Luego de una serie de investigaciones por sobornos a electores por parte de los delegados del Congreso Nacional del Pueblo, las autoridades centrales del Partido Comunista echaron a casi la mitad de los representantes a nivel nacional de la provincia norteña clave de Liaoning en lo que parece ser el próximo paso en la lucha por consolidar y mantener el control de la administración de Xi Jinping.
La remoción de 45 de los 102 delegados al Congreso Nacional del Pueblo (CNP), la legislatura del país controlada por el partido, se anunció el 13 de septiembre en un informe del cuerpo estatal. Los delegados representaban a la provincia que además sufre una decadencia industrial. Se les acusa de sobornar a quienes los eligieron para el CNP.
La publicación de China continental, Caijing, informa que de los 619 legisladores provinciales que votaron, 523 habrían recibido sobornos de los delegados del CNP. Esta cifra incluye a 38 de los 62 miembros provinciales del Comité Permanente del Congreso del Pueblo, que renunciaron a su puesto en deshonor o fueron echados.
Fueron tantos los delegados echados del Congreso del Pueblo de Liaoning, que se despachó un «grupo de preparaciones» especial para facilitar que las operaciones continúen en la legislatura provincial.
La purga en el congreso del pueblo llega justo semanas más tarde de una reciente investigación y remoción a funcionarios de liderazgo en la administración provincial de Liaoning, como también en su ciudad capital Shenyang.
Que los delegados del CNP sobornen a sus electores, y más generalmente que funcionarios sobornen a quienes los ponen en su cargo, es común en China. Pero el caso de los delegados de Liaoning es el primero en el que el CNP acusa y los disciplina por sobornar a sus votantes.
Obtener un puesto en el CNP les abre puertas a los individuos para que se enriquezcan o ganen varias clases de favores. Es por eso que los candidatos a delegados están dispuesto a pagar por sus puestos.
Antes que este, se hicieron públicos otros dos incidentes de delegados que pagaron a sus electores. El primero fue en la municipalidad de prefectura de Hengyang en la provincia de Hunan en 2012 y 2013; el segundo caso fue abierto y resuelto por las autoridades centrales el año pasado e involucraba un soborno en la provincia de Sichuan en 2011.
Aunque se podrían hacer acusaciones similares en todos lados a nivel provincial en China, la purga masiva de delegados del CNP de Liaoning es la única hasta ahora.
Como muchos de los casos en la más general campaña anticorrupción llevada a cabo por el líder chino Xi Jinping desde que asumió el poder en 2012, la purga de Liaoning parece ser también un asalto a la estela de influencia de Jiang Zemin, el ex jefe del partido cuya facción aún tiene fuerte presencia en la política del régimen.
Liaoning, la más poblada de las tres provincias que conforman Manchuria o el noreste de China, es un punto inevitable para la consolidación del poder de Xi: durante décadas fue utilizado como terreno firme para Jiang y sus aliados donde dejaron un infame legado de sobornos, decaimiento económico y masivos asesinatos clandestinos.
La ‘banda de Liaoning’
Altos funcionarios de Liaoning echados recientemente parecen haber protegido el comportamiento corrupto de los delegados del Congreso del Pueblo.
Este marzo y abril, el Comité Central para la Inspección Disciplinaria (CCDI -la agencia anticorrupción del partido- puso bajo investigación a Wang Min, el jefe del partido de Liaoning, al vicesecretario del partido de la provincia y al secretario del partido por Shenyang, la capital de Liaoning. Los tres fueron expulsados del partido comunista y echados de sus puestos en agosto.
El 10 de agosto, el CCDI acusó a Wang de haber «fallado en supervisar apropiadamente las elecciones provinciales y ser responsable de grave fraude electoral incluyendo la compra de votos», afirma China Daily.
Según un artículo de un corresponsal de Radio Free Asia (RFA) en la Dalian, Liaoning, Wang Min había creado un ambiente en el cual ser un delegado o miembro del comité del Congreso del Pueblo era en esencia un negocio de vender votos que manejaba miles de millones de yuanes en sobornos.
Wang y otro de los acusados fueron acusados de violar la Regulación de Ocho Puntos de Xi Jinping. Promulgada en diciembre de 2012, justo después de que Xi asumiera, se entiende generalmente que la regulación apunta a perforar una cultura de privilegios común entre los funcionario del PCCh.
El 26 de agosto, el CCDI anunció en un comunicado de prensa que Zheng Yuzhuo, vice secretario del Comité Permanente del Congreso del Pueblo de Liaoning, era investigado por sobornos y otras violaciones a las regulaciones del partido.
