El Partido Comunista Chino ha intentado atacar a Shen Yun Performing Arts, la principal compañía china de danza y música clásica, desde que esta fue creada. Dirigida por chinos que viven en el extranjero, Shen Yun, con sede en Nueva York, permanece firmemente independiente del régimen chino y viaja por todo el mundo, actuando en alrededor de 20 países y 100 ciudades. Se cree que las tácticas utilizadas para tratar de que la compañía cierre incluyen cortes de neumáticos, amenazas a los teatros e interferencia diplomática.
Ahora, los medios de comunicación occidentales están siendo presionados con esto.
Los lectores de la edición impresa del 17 de enero en The Wall Street Journal recibieron un material adicional producido por China Daily, un medio estatal conocido por llevar la línea ideológica del Partido Comunista Chino. Las páginas de este material están marcadas como «publicidad pagada» en el encabezado. The Age, un periódico de tamaño grande en Australia, tuvo un contenido similar el 13 de enero.
Los lectores que pasaron a la página dos del suplemento habrían encontrado un comentario sobre Shen Yun. Shen Yun afirma en su sitio web que su misión es usar el lenguaje de la música y la danza para «revivir» la cultura china de inspiración divina, contando las historias de la China antigua y moderna que la encarnan.
Sin embargo, los lectores del suplemento en The Wall Street Journal no fueron informados de la misión de la compañía. En cambio, en un tono provocativo, el artículo atacó a Shen Yun porque sus bailarines practican Falun Gong, una disciplina espiritual tradicional china.
De manera similar a la propaganda en China, el artículo asume que sólo el Partido Comunista Chino entiende lo que realmente es la cultura china auténtica. El artículo termina comentando y «llamando… a boicotear el show, lo cual vale la pena»
Teniendo en cuenta que Shen Yun está actualmente en su gira mundial anual, el artículo probablemente tenía la intención de cambiar a los potenciales espectadores de Shen Yun para que no fueran al show, denunciándola como un vehículo oculto de Falun Gong, además de calumniar a ésta en el proceso.
Se cree que las autoridades chinas han empleado una serie de otras tácticas menos respetables para lograr el mismo fin. Leeshai Lemish, un maestro de ceremonias con Shen Yun, mantiene un registro continuo de los incidentes que incluyen cortes a los neumáticos de los vehículos de Shen Yun, llamadas extrañas a los teatros, cartas de representantes diplomáticos chinos que hacen amenazas veladas para que los representantes elegidos no asistan al espectáculo, y otras más.
Falun Gong, o Falun Dafa, es una disciplina espiritual tradicional china que implica ejercicios físicos y enseñanzas basadas en los principios de verdad, compasión y tolerancia. Después de que la práctica se extendió rápidamente por China de boca en boca durante siete años, el régimen chino comenzó violentamente a perseguir a los practicantes de Falun Gong en 1999; la campaña de persecución ha estado acompañada de propaganda que incita al odio, y esto a veces llega a occidente.
Si eso era lo que realmente pretendía el «China Daily» con Shen Yun, equivale a un torpe intento de propaganda.
Shen Yun declara en su sitio web oficial que la compañía «fue establecida por practicantes de Falun Dafa en 2006». Los libros oficiales del programa de Shen Yun indican ciertos actos o historias que representan la persecución del régimen chino contra Falun Gong. Las asociaciones regionales de Falun Dafa suelen ser presentadoras de Shen Yun en los diferentes lugares, y son identificadas como tales en los materiales promocionales de Shen Yun.
La afirmación de que Shen Yun «demoniza al gobierno chino» intenta convertir al abusador en víctima. El programa actual de Shen Yun incluye por ejemplo la historia representada de persecución y resistencia inteligente de los monjes budistas por parte de elementos del Partido Comunista, o de practicantes de Falun Gong que defienden pacíficamente su fe. Todas las historias son sacadas de las verdaderas campañas políticas que han tenido lugar en China. Se podría decir con mayor credibilidad que el régimen chino se ha demonizado a sí mismo, al cometer violencia contra sus propios ciudadanos pacíficos.
Los innumerables horrores asociados con la Revolución Cultural, otras campañas políticas y la persecución a los practicantes de Falun Gong son realidades bien establecidas. Y las historias en la danza de Shen Yun son mucho más sobre el valor y el heroísmo de personas con bases espirituales superando dificultades increíbles a causa de las propias patologías violentas del Partido Comunista.
La afirmación del régimen chino de ser el árbitro de lo que es genuina cultura tradicional china o lo que califica como una «blasfemia que se disfraza de arte» (el título del artículo del comentario) es extraño para decir lo menos, y muy irónico. Mao Zedong, el revolucionario fundador y líder del Partido, supervisó una campaña de diez años en la Revolución Cultural (1966-1976) con el único propósito de destruir la cultura tradicional de China y promover el comunismo ateo.
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El pedido a boicotear a Shen Yun mencionado en el artículo sólo ha sido emitido directamente desde el propio régimen chino. Y a veces tienen un efecto opuesto al que se pretendía, como cuando los políticos de los países occidentales, que reciben una carta del consulado chino que condena a Shen Yun, entonces esto hace que se interesen en ver el show por sí mismos para ver cuál es el alboroto o donde está el problema.
La Gran Época ha hecho una cobertura especial de las reacciones del público a las actuaciones de Shen Yun desde el comienzo de la compañía en 2006 y ha informado regularmente sobre los intentos por parte del régimen de dañar a la compañía (y esos intentos son a menudo fracasos previsibles).
Tal vez la cuestión más importante no es que el China Daily esté publicando cruda propaganda del Partido Comunista, sino que el Wall Street Journal se sienta cómodo transmitiendo ese material. Aunque el periódico provee una cláusula descargando responsabilidad de que el material en cuestión «no involucró a las noticias o departamentos editoriales», la publicación no puede ser absuelta de responsabilidad por lo que imprime.
En respuesta a una solicitud de comentarios, la portavoz del Wall Street Journal, Colleen Schwartz, escribió: «El periódico ha publicado secciones publicitarias especiales y otros anuncios tradicionales de ser cuidadosos con China, los cuales están claramente etiquetados como tales. La organización noticiosa del periódico no está involucrada».
¿No debería la gerencia editorial del venerable periódico financiero tener cuidado de llevar material que busca perpetuar la marginación, la exclusión y el odio contra un grupo vulnerable que es perseguido violentamente en China hasta nuestros días?
El Partido Comunista Chino hará todo lo posible para continuar sus campañas de persecución más allá de sus fronteras. Corresponde a los medios de comunicación libres de occidente adoptar una postura de principios, incluso si eso significa menos ingresos publicitarios, acerca de permitir o no tal propaganda desnuda en sus propias páginas.
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