El negativo impacto económico del cambio climático en los países latinoamericanos y especialmente caribeños será uno de los temas centrales de la asamblea anual del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), que se inicia la próxima semana en Bahamas.
Durante la asamblea anual, que se desarrollará en Nassau del 6 al 10 de abril, los gobernadores de BID discutirán una resolución para aumentar la financiación para el periodo 2016-2020 de proyectos relacionados con el cambio climático.
El BID también celebrará una sesión titulada «Capital natural, cambio climático y el futuro de las ciudades costeras» que Michele Lemay, especialista en Recursos Naturales del BID, califica como una «llamada de atención» para que la región entienda mejor las grandes dificultades económicas y sociales a las que se enfrenta.
El pasado mes de octubre, el BID anunció que su objetivo era duplicar el volumen de financiación relacionada con el cambio climático para 2020 y pasar del 14 % que destinó en el periodo 2012-2014 a entre el 25 y el 30 %.
Amal-Lee Amin, jefa de la División de Cambio Climático y Sostenibilidad del Banco Interamericano de Desarrollo, explicó en una entrevista con Efe la importancia que el BID está otorgando al impacto del cambio climático en las economías regionales, hasta el punto de que el aumento de la financiación es «central» para el banco.
Según las evaluaciones realizadas, para 2050 el aumento del nivel del mar, el incremento de las temperaturas o el cambio de los ritmos de precipitaciones restará al año a los países de Latinoamérica y el Caribe entre un 2 y un 4 % de su producto interior bruto (PIB).
«Tenemos que facilitar la financiación, pero probablemente más importante ahora es que el BID proporcione experticia y apoyo adicional a Gobiernos que están empezando a concentrarse en la implementación del acuerdo de París. Ese es un papel muy importante para nosotros», declaró Amin.
Amin se refiere al acuerdo para la lucha contra el cambio climático aprobado en la capital francesa en diciembre de 2015 y que reduce las emisiones de dióxido de carbono de cada país a partir de 2020.
«Ahora los países de Latinoamérica y el Caribe tienen compromisos nacionales y están empezando a concentrarse en la implementación del acuerdo, así como el apoyo técnico y financiación necesarios», añadió.
Los países isleños del Caribe, así como de Centroamérica y otras áreas de Latinoamérica, son especialmente vulnerables a los efectos del cambio climático y su impacto negativo en las economías nacionales.
Lemay destacó las consecuencias que solo el previsto incremento del nivel del mar tendrá para la región.
«Estudios de la ONU indican que la elevación del nivel del mar en un metro supondrá que el 30 % de los aeropuertos en la región y el 20 % de los principales centros turísticos desaparecerán. En el caso de Bahamas, se inundaría un 80 % de la nación. Esa es la llamada de atención», dijo Lemay.
A la sesión sobre capital natural asistirán los ministros de Finanzas de Latinoamérica y el Caribe, que para Lemay son la principal audiencia a la que es necesario despertar ante los desafíos económicos que supone el cambio climático.
«Nuestro principal objetivo es cambiar la perspectiva de los ministros de Finanzas y estamos observando ya ese cambio. Es pequeño pero, se está produciendo en el sector público», declaró.
Con respecto al sector privado, Lemay señaló que grandes empresas turísticas del Caribe «ya están invirtiendo en restauración de arrecifes de coral (una de las medidas para mitigar el cambio climático), obviamente para proteger sus inversiones de centenares de millones de dólares».
«Lo que queremos es que entiendan el verdadero valor del capital natural e incorporar ese elemento en los cálculos del PIB, que todavía no considera la riqueza del capital natural», añadió.
El BID «está pasando por un proceso de aumento de nuestra capacidad para apoyar los países en estos temas que son en muchos casos muy urgentes. Para que hagan sus economías más resistentes al impacto del cambio climático», remarcó, por su parte, Amin.
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