Para su mercado bursátil, la última intervención del Banco Popular de China (BPC) fue muy pequeña y ocurrió muy tarde. Debido a que le banco decidió recortar las tasas después de que las operaciones se detuvieron el 25 de agosto en Shanghai, el mercado chino cayó otro 7,6 %, algo más que el objetivo de crecimiento del régimen chino.
Los mercados occidentales se alegraron de que alguien hiciera algo al respecto, y las acciones subieron en Europa y Estados Unidos. Sin embargo, la última reducción de las tasas de interés del BPC no tuvo nada que ver ni con la economía ni con la Bolsa de valores.
Si China hubiera querido salvar al mercado bursátil, habría recortado las tasas durante el fin de semana, que era lo que todos esperaban. En cuanto a la economía real, han habido cuatro recortes de tasas antes de este y ninguno logró mejorar mucho la situación como para generar alguna actividad económica real.
Entonces, ¿por qué bajar la tasa límite de préstamos y el porcentaje de activos que los bancos deben mantener como reservas en el banco central (índice de reservas requeridas)?
Nuevamente, todo se relaciona con la interacción yuan-dólar desde la devaluación del yuan a mediados de agosto.
China dejó caer su moneda porque algunas empresas necesitaban fondos de mercados internacionales que se manejan en dólares para pagar créditos comerciales, y el BPC en ese momento no podía suministrárselos. Además, especuladores internacionales y ahorristas nacionales han estado sacando el dinero del país como si no hubiera un mañana.
Todo esto presiona a la moneda, a la cual el BPC ha estado sosteniendo desde el año pasado con la venta de U$S 317.000 millones de su reserva de moneda extranjera de U$S 4 billones. Sin embargo, debido a la dinámica del balance del banco central, esto disminuye el tamaño de su balance y reduce la liquidez del sistema del yuan a nivel nacional.
Esta es la razón por la que el lunes el banco inyectó otros U$S 20.000 millones directamente en el sistema, para compensar los dólares que vendió la semana pasada. Nadie sabe cuántos dólares se vendieron durante agosto, ya que los datos se publican un mes después, pero las inyecciones de liquidez dan una estimación de U$S 100.000 millones.
Se supone que los recortes en las tasas alivian las duras condiciones de los préstamos interbancarios (la tasa para depósitos de una semana en yuanes subió un 22,9 % el martes) pero no ayudarán en nada a la economía real ni ampliarán los activos en el sistema bancario, porque los bancos tienen que dar préstamos para que continúen las tasas bajas. Con todo tipo de activos en plena caída, no es muy probable que ello ocurra.
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