El alcance de los defectos de bebés que nacen de madres contagiadas por Zika va más allá de microcefalias y daños neurodegenerativos. Problemas en las articulaciones, deterioro de la visión, convulsiones, dificultad para alimentarse y llanto persistente, son otras de las consecuencias que parecen entrar en la lista. Por lo menos, esto revela uno de los últimos estudios realizados en Brasil que será presentado oficialmente la próxima semana en una de las más grandes conferencias de Teratología en Texas, Estados Unidos.
Después de estudiar 83 casos de bebés nacidos desde agosto de 2015 y cuyas madres, se cree, están contagiadas con Zika, los investigadores brasileros confirmaron una de las grandes sospechas que habían anunciado varios gremios médicos: los recién nacidos expuestos al virus cuando estaban en el vientre pueden padecer graves problemas de salud que sólo son identificables semanas o meses después de que han nacido. Esto sin contar con que el estudio sugiere – como ya se había confirmado- que la gravedad del problema puede variar dependiendo del trimestre en que se encontraban los bebés cuando sus madres se contagiaron.
Aunque llegar a saber cuántos bebés nacidos de mujeres infectadas durante el embarazo pueden llegar a desarrollar anomalías es imposible, según explica la revista Scientific American, los nuevos hallazgos si dan una luz de cuáles son los verdaderos obstáculos que podría sufrir el niño y su familia.
Para realizar el estudio los investigadores incluyeron familias de ocho estados de Brasil, la mayoría del noreste del país donde los efectos están más disparados, y analizaron 83 casos de madres que tenían síntomas del virus. Sin embargo, debido a que sólo diez de las madres fueron casos de Zika confirmados por laboratorio, la investigación aclara algún porcentaje de los defectos encontrados pueden deberse a factores externos, como contaminación ambiental o tóxica, o carga genética.
De los 83 bebés estudiados los investigadores encontraron que el 10% nacieron con limitaciones en las rodillas o en los codos tan pronunciadas que no las pueden extender a su máximo, mientras otro 43% no puede mover uno de los dedos del pie o de las manos. En cuanto a los otros efectos alternos, el estudio concluye que la mitad de los recién nacidos sufre de convulsiones y tuvo malos resultados en el examen de ojos protocolario.
“Estos resultados confirman los estudios previos que habíamos publicado sobre las consecuencias que tiene para los bebés exponerse al Zika mientras están en el útero”, aclaró Karin Nielsen-Saines, pediatra especialista en enfermedades infecciosas y coautor del estudio que fue publicado en el England Journal of Medicine, a la revista Scientific American.
Cuando las madres se contagian de Zika a finales del embarazo – advierte el estudio- los efectos, aunque menos graves, no dejan de existir: pueden tener retrasos en el desarrollo, como problemas para sentarse, así como convulsiones.
Sin embargo, los retos para resolver una gran mayoría de las incógnitas que sigue planteando este virus son muchos. ¿Influye en la salud del niño si la madre se contagió por picadura de mosquito o por transmisión sexual? ¿Qué otros efectos, además de los mencionados en el estudio, se pueden desarrollar? ¿Se podrán identificar estos problemas cuando el feto aún está en etapas tempranas?
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