«Volver a la disciplina: el impacto dispar refleja una realidad dispar», Heather MacDonald aplaude el rechazo, de la Comisión Federal de Seguridad Escolar, «al análisis de impacto dispar». Ella escribe:
«El análisis de impacto dispar sostiene, que si una norma de neutralidad racial afecta negativamente a los negros e hispanos en mayor medida, que a los blancos y asiáticos, es discriminatoria. Está prohibido notar las diferencias de comportamiento que conducen a esos efectos dispares. En el área de la disciplina escolar, el análisis de impacto de desigual resulta en la conclusión de que las reglas racialmente neutrales deben, sin embargo, contener parcialidad, ya que los estudiantes negros a nivel nacional son suspendidos en casi tres veces la tasa de estudiantes blancos. En 2014, la administración Obama se basó en esta metodología para anunciar que las escuelas que suspendían o expulsaban a los estudiantes negros a tasas más altas que los estudiantes blancos violaban las leyes contra la discriminación».
Heather da evidencia, que demuestra por qué esta política aumentó la violencia y la mala disciplina en el aula. Ante posibles acusaciones de discriminación, si expulsaban a un número desproporcionado de estudiantes negros, independientemente de sus delitos, los administradores debían permitir en las escuelas a los alborotadores y a los miembros de las pandillas en las aulas. Una vez que se dieron cuenta de que la escuela no los castigaría por su mala conducta, estos delincuentes propagaron el desorden, incluyendo ataques físicos a maestros y compañeros de clase.
Tal permisividad solo alentó un comportamiento aberrante que es evidente, incluso para los expertos, pero aparentemente no para algunos funcionarios escolares y gubernamentales. Cuando mantuvieron la política, la disciplina en el aula en muchas escuelas se hundió, las escuelas sufrieron las consecuencias.
En la nota de Heather están incluidas las verdaderas razones de la delincuencia juvenil y la agresividad, tanto dentro como fuera de la escuela, la desintegración de las familias y los padres ausentes.
Alrededor del 33 por ciento de los niños estadounidenses viven en hogares monoparentales.
Entre los afroamericanos, aproximadamente el 72 por ciento de los niños viven con un solo padre, la mayoría de las veces con la madre. La desintegración familiar, afirma Heather, es la «causa de la delincuencia y el desorden urbanos».
Sin embargo, como ocurre a menudo, buscamos soluciones en el gobierno, en lugar de llegar a la raíz del problema. Muchos estadounidenses, liberales y progresistas, incluso un gran número de conservadores, acuden al gobierno en busca de ayuda cuando hay problemas con nuestros jóvenes. Cada vez que estas personas hacen acuden al gobierno federal, no solo permiten que ese gobierno tome el lugar de la familia tradicional, sino que también entregan más poder a una entidad que es incompetente y codiciosa de control.
Muchos expertos entienden la destrucción de nuestra cultura y sociedad a través de la pérdida de la familia. Lo que nos lleva a la pregunta, de Heather en la nota: ¿Por qué nuestros políticos y otros no comienzan una campaña para «revalorizar a los padres y a los hombres»?
Una campaña de este tipo costaría poco dinero, pero podría traer grandes beneficios en casi todos los sectores de nuestra sociedad. Piensa en lo que podría suceder si los líderes locales, los ejecutivos de negocios, los pastores, los maestros, los medios de comunicación, Hollywood, los miembros del Congreso y el propio presidente hicieran un esfuerzo, cada vez que se presentara la oportunidad, para destacar la importancia de la familia en su totalidad. Piensa en lo que podría suceder si iniciáramos un diálogo nacional serio sobre la importancia de la paternidad.
Piensa en lo que podría pasar si dejáramos de lado nuestro desprecio actual a los hombres y a la virilidad, nuestras agresiones a través de la ley, a la cultura del matrimonio y los despreciativos ataques, principalmente a las tradiciones familiares de parte de extremistas de muchas de nuestras universidades y en su lugar, promoviéramos a la familia, a las madres, a los padres y a los niños.
Tal programa podría disminuir los batallones de reclusos en nuestras prisiones, disminuir los problemas de disciplina en nuestras escuelas, incrementaría las capacidades de nuestros estudiantes y reduciría el dinero que se gasta en programas federales de asistencia social.
Tal vez lo más importante, al convertir una vez más a la familia en la piedra angular de la sociedad y al destacar la importancia de los hombres y de los padres en nuestra cultura, es posible que recuperemos nuestras libertades, libertades perdidas para el gobierno a medida que la familia se derrumba, una fractura pronosticada hace más de 50 años por Daniel Patrick Moynihan.
«La familia es la prueba de la libertad», escribió G.K. Chesterton, «porque la familia es lo único que el hombre libre hace para él mismo y por sí solo».
Revalorizar a padres y hombres. Revalorizar la idea de familia. Tal vez en el proceso, revalorizaremos a los Estados Unidos de América.
Esta publicación proviene de la nota: «El corazón de la materia: Familias y Paternidad», fue publicado originalmente en Intellectual Takeout por Jeff Minick. Es un escritor y profesor independiente que vive en Front Royal, Virginia.
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