Este es el primero de una serie de artículos escritos por un equipo de investigación de La Gran Época que describe los cimientos de la civilización china y exponen la visión de mundo en la China tradicional. Estos artículos estudian el curso de la historia china, mostrando cómo figuras claves asistieron en la creación de una cultura inspirada en lo divino. A continuación el prefacio de la serie.
En tiempos antiguos, China denominó a su tierra “Shen Zhou” –la tierra de lo divino.
Las leyendas registran cómo el Creador estableció los Tres Reinos –cielo, tierra e inframundo- y dio vida a muchos seres dentro. Dioses dispusieron y ordenaron el ambiente para que los seres humanos sobrevivan y prosperen. Enseñaron a la humanidad la civilización y la cultivación, así como las reglas morales. Más tarde, diferentes dioses y Budas descendieron al mundo mortal por orden del Creador para difundir la Ley Buda y la cultura de la cultivación. A través de la auto-cultivación, los seres humanos se esforzarían en regresar a sus posiciones originales en los cielos.
El cielo y la tierra fueron creados por el dios Pan Gu, quien los dividió a partir de un caos primordial. Seguidamente, otros dioses crearon a la humanidad a semejanza de su propia imagen. En las leyendas chinas consta cómo la diosa Nü Wa creó a los humanos del barro utilizando su propia figura como modelo, mientras que la Biblia cuenta sobre la creación del hombre por Dios. Diferentes leyendas de diferentes culturas alrededor del mundo dejaron constancia de la creación de personas de todas las razas mientras dioses refinaban el mundo de los primeros tiempos.
Al comienzo, la naturaleza era salvaje y turbulenta. Fuertes vientos y truenos golpeaban la tierra, que no conocía ni la lluvia ni la nieve. Por eones, los dioses templaron y rectificaron las caóticas fuerzas de la naturaleza, preparando la tierra para la vida civilizada.
El hombre primitivo era ignorante y no entendía su ambiente. No tenía la habilidad de hacer frente a la naturaleza o a sus vecinos. Pero los dioses cuidaron de los humanos y les enseñaron a trabajar y a prosperar. Enriquecieron el pensamiento humano y enseñaron al hombre a ser independiente.
Los dioses enseñaron a la humanidad a vivir en tribus, dominar el fuego y protegerse de los elementos. Las leyendas chinas registran las hazañas de soberanos divinos que establecieron los cimientos para las civilizaciones humanas.
Seguido de una inundación catastrófica que devastó la tierra, Fu Xi puso orden en el universo y creó las dos fuerzas de yin y yang. Dejó los Ocho Trigramas para que la gente del futuro los utilice en la adivinación. Shen Nong, el Granjero Divino, enseñó a la gente cómo trabajar la tierra, plantar granos e intercambiar bienes. También dejó el saber indispensable de la medicina herbal china.
El reinado el Emperador Xuanyuan, también conocido como el Emperador Amarillo, que data de hace 5.000 años, es considerado el alba de la civilización china. Este monarca unificó las tribus antiguas y consolidó la autoridad estatal a través de sus hazañas civiles y militares. Organizó las posiciones gubernamentales, formuló decretos y regulaciones y estructuró a la sociedad humana siguiendo el Dao o el Camino.
Bajo el régimen del Emperador Amarillo, el erudito Cangjie creó la escritura china. La pronunciación y la apariencia de los miles de caracteres se correspondían con los patrones celestiales y de este modo fueron primero utilizados por los oráculos que los grababan en los huesos de animales para la adivinación.
Otros intelectos, bajo la guía del emperador, designaron los Tallos Celestiales y las Ramas Terrenales, un sistema de símbolos astrológicos que connotan ciclos de tiempo, dirección, estación, y los Cinco Elementos. Hicieron avances en ingeniería, medicina, música y desarrollaron el calendario lunisolar chino.
Como cultivador daoísta, las leyendas registran que el Emperador Amarillo logró la Consumación y montó un dragón que lo llevó a los cielos. El monarca había creado una cultura de cultivación, por la que los humanos podían convertirse en seres divinos.
Con el paso del tiempo, la humanidad se distanció de los dioses. Puesto que, por conveniencia de la administración, el legendario soberano Zhuanxu rompió las conexiones entre el cielo y el mundo de los mortales.
Los emperadores Yao, Shun y Yu el Grande lideraron el esfuerzo de controlar grandes inundaciones y reconstruir la civilización luego de estos cataclismos.
Qin Shi Huang, el primer emperador histórico de China, centralizó el poder imperial en un sistema de gobierno que duró más de dos mil años. Seguido del reinado de Qin, el Emperador Wu de la Dinastía Han consagró las enseñanzas de Confucio como la ideología estatal oficial.
Los 5.000 años de una cultura inspirada en lo divino fue el proceso por el que los dioses templaron e instruyeron a la humanidad. A través de las dinastías, diferentes seres divinos descendieron al mundo para formar relaciones kármicas con el Creador.
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