Cada vez que desaparece una especie, el equilibrio ecológico del planeta sufre y el hombre nuevamente tiene que experimentar esa triste realidad.
En el Golfo de California norte y delta del río Colorado, en un lugar llamado San Felipe, vive la Phocoena Sinus, más conocida como vaquita marina. Esta especie de la familia Delphinidae y de la orden Cetácea, está en peligro de extinción a causa de la pesca a través de redes.
En el año 1996 la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN), consideró a la vaquita “fuertemente amenazada y en riesgo de extinguirse”, informó la Universidad Autónoma de México (UNAM) y el Colegio de Ciencias y Humanidades Vallejo. “El problema de estas redes es que atrapan todo a su paso incluyendo flora y fauna marina”.
Para salvaguardar al cetáceo más pequeño del mundo, algunas entidades adelantan medidas concienzudas a fin de poner freno al cese de esta delicada situación y así evitar otra tragedia ecológica, como la del Delfín Rosado de China, extinto luego de 20 millones de años de existencia.
La dulzura de su rostro invita a querer consentirla, protegerla y ¡salvarla! Sólo viven 97 especies en la actualidad. El Comité Internacional para la Recuperación de la Vaquita Marina llevó a cabo la expedición “Vaquita 2015” con el apoyo, entre otros, del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático, y de la Comisión Nacional de Áreas Protegidas para el Conocimiento y uso de la Biodiversidad. El fin fue hacer investigaciones de monitoreo acústico que indicaron “una fuerte disminución en el número de vaquitas, lo que advirtió al gobierno de México para tomar acciones sin precedentes y salvar esta especie de la extinción”.
De momento y desde el año 2015 fueron prohibidas por un término de 2 años el uso de redes agalleras en la zona pesquera, que compete el rango de desplazamiento y hábitat de dicha especie. Cabe anotar que en el año 2008 se había realizado un crucero previo, donde el objetivo principal fue desarrollar el sistema acústico de monitoreo.
La National Geographic narra que este singular pez apareció hacia 1958; en ese entonces se creía que existían muchas más, pero fue muy lamentable encontrar la realidad acerca de su posible extinción. De no tomarse las medidas pertinentes, en 2018 probablemente habrá desaparecido.
«Es una gran decepción para todos, porque hemos trabajado mucho por revertir la situación», lamentó Lorenzo Rojas-Bracho, especialista en cetáceos de la Comisión de Áreas Naturales Protegidas de México. En este marco, el gobierno mexicano creó una comisión para la conservación de esta bella especie de Marsopa en 2012, cuando los científicos calcularon que su población apenas alcanzaba los 200 ejemplares.
El equipo de la National Geographic calcula que al día se extienden unos 700 kilómetros de redes legales durante la temporada de pesca (entre septiembre y junio), «y eso sin contar las ilegales» por lo que los expertos señalan que la única solución contundente que podría salvaguardar las Vaquitas, sería la de prohibir todo tipo de pesca con red, pero que de tomarse dicha medida, los pescadores serían perjudicados.
Anabel Espinoza, quien nació y está radicada en San Felipe, Baja California aseguró que la mayoría mayoría de las personas en esa ciudad pertenece a una familia vinculada a la pesca y el mar. Su punto de vista único y analítico ayuda al equipo del Programa del Golfo de California a comprender el contexto en el cual se vive la pesca en el puerto. «Si bien es cierto que se habla de una compensación económica para los pescadores y la cadena productiva que también se verá afectada por esta estrategia, la economía del puerto de San Felipe absorberá un golpe fuerte, y del cual todavía no conocemos su magnitud», afirmó la especialista en el blog informative sobre conservación y extinción de especies Marine program.
Agregó que “algunos pescadores podrán participar en actividades de vigilancia, para las cuales el gobierno estará destinando poco más de $80 millones de pesos. Además, también está la posibilidad de seguir pescando siempre y cuando se utilicen artes de pesca alternativos, como las trampas y la línea (o piola comúnmente llamado)».
Ojalá las medidas adelantadas nos permitan contar con estas preciosas vaquitas marinas de “ojos delineados y bocas de pintalabios”, que tienen una cría al año y dan un aire de ternura a este hábitat marino. Es inspirador observar tantas manos trabajando por la causa principal: la vida.
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