La transición de liderazgo en el régimen chino es un asunto complicado. Los líderes del partido que no se alinean con el clan clave de revolucionarios fundadores y los mayores, primeros en el partido comunista (personas con importancia sobredimensionada), son pronto remplazados. Los líderes con personalidades más débiles o sin pedigrí son subyugados.
Xi, Jinping, luego de batallar durante su mandato contra arraigados intereses políticos, parece estar casi por convertirse en jefe del partido.
Cuando los más de 300 funcionarios chinos se reúnan en un lugar secreto en Beijing, del 24 al 27 de octubre, se espera que Xi apruebe regulaciones que gobiernen la conducta de los líderes máximos, una movida que con el tiempo hará rendirse a la facción política que encabeza el ex cabecilla del partido, Jiang Zemin.
La fachada prolija de la administración de años recientes, es engañosa. Antes de que Xi Jinping sea nombrado Secretario General, un desertor chino le contó a funcionarios estadounidenses sobre una seria lucha por el liderazgo del partido, según un reportero de seguridad nacional estadounidense con buenas conexiones. En un discurso de 2015, Xi pareció referirse a un intento de golpe cuando acusó a los funcionarios de elite purgados de formar «bandos y camarillas» para «destrozar y dividir» al partido.
Si Xi se sintiera realmente confiado y con seguridad, podría también asumir el manto del «centro» del partido, o «hexin» en chino, un gesto simbólico que apunta a correr al partido del previo líder «central», Jiang.
Sin movimientos falsos
A finales de julio, Xi Jinping anunció que el «asunto principal de gobernar el partido estrictamente» será tratado en el 6to Plenario. Los cuadros de elite en el Comité Central, el Politburó y el Comité Permanente del Politburó, tendrán que «normalizar su vida política», decía la declaración del portavoz del partido, Xinhua. Dos regulaciones anteriores sobre la disciplina partidaria, una redactada en los tiempos de Deng Xiaoping y la otra bajo el liderazgo de Hu Jintao, serán también revisadas en el plenario.
La advertencia anticipada de Xi es inusual debido a que la agenda de los plenarios del partido se fija típicamente unos 10 a 14 días antes que comience. Xi parece haber usado los tres meses anteriores al 6to Plenario para montar una gran ofensiva, en la manera de los códigos del partido, contra Jiang Zemin y sus aliados claves en el poderoso Comité Permanente del Politburó: Zhang Gaoli, Zhang Dejiang (sin parentesco con Zhang Gaoli) y Liu Yunshan.
El primero en ser puesto bajo aviso, fue el vice premier chino Zhang Gaoli. A mediados de septiembre, el secretario del partido actuante de Tianjin, Huang Xingguo y el vice alcalde Yin Hailin fueron purgados. Debido a que ambos debían sus puestos a Zhang cuando fue jefe de Tianjin, una investigación sobre sus malas acciones podría implicar a sus patrones políticos.
Pero el más afectado de la ofensiva de Xi es Zhang Dejiang, el jefe de la legislatura servil del régimen y el funcionario chino máximo que controla la semi autónoma Hong Kong.
Septiembre fue el mes testigo del despido masivo de legisladores en la provincia del noreste, Liaoning. Fue por la compra de votos, una clara mancha sobre Zhang. Semanas más tarde, el periódico pro-Beijing de Hong Kong, Sing Pao Daily, lanzó un ataque sostenido a Zhang, usando comentarios e historietas muy críticas en su portada. La inusual audacia del Sing Pao y el hecho de que una publicación oficial de la agencia anticorrupción del régimen citara al periódico en un informe, ha hecho creer a observadores, que Sing Pao tenía la bendición del bando de Xi.
Cuando el Global Times, una publicación nacionalista de China continental publicó una severa crítica del Sing Pao (que invocaba este periódico como una burla intencional), Sing Pao respondió arrastrando a la batalla al jefe de propaganda Liu Yunshan. El periódico de Hong Kong afirma que Liu estaba detrás del artículo del Global Times y agregó que él y Zhang Dejiang podían hacer lío en Hong Kong y escapar las consecuencias porque estaban bajo el «paraguas» de Jiang Zemin.
