Es cierto que la pobreza en Chile no es la misma que en décadas pasadas y podríamos decir sin temor a equivocarnos que más que erradicarla, ha evolucionado bajo parámetros diferentes en realidades y necesidades distintas a las del pasado. Uno de los puntos más redundantes de nuestra pobreza en la actualidad, es su fuerte desigualdad social, con una tremenda falta de oportunidades.
Una herramienta eficaz para la reducción de la pobreza se proyectaría de forma más eficiente con un Estado que fuera más proporcional y soberano en temas productivos en su forma de proveer bienes y servicios y aliado incondicional del medio ambiente, integrado a un modelo de desarrollo sustentable, que no produjera la escasez de los recursos existentes.
Es indudable que el modelo extractivista de nuestra economía, depende totalmente de la explotación intensiva de los recursos naturales, sin contar con la capacidad de darle ningún valor agregado a lo extraído, de un proceso que debe modificarse y orientarse hacia un modelo optimizado, que le otorgue valor agregado a nuestros recursos.
El diseño de las actividades de desarrollo y de generación de ingresos dirigidos a aliviar la pobreza, necesitan relacionarse mejor con el medio ambiente y de una forma más armónica y balanceada, para que pueda proveer y sostener los medios de vida de las comunidades en forma sustentable y proyección de futuro. Los beneficios del formato de desarrollo que usamos actualmente, son de muy corta duración y con el tiempo van agravando aún más la situación ambiental del territorio nacional, sin aliviar la pobreza y creando zonas territoriales de sacrificio social que son indignos para nuestros compatriotas.
La planificación del modelo de desarrollo, debe tener la capacidad de tomar en cuenta los servicios ambientales, considerándolos profesionalmente en el ciclo del desarrollo, al hacer el uso directo de los ambientes naturales, involucrando a las comunidades como parte integral de los procesos, con vínculos entrelazados entre el medio ambiente y las comunidades, para aliviar la pobreza y con el tiempo erradicarla
El agotamiento sistemático de los recursos naturales que hemos desarrollado en nuestro querido Chile por medio del modelo extractivista, sumado el cambio climático y el desenfrenado crecimiento urbano de las últimas décadas, (invadiendo extensiones rurales con un mal uso del territorio) determinan la urgencia de realizar un cambio radical en los objetivos estratégicos de crecimiento y desarrollo.
De acuerdo con nuestra realidad social, seria altamente eficiente potenciar una gobernabilidad más democrática y participativa y menos paternalista a la hora de tomar decisiones, con la capacidad de proyectar la igualdad de oportunidades, desarrollando una economía ecoeficiente, con un vínculo más fuerte entre crecimiento y desarrollo y superar la degradación ambiental y la pobreza que se genera en los territorios intervenidos en todas sus facetas.
El diseño de las actividades de desarrollo y de generación de ingresos dirigidos a aliviar la pobreza, necesitan relacionarse mejor con el medio ambiente y de una forma más armónica y balanceada
La degradación del medio ambiente se ha transformado en el gran problema de Chile en la actualidad, con diferentes matices según la realidad socio-económica y las características propias de los diferentes territorios regionales; desarrollando una degradación inimaginable, que ha venido deteriorando la calidad de vida de una gran cantidad de comunidades, que ven sus procesos de desarrollo truncados, afectando muchas veces la salud de muchos de sus componentes.
El desarrollo científico y tecnológico a pesar de haber logrado una gran significación para el mejoramiento de la calidad de vida en sociedad, no ha tenido la capacidad de influir positivamente sobre el medio ambiente en Chile, de un proceso que nos ha permitido dominar la naturaleza para satisfacer nuestras necesidades más elementales, pero a la vez ha propiciado un desequilibrio de tal magnitud en la territorialidad, que ha empezado a afectar la funcionalidad del país, al poner los intereses económicos por sobre las consideraciones sociales y ambientales de largo alcance, sin considerar los diferentes problemas de base que acarrea el modelo extractivista del uso territorial.
En Chile el deterioro medioambiental ha puesto en riesgo la viabilidad y la vitalidad de la proyección de desarrollo, que hasta hace muy poco considerábamos generosa. Si seguimos consumiendo naturaleza de manera tan desproporcionada, superando las tasas de renovación que debemos mantener para la sustentabilidad de los procesos de vida natural, provocaremos en corto tiempo una degradación tan excesiva y redundante del medio ambiente, que con el tiempo será una problemática imposible de revertir y con grandes condicionantes para las actuales y futuras generaciones.
La importancia de la protección del medio ambiente se hace redundante en todos sus aspectos en la realidad actual. Si analizamos con detención las repercusiones que el calentamiento global ha producido en nuestro entorno ecológico regional, nos obliga queramos o no, a tener que reconsiderar la relación que tenemos con el medio ambiente y enfrentar la crisis con una estrategia que por sobre todas las cosas sea ecológica y perseverante.
En la actualidad si queremos proyección de futuro, es imprescindible dotar a los municipios las facultades jurídicas que sean necesarias, que les permita exigir el uso responsable de los recursos naturales en sus territorios y la obtención de presupuestos, que les permitan combatir el mal uso del medio ambiente. Esta comprobado sociológicamente, que la mejor herramienta en contra de la pobreza y el subdesarrollo, esta en el uso eficiente de los recursos naturales. Por eso la necesidad de crear programas y proyectos alternativos, que introduzca a los productores rurales en la participación de la conservación del medio ambiente como medio de vida.
La visión sustentable del uso de los recursos naturales, se ha transformado en una necesidad de sobrevivencia de cualquier país que se prece a si mismo, que debe formularse con criterios ecológicos, sociales, culturales e históricos, respetando por sobre todas las cosas la diversidad ambiental, promoviendo la capacitación de los productores agropecuarios, forestales, pesqueros, acuícolas, turismo y servicios en general en el fundamento ecológico.
Es para mejorar las condiciones de vida a partir del uso racional de los recursos naturales y del aprendizaje de la Eco-tecnología, en la producción y comercialización de productos y servicios, que son el conjunto de técnicas aplicadas, que garantizan el a uso del medio ambiente de manera limpia y sustentable, por medio de las ciencias que integran los campos de estudio de la ecología y la tecnología como un todo, usando los principios de la permacultura.
Formato diseñado para la creación de asentamientos humanos sanos ecológicamente, viables económicamente, para satisfacer las necesidades a largo plazo sin contaminar y destruir el entorno territorial.
Perfil del autor. Andrés Gillmore, es sociólogo de la Universidad Nacional de Brasilia UNB en Brasil; es empresario turístico y consultor en proyectos de desarrollo sustentable relacionados con Aysén.
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