Las declaraciones del presidente estadounidense, Donald Trump, acerca de que «estaría honrado» en reunirse con el líder norcoreano, Kim Jong-un, «bajo circunstancias adecuadas», levantó una amplia variedad de conjeturas sobre qué tendría que pasar para que ello suceda y si ese escenario es realmente posible en el corto plazo.
«Si fuera apropiado que me reuniera con él, absolutamente lo haría, sería un honor», dijo Trump el lunes en una entrevista en la Oficina Oval de la Casa Blanca con Bloomberg News. «Nuevamente, depende de las circunstancias adecuadas. Pero sí lo haría», agregó.
Pero, ¿qué tendría que pasar para que Trump se reúna con Kim?
En primer lugar, hay que aclarar -aunque parezca obvio- que Estados Unidos no tiene relaciones diplomáticas con Corea del Norte, por ende, el eventual encuentro sería un hecho realmente extraordinario. De hecho, nunca un presidente estadounidense se reunió con algún mandatario norcoreano.
Asimismo, en las últimas semanas el secretario de Estado Rex Tillerson aclaró que EE.UU. negociará con el régimen de Kim sólo si este daba pasos creíbles para renunciar a sus armas nucleares y misiles balísticos. Camino que, dada la retórica del dictador comunista, no parece estar en sus planes.
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Trump ciertamente parece querer buscar un camino hacia una solución pacífica, aunque el contexto político, a nivel local y externo, le sea adverso.
«La mayoría de los políticos nunca diría eso», dijo con sinceridad Trump sobre su disposición a reunirse con el solitario Kim.
¿Es posible realmente hoy el encuentro Trump – Kim?
“Claramente las condiciones no están dadas en este momento” para una reunión, aseguró el secretario de prensa de la Casa Blanca, Sean Spicer a periodistas solo horas después de las declaraciones de Trump.
A juzgar por las declaraciones de Spicer, el primer paso para vislumbrar un escenario menos tenso es que Pyongyang baje, al menos en su discurso, su tono confrontativo.
“Tenemos que ver su conducta provocativa reducida”, afirmó al respecto el vocero presidencial.
Las palabras de Spicer confluyen en la corriente mayoritaria de opiniones donde no solo coinciden los republicanos, sino también los demócratas y analistas independientes: Corea del Norte se ha convertido en el asunto más urgente de amenaza a la seguridad nacional y de política exterior de la Administración Trump, en estos primeros 100 días de gestión.
El régimen de Kim ha continuado con el desarrollo de armas nucleares y misiles balísticos desafiando la condena y sanciones internacionales.
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El Departamento de Estado dijo el lunes -a través de un vocero- que «Estados Unidos sigue abierto a conversaciones creíbles sobre la desnuclearización de la Península Coreana; sin embargo, las condiciones deben cambiar antes de que haya espacio para que reinicien las conversaciones», según reporta VOA en base a un comunicado oficial.
Los analistas militares -afirma Bloomberg en su artículo- han dicho que Corea del Norte está en curso para desarrollar un misil balístico con cabeza nuclear que podría llegar a la parte continental de Estados Unidos tan pronto como en 2020, es decir, cuando Trump todavía esté ocupando el sillón presidencial de la Casa Blanca.
“Creo que la única circunstancia en que se podría considerar una reunión con Kim Jong Un es para discutir los detalles de un compromiso norcoreano para desmantelar sus esfuerzos de adquirir armas nucleares y los medios para lanzarlas”, señaló el senador republicano John McCain, quien preside la Comisión de las Fuerzas Armadas del Senado y generalmente es crítico hacia la política exterior de Trump.
Por eso McCain advierte que una reunión así podría “legitimar a una persona que está entre los realmente malos actores en el mundo”.
«Si [el presidente Trump] puede hallar la manera de hacer que Corea del Norte deje de desarrollar un ICBM [misil balístico intercontinental] con un arma nuclear en la punta… y eso implica reunirse con [Kim], cuenten conmigo”, expresó por su parte Lindsey Graham, senador republicano por Carolina del Sur, aunque aclaró -según reporta VOA– que sería más «cauteloso» sobre esa posibilidad.
«No vamos a conseguir que renuncien a sus armas nucleares pero podrían restringirlas»
«No vamos a conseguir que los norcoreanos renuncien a sus armas nucleares», afirmó por su parte el General (Ret.) John Wickham Jr. en diálogo con la agencia estadounidense.
«Pero eso no significa que no podamos hacer las cosas para restringirlas como lo hicimos con la Unión Soviética durante la Guerra Fría, e Irán ahora», agregó.
En este sentido mostró una luz de esperanza ante el eventual encuentro entre Washington y Pyongyang ya que este podría conducir a la reanudación del diálogo de seis naciones con nuevas inspecciones a las instalaciones de las armas que tiene el régimen norcoreano.
Wickham, quien también se desempeñó como jefe de personal del Ejército de EE.UU, añadió que -de esta manera- se podrían controlar las exportaciones de sus tecnologías nucleares y de sus misiles, además de que -eventualmente- Corea del Norte se una al Tratado de No Proliferación.
Un historial con sabor amargo
Las reuniones de otros presidentes estadounidenses en la historia con líderes comunistas aún hasta hoy siguen generando voces en contra y a favor.
Dwight D. Eisenhower y John Kennedy, por ejemplo, mantuvieron varios encuentros con el mandatario soviético Nikita Khrushchev, en plena Guerra Fría. Y recientemente, el presidente demócrata Barack Obama se reunió con Raúl Castro (acercamiento que el propio Trump dijo que iba a rever).
La pregunta es si este tipo de encuentros permite una mayor apertura del régimen y un acercamiento a los estándares de seguridad internacionales o si bien romper con el aislamiento le permitirá al líder comunista fortalecer su legitimidad, tanto hacia dentro de su territorio como hacia el conjunto de las naciones.
Igualmente, más allá de las conjeturas, la cumbre Trump – Kim, hoy parece difícil de concretarse; mientras tanto, la tensión continúa.
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