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Al menos no habrá conflictos si los coches sin conductor chocan entre sí.
Después de seis años de conducción en zonas de prueba y en las calles de California, los coches sin conductor de Google han cubierto 2,9 millones de kilómetros y acumulado exactamente una docena de accidentes, según el informe mensual del proyecto para mayo de 2015 (la primera vez que incluyeron información sobre accidentes en el informe).
Debido a la rareza de los coches sin conductor, ha habido muy poco o ningún riesgo de toparse con otro vehículo autónomo – hasta ahora.
La semana pasada se informó de que dos vehículos autónomos, operados por Google y Audi, estuvieron cerca de chocar en una calle de Silicon Valley, según Reuters, haciendo de este el primer caso cercano a la colisión de este tipo. Audi mantiene que no estuvieron a punto de chocar en absoluto, y uno de los ingenieros del equipo de investigación de Carnegie Mellon que carga el vehículo de Audi dijo por email que lo que había pasado fue una muestra de cómo los coches sin conductor permiten a otros coches cambiar de carril.
El incidente naturalmente alimenta la especulación sobre un futuro en el que el error mecánico podría reemplazar al error humano como el asesino número uno en las calles. Entonces, ¿cómo serán de seguros los coches sin conductor?
Una respuesta a esta pregunta es tautológica: los sistemas de navegación auto-dirigidos probablemente sólo se aprueben para uso comercial cuando sean cautos y confiables como el conductor humano promedio, no si se vuelven cautos y confiables como el conductor humano promedio, sino cuando lo sean.
Estudios optimistas predicen que la producción en masa de coches sin conductor empezará en apenas 15 años, y que la adopción de la tecnología podría reducir los accidentes de tráfico hasta el 90% y ahorrar cientos de millones en costes sanitarios en Estados Unidos. El ahorro – tanto en vidas humanas como en el coste de tratar con los daños – sería incluso mayor en países como India y China, donde la tasa de accidentes de tráfico mortales es de más del triple que la tasa de EE.UU.
Incluso si los coches sin conductor se desenvuelven peor que el conductor medio, aún podrían usarse en escenarios selectivos: Sustituyendo a un conductor de un camión que ha trabajado más de doce horas, o a un conductor ebrio regresando a casa de una noche de juerga.
Un camino lleno de baches por delante
Los retos de crear un sistema de navegación auto-dirigido que pueda actuar bien en todos los terrenos – no solo en terrenos simples como autopistas – son todavía numerosos. Para que un coche conduzca tan bien como un humano en todos los aspectos, necesitará un alto nivel de inteligencia artificial para interpretar ciertas señales visuales, como un policía haciendo señales al coche para que pare o continúe, que no son tan simples como detectar un objeto en un mapa radar.
Después están los problemas básicos que vienen con el software. Los ordenadores personales antiguos pueden experimentar frecuentes averías, y que se te caiga la llamada mientras hablas por el móvil es una experiencia universal en el siglo XXI. Los sistemas de software auto-dirigidos también podrían ser interceptados por hackers.
“Los retos de ingeniería para el desarrollo de sistemas de software que puedan operar de forma segura en el altamente impredecible ambiente del tráfico son formidables”, dijo Steven Shladover, ingeniero investigador en la Universidad de Berkeley, vía email.
En términos absolutos, dice Shladover, los accidentes de tráfico, especialmente los mortales, son un evento infrecuente: los daños relacionados con la conducción ocurren una vez cada 65.000 horas de conducción, y los daños mortales cada 3 millones de horas de conducción. Él anticipa que los coches completamente autónomos están al menos a décadas de producirse en masa.
“Compara estas grandes cifras de horas entre errores serios con la frecuencia de fallos en ordenadores portátiles o llamadas caídas en teléfonos móviles para tener una idea de cuánto trabajo más se necesita hacer”, dijo Shladover.
Por otro lado, Google presume de que en 1,8 millones de horas de prueba, los 12 accidentes tenidos por vehículos autónomos han sido todos arañazos, sin daños materiales, y todos causados por el otro coche – conducido por personas, por supuesto. Pero una vez más, Google está probando sus vehículos en un ambiente ideal, evitando lugares con nieve, por ejemplo, que interferirían con los sensores del vehículo.
Muchas de las dificultades que enfrentan los coches sin conductor podrían desaparecer una vez que haya suficientes coches sin conductor en la carretera: podrían compartir datos en una red común y comunicarse entre sí mejor que con conductores humanos. Por ejemplo, un coche sin conductor haciendo un cambio de carril nunca se olvidaría, salvo en caso de error en el aparato, de alertar a los coches cercanos de su curso de acción.
Sin importar lo seguros que puedan ser los coches sin conductor, su comportamiento podría seguir siendo manipulado por personas con malas intenciones. Si los patrones de conducción de los vehículos autónomos son personalizables, sus dueños podrían hacerles conducir de forma más peligrosa que la óptima.
“Los vehículos autónomos podrían ser reprogramados por sus dueños para hacerles comportarse de forma más agresiva (incorporándose al tráfico a una velocidad insegura o con un espacio inadecuado) y los sensores son propensos a atascarse”, comentaba por email Ryan Gerdes, un investigador de la Universidad de Utah que estudia los sistemas de navegación autónomos. “Cada una de estas situaciones podría resultar en accidentes”.
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