Promesas recientes de las autoridades chinas para cesar el uso de presos ejecutados como fuente de órganos para trasplante ha atraído el escrutinio de médicos y profesionales de una organización con sede en Washington.
Doctores Contra la Sustracción Forzada de Órganos (DAFOH), el grupo de defensa de la ética médica, desafió las últimas afirmaciones del régimen chino de haber dejado de usar órganos de presos, y han exigido que los funcionarios chinos de trasplante proporcionen una prueba de sus afirmaciones.
Se ha sabido desde hace más de una década que la gran mayoría de los órganos trasplantados en China provienen de presos ejecutados, una situación que viola ampliamente los estándares éticos sostenidos para la fuente de órganos. El aumento de las críticas internacionales en los últimos años impulsó nuevas promesas por el zar de trasplante de órganos del régimen chino, Huang Jiefu, diciendo que China pondría fin a la polémica práctica el 01 de enero de 2015.
El generalmente callado Huang, anteriormente el viceministro de Salud, dio una serie de entrevistas ampliamente publicadas en marzo, dando a conocer la decisión del Partido y anunciando que el régimen había dado vuelta a una nueva página. Él deliberadamente desalentó a los periodistas de indagar en el reciente pasado.
DAFOH, sin embargo, insta extrema cautela sobre el contenido de las nuevas promesas, y pide transparencia sobre la sustracción de órganos que ya ha tenido lugar.
En un comunicado de prensa el 7 de abril, dijo que la comunidad internacional «no debe encontrar alivio» en las nuevas promesas, dado que las autoridades chinas tienen un «largo historial de secreto, cifras engañosas y declaraciones contradictorias».
La naturaleza confusa en la política oficial se mostró completamente en algunas de las propias declaraciones de Huang. El 13 de marzo, por ejemplo, repudió lo más cercano que china ha tenido a una justificación legal por el uso de órganos de prisioneros: un reglamento secreto de 1984 bajo la protección de la Corte Suprema del Pueblo, la Fiscalía, y la oficina de seguridad pública, y otras tres agencias.
Los reglamentos establecen que los hospitales pueden utilizar los órganos de presos, siempre y cuando los miembros de la familia estén de acuerdo, pero que «el uso de cuerpos muertos u órganos de criminales condenados deben mantenerse estrictamente confidenciales».
El Repudio de Huang a estas normas significa que «decenas de miles de adquisiciones de órganos» hechas desde que la regulación fue promulgada, son, ilegales e inmorales y el personal médico responsable de esos trasplantes deben ser enjuiciados.
Huang parece consciente de las dificultades de la postura oficial. El 16 de marzo él llamó a la sustracción de órganos de prisioneros un «área sucia, intratable, sensible y prohibida» antes de insinuar fuertemente que el purgado jefe de seguridad chino Zhou Yongkang estaba detrás de las operaciones. En esto, el efectivamente se retractó en anteriores comentarios que hizo a la Australian Broadcasting Corporation y al diario estatal China Daily, en el que afirmaba que el uso de órganos de criminales ejecutados era ético por los estándares chinos e incluso lo que hay que hacer.
Como prueba de que la nueva política de «sol y transparencia», en las palabras de Huang, son muy cuestionables, DAFOH señala a hospitales chinos que han comenzado recientemente a escarbar sus sitios web sobre número de trasplantes incriminatorios, y en algunos casos la revisión bajo en un 50 por ciento el número de trasplantes que hicieron hace dos años.
«Es evidente que China no está dispuesta a unirse a la comunidad de trasplantes basados en valores éticos como un socio de confianza», dijo DAFOH. Los médicos dijeron que otros grupos de vigilancia internacional y médicos deben exigir una mayor transparencia del régimen chino sobre el asunto de trasplantes de órganos.
En cambio, DAFOH dijo que China necesita proporcionar «divulgación completa en la utilización de presos de conciencia como fuente de órganos», y plena transparencia y acceso al sistema de obtención de órganos del país. Parece improbable que se cumpla el primer requerimiento, a juzgar por los comentarios de Huang Jiefu en marzo.
«No siempre debemos vivir en el pasado, siempre preocupados por la página de los reclusos condenados a muerte», dijo. «Démosle la vuelta a la página y miremos hacia el futuro. … No hay nada interesante en prestar atención a esto. Debemos prestar atención al futuro, no al pasado».
Los investigadores, por su parte, estiman que decenas de miles de presos de conciencia, la gran mayoría practicantes de Falun Gong, una disciplina espiritual que ha sido perseguida desde 1999, han sido ejecutados por sus órganos. En muchos casos se cree que se les han removido sus órganos mientras aún estaban vivos, y murieron en el mismo procedimiento. El periodista Ethan Gutmann y dos investigadores canadienses, David Matas yDavid Kilgour, un respetado abogado de derechos humanos y un ex miembro del parlamento canadiense, respectivamente, utilizaron diferentes metodologías para llegar a un número similar de cuantos practicantes de Falun Gong han probablemente muerto a través de la sustracción de órganos entre 2000 y 2008: más de 60.000.
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