El 25 de agosto, la estatal China Daily en inglés informó que Zeng Wei, el secretario del partido comunista de Shenyang desde 2008, fue remplazado por Wang Menghui, quien era secretario del partido en Xiamen, una ciudad del sudeste. El 2 de septiembre, el CCDI anunció que Zeng había sido puesto bajo investigación. También fueron apresados Zhang Yukun, jefe del Banco Shengjing de Shenyang y otros asociados de Zeng.
Las purgas de los funcionarios de Liaoning se expandieron rápidamente a puestos de menor importancia antes de llegar a los delegados legislativos nacionales y provinciales.
Irónicamente, muchos delegados mostraron su lealtad a Wang Min entregándoles sus pasaportes, y por eso no pudieron escapar al extranjero cuando sucedió la purga, informó RFA.
Corrupción, persecución y facciones
El ex jefe del partido en Liaoning, Wang Min, era un «hermanito» para Jiang Zemin y su aliado del noreste, Li Changchun, afirma RFA.
Como líder de China desde 1989 a principios de 2000, Jiang construyó una red no oficial por todo el partido, estado, ejército e industria. Sus aliados demostraron lealtad personal tomando roles activos en llevar a cabo la represión de Jiang de 1999 de la práctica espiritual Falun Gong y a cambio todos recibieron licencia para abusar de su poder por interés personal.
Este nuevo foco de Xi en los funcionarios de Liaoning es acorde: la provincia ha sido en muchas formas el campo de prueba para sus más infames políticas. Fue también el escenario de muchos hitos claves en la historia de China, desde la conquista de Manchú de China hasta el establecimiento del gobierno títere japonés en la Segunda Guerra Mundial y las batallas decisivas donde los ejércitos comunistas ganaron la iniciativa en la guerra civil que llevó a Mao Zedong al poder.
Muchos de aquellos en el lado de Jiang (entre los prominentes están el ex contendiente al liderazgo Bo Xilai, el zar de la seguridad Zhou Yongkang, y el alto oficial militar General Xu Caihou), están acusados de ser personalmente responsables de crear la industria de sustraer órganos de adherentes de Falun Gong, una práctica lucrativa que alcanzó proporciones genocidas, según los investigadores del tema.
En Dalian, Bo Xilai no solo fue pionero en la sustracción de órganos, si no también, según investigadores como Ethan Gutmann, fue probablemente el proveedor de cuerpos de prisioneros de Falun Gong asesinados para exhibiciones anatómicas de cuerpos plastinados.
Falun Gong fue enseñado por primera vez en 1992 en la cercana provincia de Jilin. Ganó popularidad local en el noreste de China y para fines de 1999, las fuentes de Falun Gong afirman que tenían más de 100 millones de adherentes por todo el país. Un censo estatal en 1999 reportó que más de 70 millones habían comenzado la práctica.
Sin ninguna lealtad a Jiang o su facción, Xi Jinping llegó al poder como resultado de alianzas entre grupos dentro del partido. Xi ha dado especial importancia a hacer blanco a funcionarios estatales y del partido, a oficiales militares e industrialistas asociados con el ahora nonagenario Jiang.
Bo, Zhou y Xu fueron algunos de los primeros y más notorios incondicionales a Jiang en ser removidos por la campaña de Xi. Las movidas más recientes en Liaoning parecen representar una limpieza más hacia los asociados menores, enviados a la provincia para llenar los lugartenientes mayores de Jiang.
La remoción de los delegados del Congreso del Pueblo se relacionan con las elecciones a finales de 2012 y 2013, cuando Xi estaba tomando las riendas como secretario general del partido comunista.
Luego que Xi tomó el poder, siguió con la abolición del sistema de campos de trabajo, el cual alberga un gran número de adherentes de Falun Gong y otros prisioneros de conciencia. Un campo así es la infame Prisión para Mujeres de Masanjia en Liaoning, que recibió particular atención en 2013 cuando la revista de China continental Lens describió las condiciones de brutal tortura allí. El especial de 20.000 palabras estuvo disponible sólo por dos días hasta que lo sacaron de circulación y del comentario del público.
Wang Min, ahora purgado, es un ejemplo de un funcionario cuya lealtad permaneció con Jiang. Según RFA, Wang se asoció estrechamente con Bo Xilai y su esposa Gu Kailai cuando asumió su puesto como secretario provincial. Medio mes después de que Lens publicara su artículo, Wang Min, quien tomó un rol activo en perseguir a Falun Gong, armó una investigación para «probar» que no hubo abusos en Masanjia.
Dada la influencia duradera de Jiang en la estructura del régimen, es probable que quede mucho trabajo por hacer para la administración de Xi en otros sitios.
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