El gerente de un restaurante hacía todo lo posible por cumplir con sus obligaciones cuando recibió una queja sobre una clienta y su hija. Cuando se acercó a la cliente, no estaba preparado para lo que estaba a punto de suceder.
En 2014, Tony Posnanski, trabajaba como gerente en el bar y restaurante Chili’s, en la ciudad de Orange, Florida, cuando se encontró con una madre y su hija que le causaron una profunda emoción.
Fue una noche muy ocupada para él cuando la madre y su hija visitaron el restaurante, ya que él tuvo que ayudar en la cocina.
Mientras realizaba sus deberes, un cliente pidió que Tony hablara con una madre porque su hija, que Tony creía que no tenía más de 5 años, era demasiado ruidosa.
En su blog, que ya no está disponible, sino que se comparte en la página de Facebook de Love What Matters, relató cómo reaccionó la madre cuando se acercó a su mesa.
«¿Sabes lo que es tener un hijo con autismo?», recordó las palabras de la madre.
Aunque estas pocas palabras podrían sonar a la defensiva para algunos, él no pensó que la madre era grosera. En cambio, la encontró «bastante sincera».
Entonces, les dijo que disfrutaran de su comida y le dio a la joven un choque de manos. Incluso dijo que la casa invitaba la comida.
En ese momento, sintió que la madre probablemente tuvo malas experiencias con otros gerentes de restaurantes pidiéndole que controlara el comportamiento de su hija. No quería hacer lo mismo.
«No quería ser como los demás gerentes ni por un momento», escribió.
Explicó en la entrada del blog, que, en sus 15 años como gerente de restaurante, no tuvo «muchos momentos memorables», pero la madre y su hija le habían regalado uno.
«Me dieron un gran recuerdo del restaurante», escribió. «Uno que necesitaba desde hace 15 años. También me enseñó una valiosa lección….
«A veces hacer lo correcto no hace felices a todos, solo a los que más lo necesitan».
Cuando la historia se volvió viral de nuevo después de ser publicada en Internet en 2016, Tony le dijo a The Mighty que el incidente había cambiado su forma de pensar.
«Me cambió», dijo. «Me hizo darme cuenta de que todos merecemos una oportunidad de comer sin sentirnos ajenos al lugar».
Todos nacemos de manera diferente y no debemos discriminar o juzgar a los demás por no comportarse de la misma manera que nosotros. En cambio, nuestros corazones deben ser tolerantes y generosos.
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