Los comentarios del Sing Pao parecen haber explicitado e incluso hecho oficial, las líneas de alianzas que conducen a Jiang, alianzas con las que se ha identificado por largo tiempo a ese periódico.
Jiang Zemin, el mismo titiritero, ha sido también señalado.
En una nota publicada recientemente, los investigadores internos del partido criticaron fuertemente la Oficina 610, una organización del tipo Gestapo que Jiang fundó para dirigir la persecución a Falun Gong, una práctica tradicional de meditación china. Los investigadores también insinuaron la naturaleza ilegal de la oficina y acusaron al liderazgo de no ser capaz de discernir los vientos políticos; el liderazgo de Xi Jinping ha enviado señales durante los años de que está cambiando su posición sobre el asunto de Falun Gong.
El ataque de Xi a Jiang Zemin y a sus tres aliados en el Comité Permanente del Politburó parece señalar que no hay falsos movimientos antes de su coronación como supremo del partido.
‘Centro’ del partido
En las últimas semanas han aparecido en China continental mensajes de aliento a Xi, pidiéndole que asuma el rol de líder «central», el estado supremo dado sólo a Mao Zedong, Deng Xiaoping y Jiang Zemin.
Si se busca en la historia y en la retórica del partido, el teórico Fan Dezhi enfatizaba la importancia de tener un líder «central» para evitar la «desintegración» y permitir al partido unirse en «varias clases de lucha». El artículo de Fan del 9 de octubre en Guangming Daily fue reproducido por otro medio portavoz.
Nueve días más tarde, un artículo en el Foro del Pueblo, una filial del estatal Diario del Pueblo, dijo que un 98,7% de las más de 15.000 personas encuestadas, pedían por «líder central».
El Dr. Li Tianxiao, un comentador político de la televisora neoyorquina New Tang Dynasty Television (NTD), dice que las acciones que ha tomado Xi Jinping en las últimas semanas sugieren que se siente confiado como para tomar el manto del «centro» del partido en el 6to Plenario.
En ese escenario, Li agrega que las «revisiones» a las regulaciones disciplinarias al partido que serán discutidas y aprobadas en el plenario podrían girar en torno a cambiar donde dice que los cuadros necesitan prestar atención al «liderazgo colectivo» del partido por el de «líder central».
El concepto de «liderazgo colectivo» fue establecido hace largo tiempo por Jiang Zemin para controlar a su sucesor, Hu Jintao. Antes de irse, Jiang agregó dos miembros a los siete del Comité Permanente del Politburó, asociados con sus leales y apretó a Hu con tanta eficacia que no podía hacer que sus órdenes pasaran las oficinas centrales del liderazgo en Zhongnanhai, según notan observadores chinos.
Li dice que luego de centralizar el poder en sí mismo, Xi se puede ahora enfocar en tener «consenso» en hacer a Jiang responsable de los males del régimen.
Primero como cabecilla del partido, luego como figura de padrino, Jiang Zemin alimentó una cultura de corrupción que enriqueció mucho a los cuadros del partido y a sus familias. Al mismo tiempo ensanchaba la desigualdad en la sociedad. Se cree que Jiang Mianheng, el hijo mayor de Jiang Zemin, se convirtió en magnate de las telecomunicaciones estatales aprovechándose de su parentesco.
También, en una reciente serie de documentales coproducidos por la agencia anticorrupción y la televisora estatal China Central Television, los secuaces purgados de Jiang confesaron en televisión vivir como príncipes, a la vez que los investigadores describían cómo necesitaron de semanas para confiscar toda la riqueza mal habida.
Aún más, Jiang fue el que dirigió uno de los peores casos de violación a los derechos humanos en la China moderna al perseguir a los practicantes de Falun Gong. Si el liderazgo de Xi Jinping está de hecho apartándose de la campaña de Jiang, podría desviar la culpa entera de la persecución al nonagenario miembro del partido.
Con los 376 miembros del Comité Central agrupándose con Xi, el 6to Plenario podría convertirse, en palabras del Dr. Li Tianxiao, en una «excelente plataforma» para ir tras Jiang.
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