Olvídate de las encuestas de gerentes de compras, que indican que la actividad industrial en China está en un punto absolutamente muerto. No es un 7 o 6 por ciento de crecimiento, es cero de crecimiento.
Ok, no nos olvidemos por completo de ellos. La encuesta oficial de gerentes de compras en la industria manufacturera para agosto se redujo desde 50 a 49,7, lo que indica recesión. Otra encuesta representativa realizada por Caixin bajó a 47,3, el nivel más bajo desde 2009 o en la grave gran recesión.
Sin embargo, los informes realmente interesantes sobre China salieron de Corea el martes, 1 de septiembre. El centro neurálgico del sudeste asiático reportó un colapso total en la actividad comercial. Las exportaciones en agosto cayeron un 14,7 por ciento en comparación con el año anterior y las importaciones se redujeron un 18,3 por ciento.
El país aún registra un saldo comercial positivo de 4,3 mil millones de dólares, pero esta cifra se está reduciendo rápidamente, no muy sorprendente dado la caída en el volumen del comercio.
Dado que una cuarta parte de las exportaciones coreanas van a China, la cifra es representativa de la desaceleración de la economía china. Las exportaciones a China se redujeron un 8,8 por ciento durante el año, a pesar de un aumento del 12 por ciento en el yuan chino en el mismo período. La moneda más fuerte hizo las importaciones más baratas y debió estimular la demanda de productos coreanos, pero no fue así.
Así que aun cuando la balanza comercial de China se contrae, la caída global de la actividad (tanto las importaciones como las exportaciones que declinan) está causando estragos entre sus socios comerciales que están acostumbrados al envío de grandes cantidades de materias primas (Brasil, Australia, Canadá) o equipos (Corea, Alemania, Japón) a China, la cual utiliza estos insumos para exportar una gran cantidad de bienes de consumo al resto del mundo.
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