Cada día nos enfrentamos a decisiones sobre cómo gastar nuestro dinero. Tanto si pensamos en pagar la cuenta de un almuerzo en grupo como si recibimos una llamada de caridad pidiendo alguna donación, nos enfrentamos a la decisión de comportarnos generosamente, o no.
La investigación sugiere que al gastar dinero en otros puede mejorar la felicidad, pero, ¿puede también mejorar la salud física?
Hay alguna evidencia de que donando tiempo se puede mejorar la salud física, pero nadie ha estudiado si el compartir el dinero tiene el mismo efecto.
Así que mis colegas y yo en la Universidad de Columbia Británica, decidimos conducir un experimento para averiguar si el uso del dinero en otros disminuiría la presión arterial. El estudio fue publicado en la revista Psicología de la Salud en diciembre de 2015.
La gente que ayuda podría ser más saludable
Un estudio de 1999 examinó si el voluntariado tenía efecto sobre la mortalidad y proveyó una evidencia inicial de la asociación de ayudar a los demás y la salud física. En el estudio los adultos mayores de 55 años informaron a cuántas organizaciones ayudaron, cuántas horas trabajaron de voluntarios, y luego se sometieron a un examen físico.
Los investigadores controlaron entre los participantes varios factores, cuan sanos estuvieron al inicio del estudio y su apoyo social disponible. Después de cinco años, los adultos que reportaron haber ayudado a los demás tuvieron el 44% más probabilidades de estar vivos.
En un estudio más reciente midieron la presión arterial en el voluntario una vez al inicio del estudio y de nuevo cuatro años más tarde. Encontraron pruebas que los adultos mayores que trabajaron al menos cuatro horas por semana, en los 12 meses anteriores a la medición de la presión arterial, cuatro años más tarde fueron menos propensos a desarrollar hipertensión arterial.
Estudios adicionales indicaron que el voluntario se asocia con una mayor salud física, en parte, porque el voluntariado ayuda a amortiguar el estrés y previene contra caídas en la salud funcional, tales como la disminución de velocidad de marcha y la fuerza física.
¿Ayudar mejora la salud?
Parecería sencillo y de buena ayuda para su salud. Pero hasta ahora, la mayoría de las investigaciones que estudian acerca de beneficios para la salud, están correlacionados. Estos estudios no pueden determinar si ayudar a los demás en realidad causa mejoras en la salud física o sólo se relaciona.
Además, parte de la investigación se ha centrado en los beneficios en la salud de los voluntarios que dan su tiempo. La gente piensa sobre el tiempo y el dinero de formas muy diferentes. Por ejemplo, mientras se piensa que el tiempo lleva a la gente a dar prioridad a las conexiones sociales, el pensar en el dinero puede llevar a la gente a tomar distancia de los demás.
Aún no está claro si los beneficios de la generosidad se extienden a la donación de dinero. Nuestro último trabajo proporciona la primera evidencia empírica que esta decisión también podría tener consecuencias clínicamente relevantes en la salud física.
¿Podría el aportar dinero a otros bajar la presión arterial?
Durante tres semanas dimos 40 dólares semanales a 128 adultos mayores (entre los 65 y 85 años). La mitad de nuestros participantes fueron asignados indistintamente a gastar el dinero en sí mismos, y a la otra mitad se les dijo que lo gastaran en otros. Dijimos a los participantes que se gastaran sus 40 dólares todo en un día, y guardaran los recibos de las compras que habían hecho.
Se midió la presión sanguínea de los participantes, antes, durante, y después que hicieron sus pagos. Decidimos examinar la presión arterial en este estudio porque se puede medir confiablemente en el laboratorio, y porque la presión arterial alta es un indicador de la salud. La presión arterial elevada crónica (hipertensión) es la responsable de 7,5 millones de muertes prematuras cada año.
¿Qué encontramos? Entre los participantes previamente diagnosticados con presión arterial alta (N=73), el gastar dinero en otros la redujo significativamente durante el transcurso del estudio. Fundamentalmente, la magnitud de estos efectos fue comparable a los beneficios de intervenciones tales como la medicación antihipertensiva y el ejercicio.
Los participantes diagnosticados previamente con alta presión arterial y que fueron asignados a gastar el dinero en sí mismos, no mostraron cambios en la presión arterial durante el estudio. Como era de esperar, para las personas que no tienen presión arterial alta, no hubo ningún beneficio de gastar dinero en otros.
Quién de ustedes malgasta dinero
Curiosamente, encontramos evidencia tentativa de que la manera en que la gente gastó su dinero ayudó con los beneficios de la generosidad económica. La gente parecía beneficiarse más al gastar dinero en quienes sentían más cercanos. Este hallazgo es consistente con estudios previos de nuestro laboratorio que exponen que las personas obtienen mayor satisfacción al gastar dinero en los demás cuando lo usan en amigos cercanos y familiares.
Por ejemplo, el primer participante en nuestro estudio fue un veterano de guerra. Él donó sus pagos a una escuela construida en honor a un amigo con el que había servido en la guerra de Vietnam. Otro participante lo dio a una organización benéfica que había ayudado a su nieta a sobrevivir de anorexia.
Por supuesto, todavía queda mucho por conocer sobre cuándo y para quién emergerán los beneficios de la generosidad económica.
Por ejemplo, no se sabe mucho acerca de cómo o cuánto debe gastarse en otros para disfrutar a largo plazo de beneficios para la salud. De hecho, las investigaciones sugieren que los beneficios positivos de las nuevas circunstancias pueden desaparecer rápidamente.
Por eso, para mantener los beneficios de la generosidad económica, puede ser necesario participar en nuevos actos, mientras se dé prioridad a las personas más cercanas.
La generosidad económica no siempre beneficia a la salud. A partir de investigaciones, la generosidad financiera podría proporcionar beneficios sólo cuando no conlleve gastos personales abrumadores. Después de leer este artículo, es probable que piense dos veces antes de donar los ahorros de toda su vida a la caridad, ya que el estrés de ayudar tan extensamente podría menoscabar cualquier beneficio potencial.
Aunque se necesita de más investigación para la réplica de estos resultados, nuestros hallazgos iniciales proporcionan algunas de las pruebas más fuertes, hasta la fecha, de que las decisiones diarias relacionadas con la participación en la generosidad financiera pueden tener beneficios causales para la salud física.
Avanzar hacia una mejor salud (y felicidad) puede ser tan simple como gastar generosamente sus próximos 20 dólares.
Ashley Whillans es una estudiante de doctorado en psicología social para la salud, en la Universidad de Columbia Británica. Este artículo fue publicado originalmente en The Conversation.
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