La advertencia de Donald Trump al líder norcoreano Kim Jong Un en la que le prometió “fuego y furia”, causó alerta en todo el mundo, pero en el pasado, las amenazas no han disuadido a Corea del Norte de armarse de un arsenal nuclear.
La familia Kim ignoró anteriormente otras declaraciones duras de los ex presidentes estadounidenses George W. Bush y Barack Obama, y siguió adelante con sus pruebas de misiles balísticos y armas nucleares.
La reciente historia nuclear de Corea del Norte ha indicado que lo que finalmente determinará si Pyongyang sobrepasará los límites con su arriesgada política nuclear serán los desarrollos en las altas esferas de la política china, no las amenazas de Occidente.
Para entender mejor la escalada de amenazas nucleares en la Península Coreana, hay que prestar más atención a las acciones que tomará el mandatario chino Xi Jinping contra la facción política liderada por Jiang Zemin –ex jefe del Partido Comunista con fuertes lazos con la dictadura de Kim– en el periodo previo a un cónclave político importante que se realizará en China hacia fines de año.
La conexión Kim-Jiang
Desde que asumió su cargo en 2012, Xi ha estado intentando consolidar su control sobre el régimen chino y eliminar a la facción de Jiang, la cual ha dominado la política china durante casi dos décadas.
Durante la época de Jiang (1989-2012), China estuvo marcada por largos periodos de crecimiento económico, pero también por corrupción, cleptocracia y la brutal persecución a Falun Dafa –una de las principales comunidades espirituales de China– a comienzos de los 90.
Quizás uno de los aspectos más subestimados de la época de Jiang fueron las relaciones personales cercanas que Jiang formó con Pyongyang.
El difunto dictador norcoreano Kim Jong Il conoció a Jiang en Beijing en 2004, y ambos líderes comunistas fueron fotografiados en un abrazo fraternal. En 2010, el entonces zar de la seguridad y mano derecha de Jiang, Zhou Yongkang, pasó revista a las tropas en un desfile militar en Corea del Norte. Los tres integrantes de la facción de Jiang que actualmente forman parte del Comité Permanente del Politburó –Zhang Dejiang, Zhang Gaoli y Liu Yunshan– han realizado publicitados viajes diplomáticos a Corea del Norte, y dos de ellos incluso cursaron la universidad allí.
Jiang parece haber aprovechado sus relaciones personales con la familia Kim y el estatus tradicional del régimen chino como el “hermano mayor” de Corea del Norte para así influenciar a Pyongyang. De esta manera, puede hacer que las pruebas nucleares coincidan con momentos en que su facción está tratando de desviar la presión política de sus miembros en China o intentando evitar el escrutinio internacional sobre sus violaciones de derechos humanos.
De acuerdo con el experto en China, Don Tse, “Jiang Zemin ha utilizado las amenazas nucleares de Corea del Norte para distraer la atención de Estados Unidos sobre las violaciones de derechos humanos en China y además resistir los ataques políticos de facciones dentro del Partido Comunista Chino”.
En contraste con la facción de Jiang, Xi no ha recibido ni visitado al actual líder norcoreano Kim Jong Un, y en cambio se ha reunido varias veces con Park Geun-hye, la presidente surcoreana recientemente destituida. Funcionarios estadounidenses dicen que Xi “habló mal abiertamente”de Kim en la reunión que tuvo con Trump en abril, según el New York Times.
La disociación de Xi con el régimen de Kim y sus buenas relaciones con la administración Trump parecen explicar la voluntad del régimen chino de dejar de importar carbón de Corea del Norte –un pilar económico crucial del comercio chino-norcoreano– y apoyar la resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que disminuiría en un tercio los U$S 3000 millones de ganancias anuales por exportaciones de Corea del Norte.
Lucha de facciones y escalada nuclear
En preparación para consolidar por completo su control sobre el régimen chino durante el 19º Congreso Nacional del Partido Comunista Chino a realizarse este otoño, Xi realizó varias acciones importantes con el objetivo de debilitar la influencia de la facción de Jiang.
Luego de una serie de nombramientos políticos en la primera mitad de 2017, más de la mitad de los líderes y vices provinciales de China apoyan a Xi. Por contraste, al comienzo del mandato de Xi en 2012, los miembros de la facción de Jiang dominaban los niveles provinciales.
Luego, a fines de julio de este año, Xi expulsó a Sun Zhengcai, miembro del Politburó y el elegido de la facción de Jiang para ser el sucesor del líder chino. Días después, Xi promovió a 138 militares generales y realizó un gran desfile militar en un campo de entrenamiento sin la presencia de los veteranos del Partido –algo que apuntó a fortalecer su control sobre el ejército, antes dominado por Jiang, y a mostrarle a los funcionarios chinos quién es el jefe.
La facción de Jiang, que está cada vez más acorralada, podría intentar convencer a Kim Jong Un de aumentar las provocaciones nucleares para así avergonzar a Xi, que según algunos observadores tiene cierto control sobre Pyongyang. La creencia de que Xi podría dominar a Corea del Norte si así lo quisiera podría haber inspirado a Trump a hacer una jugada comercial contra el régimen chino mediante una investigación sobre el presunto robo de propiedad intelectual por parte de China.
Pero la investigación de Trump puede ser aprovechada por la facción de Jiang para unir contra Xi las voces en desacuerdo dentro del Partido –principalmente las elites del Partido y los funcionarios molestos por tener que vivir con menos ostentación debido a la campaña anti-corrupción.
A medida que en los próximos dos meses Xi siga tomando acción contra la facción de Jiang, es de esperarse que Corea del Norte recurra a más amenazas nucleares.
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