A pesar de la represión, los abogados de derechos humanos chinos continúan tomando los casos más difíciles al defender a los practicantes de Falun Dafa.
En China, en julio de 2015, cientos de abogados de derechos humanos fueron reprimidos por medidas severas sin precedentes, y muchos de ellos siguen en prisión enfrentando torturas. No obstante, en 2017, numerosos abogados defendieron a cientos de practicantes de Falun Dafa ante la justicia.
Según las últimas estadísticas de Minghui.org, una plataforma online que documenta la persecución a Falun Dafa en China, desde comienzo de año hasta fines de octubre, los abogados chinos representaron a más de 350 practicantes de Falun Dafa ante los tribunales y defendieron su inocencia. Solo en octubre, los abogados representaron a 31 practicantes que iban a ser enjuiciados.
Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una antigua disciplina espiritual que consta de ejercicios meditativos y de las enseñanzas fundamentales de verdad, benevolencia y tolerancia. Desde su presentación al público en 1992, los practicantes compartieron con sus amigos y familia las mejoras en su salud física y el bienestar espiritual que habían experimentado, con lo que la práctica de propagó fácilmente en todas partes de China y en todos los ámbitos sociales.
En julio de 1999, el régimen chino, liderado por el líder del Partido Jiang Zemin, comenzó a temer la creciente popularidad de Falun Dafa -el estado había estimado que 70 millones personas habían comenzado la práctica en China, mientras que las cifras de los practicantes indicaban que había 100 millones – y lanzó una persecución a nivel nacional, arrojando a millones de practicantes de Falun Dafa a prisiones, centros de lavado de cerebro y campos de trabajo forzado, con el objetivo de obligarlos a abandonar su fe.
En defensa de un maestro
Defender a un practicante de Falun Dafa tal vez constituya el caso más difícil que un abogado chino puede tomar: algunos abogados han sido golpeados, detenidos e incluso sus licencias han sido revocadas.
Al tomar los casos de Falun Dafa, los abogados tienen una oportunidad de defender el estado de derecho en China apelando a las protecciones en la ley china para la libertad de creencia y de expresión. Dos casos de este año ilustran su enfoque.
Liang Jianjun, maestro por más de 20 años de la Escuela Secundaria de Ocupación de la Ciudad de Lechang en la provincia sureña china de Guangdong, fue secuestrado de su lugar de trabajo por oficiales de seguridad pública local y arrojado en un centro local de detención el 25 de mayo de 2017, así lo informó Minghui.org.
La Oficina 610 local, una fuerza policial secreta de tipo Gestapo establecida con el único propósito de ejecutar la persecución, trabajaba en secreto con la fiscalía local para acusar a Liang con una ley penal que prohíbe «sectas supersticiosas y sociedades secretas», ley que el régimen chino utiliza para legitimar la persecución a Falun Dafa. El 7 de noviembre, Liang fue defendido ante la corte de Lechang por un abogado de apellido Li y por otro abogado de apellido Zheng de Beijing.
Para defender a Liang, Zheng citó el Artículo 36 de la Constitución de China, que ‘garantiza’ a los ciudadanos la libertad de creencia religiosa.
Zheng también afirmó que el Artículo 251 del Código Penal estipula: «Cualquier funcionario de un órgano estatal que prive ilegalmente a un ciudadano de su libertad de creencia religiosa o viole las costumbres y hábitos de un grupo étnico, si las circunstancias son serias, será sentenciado a un término fijo de prisión de no más de dos años de detención criminal».
El juicio duró tres horas. Según la información más reciente en Minghui.org, Liang actualmente está en el Centro de Detención Sangongli en Lechang, esperando una sentencia que saldrá dentro de tres meses.
Una condena ilegal
Wang Yuhong, 54, exempleada del sector de electricidad de Beijing, comenzó a practicar Falun Dafa en 1996. Luego de julio de 1999, fue perseguida repetidamente, siendo incluso víctima de trabajo forzado y lavado de cerebro. Además la despidieron de su trabajo debido a su fe.
La persecución trajo tanto estrés y desesperación a su padre que este murió poco después de enterarse que Wang había sido detenida por la seguridad pública local en marzo de 2008.
El 13 de mayo de 2017, Wang fue nuevamente llevada por la fuerza a una estación de policía. Subsecuentemente la policía saqueó su hogar, se llevó cuatro computadoras, una impresora y varios libros de las enseñanzas de Falun Dafa, así lo informó Minghui.org. Wang fue enjuiciada el 2 de noviembre. Ella contrató a Wang Lei (sin relación familiar) como su abogada.
El día del juicio en un tribunal del Distrito Chaoyang de Beijing, Wang Lei argumentó que la policía la había arrestado ilegalmente al llevarse a Wang sin mostrarle identificación u orden de arresto. Además, la tal llamada evidencia incriminatoria -libros, computadoras y otros materiales sobre Falun Dafa- eran acusaciones sin fundamento dado que la libertad de expresión se encuentra garantizada en la constitución de China. La abogada argumentó que la libertad de expresión hace legal que se publiquen materiales de Falun Dafa y que Wang los posea.
No obstante, Wang fue sentenciada a un año y medio de prisión.
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