La siguiente es una versión abreviada de las declaraciones hechas por el economista Ma Guangyuan a la televisión china y posteriormente reproducidas ampliamente en Internet.
Phoenix Televisión me invitó a dar una conferencia para el programa “Foro del siglo” titulado “Todos, ¡inicien un negocio y sean innovadores!” Establecí el tono de mi conferencia planteando la pregunta: “¿Se volverá China innovadora?” Cualquier duda sobre una estrategia tan importante para el futuro económico de China fácilmente puede obtener apoyo o ser considerado ostentoso. Aunque estoy haciendo la pregunta: “¿Puede volverse China innovadora?”, sí tengo la esperanza, y estoy planteando la pregunta con buenas intenciones.
El profesor Tyler Cowen de la Universidad George Mason afirma en su libro “Average Is Over: Powering America Beyond the Age of the Great Stagnation (Lo mediocre no funciona: Impulsando a América más allá del gran estancamiento)” que la economía estadounidense entró en una etapa de estancamiento a mediados de la década de 1970. Dijo que hay dos razones para el estancamiento: metas fáciles de alcanzar y el estancamiento histórico al que llegó Estados Unidos. Él piensa que las innovaciones tecnológicas, incluida la electricidad, automóviles, trenes, aviones, máquinas de escribir, cámaras y equipos médicos fueron todos logrados antes de 1940. Desde entonces, con excepción de las computadoras y el Internet, no se inventó mucho.
Esto es también, en realidad, una descripción de la economía china.
La economía de China se está estancando, ya que perdió todas las típicas fuerzas motrices. En mis propias palabras, los vagones de seis caballos —la manufactura, el dividendo demográfico, la inversión, los bienes raíces, la exportación y el consumo— se han agotado y son insostenibles. En ausencia de innovación, la economía de China se enfrenta al riesgo de caer por un precipicio.
Sin lugar a dudas, la innovación tecnológica es la única esperanza que queda. Sin embargo, implementar la innovación no es tan fácil como parece. Con la economía en declive, ¿cuáles son las posibilidades de que las empresas inviertan en innovación?
A mediados de la década de 1990, Simon Kuznets planteó el concepto de crecimiento económico moderno. Kuznets afirma que el crecimiento económico de Europa antes de la revolución industrial fue inferior al 0,1 por ciento. A ese ritmo, ¡se necesitarían 700 años para que la riqueza material se duplique!
En realidad, en los 100 años después del inicio de la revolución industrial, el crecimiento económico anual promedio subió un 1% o más, y tomaría 70 años para duplicar la riqueza material.
El auge económico en Europa fue provocado por la revolución industrial en Gran Bretaña. Mucha gente ha estado preguntándose: ¿por qué Gran Bretaña y no otro país? Técnicamente hablando, Europa, incluyendo Gran Bretaña, estaba muy por detrás de la antigua China en términos de ciencia y tecnología avanzada.
Douglass North, en su libro “The Rise of the Western World (El ascenso del mundo occidental)”, atribuye el ascenso de Occidente al sistema occidental. Según North, el auge del mundo occidental es el resultado de su desarrollo de un sistema eficiente que estableció la propiedad de bienes y guio los esfuerzos económicos individuales hacia la actividad social. De acuerdo con esta lógica, la revolución industrial británica debe su éxito a este sistema.
Antes del inicio de la revolución industrial, Gran Bretaña ya había establecido un sistema moderno de finanzas, derechos de propiedad y derechos de patente.
La Carta Magna de 1215 limitó el poder de la corona; el primer sistema de patentes fue fundado en 1624; el primer banco central del mundo, el Banco de Inglaterra, fue establecido en 1694; y la Bolsa de Valores de Londres fue fundada en 1773. Todos estos sistemas sirven para proteger los derechos de propiedad intelectual y proveen un entorno financiero para el desarrollo de tecnologías que han surgido en Gran Bretaña.
La interpretación de North fue confirmada por el renombrado economista Sir John Richard Hicks. Hicks plantea que la revolución industrial británica fue esencialmente una revolución financiera en lugar de una tecnológica. La razón es que la mayoría de esas tecnologías claves se desarrollaron antes de la revolución industrial. Sólo después de que se estableció el sistema de seguridad moderno, el mercado de valores, y el sistema de protección de patentes, la tecnología se convirtió en el elemento clave para mejorar la productividad.
Sobre la base de esta lógica, debemos abandonar nuestras creencias erróneas y los esfuerzos que requieren de estrategias impulsadas por la innovación, que sólo hacen hincapié en la tecnología y hacen caso omiso de la necesidad de cambios en el sistema y en las instituciones.
La tecnología es importante, pero si no hay un cambio en el sistema, las finanzas y la cultura, la tecnología no puede sostener el ritmo de crecimiento. Para los países con poder tecnológico que alcanzaron un rápido crecimiento económico en la historia, la causa principal no fue la tecnología en sí, sino más bien el apoyo de sus sistemas institucionales, culturales y financieros.
La mayor importancia de la propuesta formulada por la Oficina General del Consejo de Estado chino es la elevación general de los avances sistémicos en términos de mecanismos institucionales. Esto es equivalente a la construcción de un sistema que sostiene a un país orientado a la innovación y a crear un entorno. La tecnología es como los huevos; sólo de los huevos pueden nacer polluelos. Pero sin el entorno adecuado, los huevos buenos se convertirán en huevos podridos.
He dicho repetidamente en muchos discursos que la barrera principal de China para motivar una mayor innovación definitivamente no está en el plano tecnológico. En lo que respecta a la innovación técnica, China ya tiene la base de un país orientado a la innovación. China es el número 1 en el mundo en términos de solicitud de patentes, y el primer exportador de productos de alta tecnología.
Aunque China aún carece de originalidad y de algunas áreas técnicas críticas, la debilidad de China como un país verdaderamente innovador yace en su ambiente, instituciones y mecanismos. Por ejemplo: China todavía no ha formado un entorno que fomente la innovación. China es relativamente débil en la protección de la propiedad intelectual. China carece de la inclusión de la innovación en su cultura. El sistema educativo chino contiene muchas contradicciones a la innovación. El sistema financiero chino no es capaz de proporcionar un apoyo real a la innovación. Podemos decir que en realidad no hemos construido un sistema que apoye a China como una economía de innovación. Necesitamos más avances genuinos en el sistema y en los mecanismos institucionales.
Cheng Siwei, el famoso economista y químico, dijo una vez: “La innovación es la fuente de los dividendos de la reforma. Es el problema de fondo”. Él tiene toda la razón.
Ma Guangyuan es un economista independiente muy conocido en China. Él es el subdirector del Comité Económico Central de la Asociación Nacional de la Construcción Democrática de China y comentarista financiero para CCTV. También es columnista de Financial Times en chino, Southern Weekly, The Economic Observer, así como muchos otros medios de comunicación chinos.
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