El mayor fabricante de chips de China supuestamente quiere comprar a un fabricante estadounidense muy importante de chips, Micron Technology, en lo que sería la mayor adquisición china de una empresa estadounidense en la historia.
La compra es todavía sólo un rumor, y probablemente nunca se efectúe debido a la compleja historia que Estados Unidos tiene en la búsqueda de graves problemas de seguridad en los chips de computadora que son fabricados en china.
La empresa china es la estatal Tsinghua Unigroup. Una fuente no identificada le dijo al New York Times que la compañía preparó 23 mil millones de dólares para comprar Micron Technology con sede en Idaho. Al presente la compra más grande de una empresa de Estados Unidos por una empresa estatal china fue en 2013, cuando Shuanghui International Holdings de China compró Smithfield Foods por 4,7 mil millones de dólares.
Daniel Francisco, gerente experimentado en comunicaciones de Micron Technology, no quiso hacer comentarios, diciendo en un correo electrónico que «Micron no hace comentarios sobre rumores o especulaciones». Según el sitio web de noticias de tecnología ZDNet, la gerencia de Micron Technology, dijo que no ha recibido una oferta de Tsinghua Unigroup.
Hay una situación de mucho tiempo, es una silenciosa controversia por el papel de China en el mercado estadounidense sobre chip de computadora y solo con esto, lo más probable es que incluso si Micron Technology acordara la venta, el gobierno de Estados Unidos intervendría.
Dándole seguridad a la cadena de suministro
Chips de computadoras infectadas procedentes de China han aportado su cuota de problemas. En mayo de 2012, el Comité de Servicios Armados de la Casa del Senado publicó un informe diciendo que la electrónica falsificada procedente de China fue encontrada en vehículos militares, que incluyeron un avión de vigilancia de la Marina.
«China es el principal país fuente de piezas electrónicas falsificadas que están infiltrando la cadena de suministros de defensa», según el informe.
Y si bien el problema se deriva de la falsificación ilegal por empresas chinas, el régimen chino no parece interesado en hacer nada al respecto. El informe declaró: «El régimen chino fracasó en tomar medidas para detener las operaciones de falsificación que se llevan a cabo abiertamente en ese país».
En el momento, el senador Carl Levin resaltó la gravedad de la cuestión. Él dijo que había una avalancha de piezas falsificadas, mayormente de China», y dijo que es un problema que «pone en peligro la seguridad nacional, la seguridad de nuestras tropas, y los empleos en Estados Unidos».
El Partido Comunista Chino (PCCh) tiene una clara motivación para querer al fabricante estadounidense de chips. Está actualmente presionando por fabricación de tecnología doméstica y la tecnología extranjera está ahora prohibida en los oficios del gobierno chino, el cual incluye una porción masiva del mercado debido a su estructura comunista de empresas de propiedad estatal.
Funcionarios estadounidenses vieron este cambio viniendo. Un informe del congreso en noviembre del 2013 declaró: «Las industrias como la informática y equipos industriales toman primeras posiciones» en el empuje del PCCh por construir una industria de alta tecnología. Declaró que junto a este empuje el régimen chino podría empezar a mostrar más interés en la tecnología de Estados Unidos.
Hubo un empujón para asegurar la cadena de suministro de Estados Unidos, con el fin de prevenir las amenazas de seguridad nacional de la electrónica china buscando su manera de entrar en los equipos militares y del gobierno estadounidense. Una ley en el 2014 del presupuesto federal de Estados Unidos apuntaba a solucionar este problema.
La nueva ley requiere que toda la tecnología adquirida por agencias del gobierno federal debe pasar por un proceso de aprobación que chequea riesgos de ciberespionaje o sabotaje.
Lo más importante, la nueva ley obliga a los funcionarios a mirar en la cadena de suministro de tecnología, y prohíbe cualquier cosa con un riesgo a la seguridad cibernética. Afirma que esto incluye cualquier cosa «que pueda ser de propiedad, dirigido o subsidiado por la República Popular de China».
