Jack Ma, el segundo hombre más rico de China según la lista de multimillonarios de Forbes, es un magnate del comercio electrónico, dueño de varias empresas del entretenimiento y ahora también magnate de un multimedio en inglés.
El 11 de diciembre, el Grupo Alibaba de Ma compró el South China Morning Post (SCMP) y sus activos mediáticos por una suma no revelada.
Antes del anuncio oficial, los rumores sobre la venta del diario de Hong Kong, que se edita en inglés hace 112 años y tiene una gran historia y reputación por su cobertura sobre China y la región, fueron eje de un acalorado debate en Hong Kong.
La noticia de la compra fue recibida con escepticismo debido a los conocidos lazos entre Alibaba y el régimen chino.
Por ejemplo, el mismo día que se supo de la compra del SCMP, se confirmó que otro magnate chino, Guo Guangchang, director del Fosun Group, fue puesto bajo custodia para “asistir en una investigación”. La coincidencia de ambos anuncios pareció subrayar los lazos inseparables entre los multimillonarios chinos y el Estado chino. En China es difícil, si no imposible, convertirse en millonario sin la bendición tácita de los funcionarios del Partido Comunista.
La compra del SCMP también ocurre en medio de un ambiente de palpable intrusión de China en el ambiente mediático de Hong Kong. El año pasado, los principales bancos con sede en Hong Kong quitaron sus publicidades del Apple Daily, un popular tabloide en chino que suele criticar a Beijing; en febrero de 2014, Kevin Lau, de tendencia liberal y ex editor del periódico en chino Ming Pao, fue atacado por un grupo de hombres con cuchillos de carnicero; y según el experimentado observador de China Willy Lam, varios magnates de China continental con lazos con el Partido fundaron medios de comunicación en Hong Kong.
En un artículo con preguntas y respuestas en el sitio web del periódico, el vice CEO de Alibaba, James Tsai, habló sobre la postura editorial de los nuevos dueños y fue relativamente franco sobre cómo las cosas serán diferentes con los nuevos directivos.
“Actualmente, cuando veo la cobertura de los principales medios de comunicación occidentales sobre China, lo cubren a través de una lente muy particular. Lo hacen a través de la lente de que China es un Estado comunista y todo parte desde ese punto”, dijo.
“Un montón de periodistas que trabajan en estos medios de comunicación occidentales pueden no estar de acuerdo con el sistema de gobierno de China y eso mancha su punto de vista para cubrir las noticias”, agregó.
Pero los directivos de Alibaba “verán las cosas de manera diferente”.
Cuál es precisamente la diferencia, o cómo se vuelca en lo editorial, todavía no se sabe exactamente. En general los observadores de China han notado que el periódico hace años que se volvió “rojo”, especialmente en momentos como la designación en 2012 de Wang Xiangwei, de China continental, como editor en jefe. Wang trabajó durante dos décadas en China Daily, el medio de comunicación en inglés que sirve como vocero para el régimen chino.
En los últimos años, los periodistas del SCMP que eran críticos hacia el Partido Comunista Chino (PCCh) fueron despedidos o renunciaron; los columnistas que seguían esa línea vieron que su presencia en el periódico disminuyó drásticamente; y el tono de la cobertura sobre China en general se volvió mucho más dócil.
La venta a Alibaba parece completar y formalizar esa transición.
Según el New York Times, Eric X. Li, conocido como gran defensor del régimen del PCCh, estuvo “detrás de escena” en la operación y aconsejó a Alibaba durante la adquisición.
“La cobertura sobre China en los medios de comunicación occidentales ha sido demasiado ideológica y tendenciosa”, dijo en una entrevista. Con Alibaba, el SCMP “ofrecerá a sus lectores globales una visión más pluralista y realista de China”.
No está claro si eso simplemente significa que la línea editorial del Partido Comunista será empaquetada y adornada para los sofisticados lectores occidentales, pero eso es lo que entienden los que han estado siguiendo la evolución del SCMP en los últimos años.
A la medianoche del 11 de diciembre en Hong Kong, día del anuncio oficial, no había ni una sola respuesta positiva entre los 40 comentarios principales en el posteo del SCMP en su página de Facebook anunciando la noticia.
“¿¡Cómo pueden comprometerse a mantener la independencia editorial sabiendo que el Estado chino está detrás de la compra de Alibaba?!”, escribió María L. Yau.
“En vuestra lente, la polución del aire es normal, la justicia es malvada, la verdad está mal, la corrupción es cultura, la comida envenenada es un negocio, la lucha es la solución”, escribió Ling Lui.
“Q.E.P.D. SCMP”, puso otro.
“No creo que esto sea bueno para el periódico”, dijo un periodista occidental que trabajó muchos años en el SCMP. “No veo que la empresa de Jack Ma esté dispuesta a hacer un periódico objetivo”.
Este periodista, que prefiere no dar su nombre debido a su trabajo actual, continuó: “James Tsai menciona la idea de que la prensa occidental es tendenciosa. Eso es una mala señal ya desde el principio. No creo que los periodistas informen sobre China de manera diferente a la que informan sobre países occidentales. Hubo un grupo de periodistas de China continental y Hong Kong que renunciaron uno tras otro al SCMP por frustración. No es un problema de que la prensa occidental sea tendenciosa”.
Impreso por primera vez en el Hong Kong colonial el 6 de noviembre de 1903, durante décadas el SCMP fue un diario en inglés respetado en la ciudad y una de las mejores publicaciones de la región. En 1987, el magnate australiano Rupert Murdoch privatizó la compañía con su News Corporation.
Durante los ’90 y a principio de los 2000 el periódico generó muchas ganancias. Obtuvo unos U$S 100 millones (alrededor de U$S 200 millones al cambio actual) de ganancias en su punto máximo, en 1997, y tenía una circulación de 500.000 ejemplares, de acuerdo con Quartz.
En los últimos años, bajo la dirección del magnate malayo del azúcar Robert Kuok, que tiene extensos intereses comerciales en China, la reputación del periódico ha disminuido y ahora se lo considera cercano a Beijing.
La capacidad el periódico para producir periodismo objetivo y de calidad también se vio afectada por un éxodo del equipo editorial. Hong Kong Free Press, citando fuentes del periódico, dijo que en los últimos siete meses renunciaron al menos 40 empleados.
“La situación actual es tal que ya están censurando las noticias en cierto grado”, dijo el periodista occidental.
“Pienso que si ahora llega Jack Ma, no hay razón por la que no vaya a ajustar aun más los tornillos”.
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