Las crisis financieras siguen ciertos patrones. La profesora de Harvard Carmen Rainhart, analizó estos patrones usando 800 años de datos en su libro «This time is different» (Esta vez es diferente).
Cinco años después de publicado su libro, la autora dice que China es al mismo tiempo diferente y no diferente.
Las deudas externas contraídas en moneda extranjera desencadenaron la crisis mexicana de mediados de los años 90 y la crisis asiática de finales de la misma década.
Y es en esto donde China es diferente. La deuda externa es baja, pero la deuda nacional se infló hasta el 242% del PIB, según McKinsey. Y hay aún algunos elementos que desconocemos.
«Existe un sector bancario en la penumbra por el cual las corporaciones que tuvieron acceso a mercados de capital internacional entraron al negocio de conducir firmas pequeñas, firmas nacionales que no tenían acceso a mercados capitales internacionales», afirma Rainhart.
China no es diferente, ya que mucha deuda interna también puede causar una crisis. «Esto no significa que no se pueda tener una crisis por deuda interna significativa y, de hecho, se están dirigiendo hacia una muy necesaria reestructuración», comenta sobre los intentos del régimen por reestructurar la deuda de los gobiernos locales.
De hecho, China es similar a Japón, que tampoco tiene mucha deuda externa y no obstante sufrió un colapso crediticio.
«Tenía mucha deuda interna conectada con el boom del mercado de valores Nikkei, conectado con el boom en precios inmobiliarios en Japón, así que tenía una crisis interna muy significativa. Esto es de lo que realmente hablamos dentro del contexto de China. Estamos viendo creo yo, por la mayoría de los indicadores más fuga de capital de China», afirma.
La única diferencia: la moneda de Japón se fortaleció en los primeros años de la crisis, a diferencia de la moneda china, la cual se está actualmente depreciando. De hecho, el régimen chino tiene que ayudarla en mercados internacionales de divisas.
China, al igual que Japón, cuenta con más herramientas para manejar la crisis porque la deuda está confinada dentro de las fronteras del país y el régimen controla los bancos que fiscalizan la deuda.
«Si estás en un país que ha pedido prestado en tu propia moneda y la deuda la tienen instituciones locales, como gobierno, tienes mucha más influencia sobre ese residente nacional que es poseedor de tu deuda», dijo Reinhart.
La moneda de China cae porque sus ciudadanos quieren diversificar sus activos internacionalmente también, no tanto porque la deuda externa comience a desenrollarse como lo hicieron en México y Asia en los 90.
«Tener un periodo en el cual tus propios residentes quieran diversificar en otra cosa, no es lo mismo que tener crisis de deuda externa», dice Reinhart.
Reinhart piensa que China debería reestructurar rápidamente deudas incobrables, en vez de seguirlas enrollando, un consejo que raramente se cumple.
«Si tienes todas estas malas deudas provinciales y las reestructuras, cambias a reformarlas vertiginosamente, bastante rápido; tienes muchas mejores oportunidades de una recuperación que si haces como Japón o lo que Europa viene haciendo, que es evitar cortes, evitar reformas».
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