Con esta sola ley, es dudoso que el gobierno de Estados Unidos permitiera que una empresa estatal china compre Micron Technology, que es un proveedor clave para chips de computadora.
Intereses que se debilitan
El PCCh no estuvo contento con la nueva ley. El mismo día que el presupuesto federal se firmó el 17 de enero del 2014, el Ministerio de Comercio de China emitió un comunicado diciendo que la ley «tendría un efecto negativo en las empresas chinas», y perjudicaría los «intereses» de las empresas estadounidenses.
Sin embargo, como están las cosas ahora, las empresas estadounidenses tendrían poco que perder si el gobierno de Estados Unidos fuera a intervenir y bloquear la rumoreada venta de Micron Technology.
El PCCh recientemente aprobó una «ley de seguridad nacional» que extiende el poder del partido gobernante a casi todas las facetas de la sociedad china. Se incluye una nueva regla de que todas las infraestructuras de la red y sistemas de información en China necesitan ser «seguras y controlables».
De acuerdo con Estados Unidos, las nuevas normas de la Comisión de Revisión Económica y de Seguridad china, «requerirían que cualquier empresa que opera en China entregue al gobierno sus claves de código informático y cifrado, así como proporcionar una entrada con puerta trasera en las redes de computadoras comerciales».
En otras palabras, las empresas estadounidenses tendrían dos opciones: entregar las llaves de sus productos y permitir que el PCCh espíe a sus usuarios, o salir de China.
La nueva ley es parte de un cóctel de leyes similares que el PCCh está desplegando. Una «ley de seguridad cibernética» que aprobó el 8 de julio da un mayor control del PCCh sobre las industrias de Internet y la tecnología, al tiempo que les da a las empresas nacionales chinas una ventaja sobre las compañías extranjeras.
Parte de la ley en seguridad cibernética hará que las empresas de tecnología extranjera entreguen sus especificaciones de diseño al régimen chino. Debido a las partes de la ley diseñada para localizar a creyentes religiosos y activistas políticos, como La Gran Época informó, las empresas que se quedan en China es probable también que sean escrutinadas por accionistas interesados y agentes públicos por participar en programas que violan los derechos humanos.
Entre las nuevas leyes que aún se esperan en China está una que coloca a las organizaciones no gubernamentales extranjeras bajo el mando del Ministerio de Seguridad Pública del PCCh, y una «ley antiterrorista» que profundizará los programas de espionaje del PCCh en la electrónica.
Frente a un entorno en China que se está volviendo cada vez más hostil a las empresas de tecnología de Estados Unidos, junto con el hecho de permitir al PCCh de que compre una empresa estadounidense que suministra piezas clave para computadoras y equipos electrónicos estadounidenses, las posibilidades de que la venta de Micron Technology se efectúe son significativamente escasas.
Y por último, pero no menos importante, hay una larga y extraña historia de la electrónica China que se ha encontrado con amenazas de seguridad instaladas a nivel de fábrica.
Incidentes en una extensa lista que van desde teléfonos móviles Xiaomi infectados que pueden espiar a los usuarios, a tarjetas de memoria SanDisk y Kingston de mercado gris y el incidente del 2014 cuando escáneres de mano vendidos por una empresa china se encontraron con infecciones destinados a espiar al transporte de envío industrial mundial.
Hubo una declaración poco informada, de Greg Schaffer el 8 de julio del 2011, que trabajó en la oficina de seguridad cibernética del Departamento de Seguridad Nacional. Mientras que testificaba ante el Congreso, se le preguntó si había algún riesgo de tener electrónicos fabricados en el extranjero.
Schaffer dijo que sabía de casos en los que la electrónica fabricada en otros países fue infectada a nivel de fábrica, declarando «Creemos que hay un riesgo significativo en el área de la cadena de suministro».
Él dijo: «Este es uno de los retos más complicados y difíciles que tenemos».
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