gran Época ni Huang Kui han podido confirmar que fue Liu Shuo quien realmente escribió el relato, y no fue posible contactarlo directamente. Sin embargo, quien sea que lo haya escrito sabía muy bien los detalles al interior de la prisión Sihui, como episodios específicos y nombres de personas.
“Por ejemplo, la historia sobre el alcalde Feng Guofei del 2 de enero 2005, sobre cómo abusó a otro prisionero, Fu Yanhua, dañando su páncreas. Conozco esto muy bien, porque estuve encerrado en la misma cárcel de distrito donde esto sucedió”, dijo Huang.
Por otra parte, las actividades de Luo Zubiao le habían dado ya una reputación entre los investigadores de derechos humanos fuera de China. El grupo de investigación sin fines de lucro- Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong- ya había mencionado a Luo por sus actividades en la persecución a esta disciplina.
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