La ciencia ha puesto en el punto de mira al ibuprofeno y otros antiinflamatorios no esteroideos, abreviados como AINE. Preocupa, desde hace tiempo, el riesgo cardiovascular asociado a este tipo de medicamentos, muy utilizados por su capacidad para aliviar dolores de cabeza y musculares o tratar la inflamación.
Un nuevo estudio, publicado en la revista British Medical Journal, apunta que la administración de estos fármacos se asocia a un mayor riesgo de sufrir un infarto desde la primera semana de uso.
No es la primera vez que la comunidad científica avisa sobre el riesgo cardiovascular que presentan el ibuprofeno y otros medicamentos similares. Manuales de referencia como el libro Ibuprofen: Pharmacology, Therapeutics and Side Effects, publicado por K.D. Rainsford en Springer, ya alertaba sobre los potenciales eventos adversos de los antiinflamatorios no esteroideos.
Otro estudio anterior en la revista British Medical Journal también asociaba la administración de los antiinflamatorios con un mayor riesgo de sufrir un infarto cardíaco.
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Mayor riesgo de infarto de miocardio
“La relación entre AINEs y aumento del riesgo cardiovascular en todas sus manifestaciones está claramente establecida”, explica a Hipertextual Vicente Baos, médico de familia y experto de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios (AEMPS).
El nuevo trabajo publicado en BMJ sostiene que la administración de antiinflamatorios como el ibuprofeno incrementa el riesgo de sufrir un infarto agudo de miocardio tan solo una semana después de empezar a tomar los fármacos analizados (celecoxib, ibuprofeno, diclofenaco, naproxeno y rofecoxib, que ya no se comercializa).
El equipo liderado por Michèle Bally, del University of Montreal Hospital Research Center (CRCHUM), realizó una revisión sistemática de estudios relevantes que incluían bases de datos de pacientes de Canadá, Finlandia y Reino Unido.
Los investigadores evaluaron una cohorte de 446.763 individuos, de los que 61.460 habían sufrido un infarto agudo de miocardio. El metaanálisis muestra una asociación entre la administración diaria de antiinflamatorios y un mayor riesgo cardiovascular, aunque no halla una relación causal.
Hasta la fecha, según Baos, “la dosis total diaria y el tiempo de uso eran las variables determinantes para asociar un mayor riesgo con estos medicamentos”, algo que también sucede en este estudio.
“Lo que ocurre es que no hay ‘período de gracia’, es decir, no hay ninguna dosis y ningún tiempo mínimo de uso que no se relacione con el incremento del riesgo”, señala por correo el médico. Baos explica que “cualquier dosis” de antiinflamatorio aumenta la probabilidad de padecer un problema cardiovascular.
El trabajo, sin embargo, apunta que el riesgo no sube a mayor tiempo de administración de los antiinflamatorios, que suele ser habitualmente hasta de una semana, con la excepción de ancianos o pacientes de riesgo, donde puede extenderse su uso hasta un mes. El experto de la AEMS se muestra sorprendido por otra de las conclusiones del trabajo en British Medical Journal, que recoge pocas diferencias entre los distintos tipos de antiinflamatorios.
Hasta la fecha, el diclofenaco era el medicamento con un riesgo más alto, tanto que hasta se llegó a valorar su retirada. El fármaco que sí fue retirado del mercado fue el rofecoxib, tras una decisión de la Agencia Española del Medicamento en 2004, precisamente por sus riesgos cardiovasculares.
Vicente Baos comenta a Hipertextual que los antiinflamatorios que presentaban un menor riesgo eran el naproxeno y el ibuprofeno a dosis bajas, junto a celecoxib, aunque este trabajo parece apuntar justo lo contrario. Unos riesgos que traen de cabeza a los médicos para tratar el dolor, ya que el paracetamol parece poco eficaz según los últimos estudios y los opiáceos presentan riesgo de dependencia, efectos adversos y abuso.
Cómo tratar el dolor
“El abordaje del dolor debe ser individualizado y acorde a la patología y a la persona”, apunta Baos. El médico resalta la necesidad de hacer un balance de beneficio-riesgo, ya que es importante tener cuidado cuanto mayor sea la edad del individuo y mayor sea el riesgo, sin condenar a los pacientes a no ser tratados.
Sin embargo, el especialista dice que hay que tomar las medidas oportunas para cada patología, no solo dar medicación. “Un paciente con artrosis avanzada necesita analgesia continuada”, comenta Baos, que también incide que la fisioterapia “es muy útil y evita el uso de analgésicos habituales” en otros casos, aunque estos servicios, sin embargo, cuentan con “listas de espera eternas” en la sanidad pública española.
El médico de familia explica a Hipertextual que cuanto mayor sea el riesgo cardiovascular del paciente, mayor cuidado se debe tener con la administración de antiinflamatorios no esteroideos. El balance entre los beneficios de los medicamentos y sus riesgos, como pusieron de manifiesto la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios o la Agencia Europea del Medicamento, sigue siendo positivo para los fármacos como el ibuprofeno.
Trabajos como el publicado ahora por British Medical Journal vuelven a recordar la importancia de realizar dicho balance en todas las decisiones médicas, compartiéndolo con los pacientes, y analizar caso a caso su administración. La mayor parte de las veces es suficiente con tomar ibuprofeno de 400 mg, olvidándose de la dosis a 600 mg, que suele ser la habitual.
El riesgo cero de los antiinflamatorios, al igual que sucede con otros medicamentos, no existe. Todos los fármacos pueden ocasionar eventos adversos, que son evaluados por las administraciones antes de ser autorizados y durante su comercialización, ponderando los efectos beneficiosos frente a sus potenciales riesgos.
“No es lo mismo dar un ibuprofeno a una adolescente con la menstruación o con un esguince que a un paciente que ha sufrido un infarto o es diabético e hipertenso”, explica Baos.
De ahí que los profesionales sanitarios deban individualizar los tratamientos y valorar si el paciente precisa un AINE u otro tipo de analgesia o medida ortopédica y, en cualquier caso, aplicar la menor dosis eficaz durante el menor tiempo posible para alcanzar el objetivo terapéutico deseado.
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