Después de una visita de alto nivel de la oficina central de los medios estatales con el líder del Partido Comunista Chino, Xi Jinping, en febrero, los censores del Partido están inusualmente agresivos. Un popular microblog de un magnate fue borrado de la Internet; una respetada publicación financiera china tomó la inusual medida de desafiar a los censores no una, sino dos veces (lo que resultó, por supuesto, en más censura); y un periodista chino desapareció cuando se dirigía a Hong Kong. Se cree que la detención del periodista está vinculado con una extraña carta abierta pidiendo a Xi que renuncie.
La lluvia de censuras se llevaron a cabo como una indicación general de que Xi Jinping, quien subió a su cargo en 2012 en medio de una lucha de poder que en realidad nunca llegó a la conclusión, está en pleno control del aparato de propaganda del Partido y ahora está en una misión para erradicar a fondo la libertad de expresión.
Sin embargo, un panorama más complejo emerge al examinar la persistencia de las luchas de poder elitistas en los últimos años, las realidades personales de los que están a cargo de la propaganda, y la historia de intentos por parte de líderes comunistas para ganar realmente el control sobre la pluma o el que escribe, lo cual junto con las armas, siempre ha sido uno de los puntos clave de control del Partido.
Censura y resistencia
Ren Zhiqiang ha sido durante años conocido como el Donald Trump de China por sus contundentes palabras, a veces mordaces sobre los aspectos negativos del gobierno del Partido. Con 38 millones de seguidores, su cuenta en Sina Weibo, el popular microblog chino similar a Twitter, ofrece una poderosa plataforma para expresar sus puntos de vista. La cuenta fue eliminada a finales de febrero.
Los censores chinos dijeron que eliminaron la cuenta de Ren debido al «terrible impacto» que tuvo; en respuesta al recorrido por los medios estatales de Xi, Ren escribió: «¿Cuándo cambió el gobierno del pueblo al gobierno del Partido?»
El silenciamiento de Ren arrojó una sombra sobre las actuaciones de los cónclaves políticos anuales en Beijing a principios de marzo. Los funcionarios y economistas tenían miedo de hablar con franqueza, incluso con la dócil prensa estatal, un hecho que se observó en el delegado Jiang Hong, y debidamente informado por Caixin, una respetada publicación de negocios. Esto llevó a una rara pelea de ida y vuelta con los censores en el que un total de tres artículos sobre controles de prensa fueron publicados por Caixin y luego censurados.
El drama continuo cerca del cierre del cónclave político
El 15 de marzo, Jia Jia, columnista del sitio web de noticias china Wujie News, desapareció en relación con la aparición de una carta abierta, escrita por «leales miembros del Partido Comunista», acusando a Xi Jinping, de llevar a China al borde del caos a través de su campaña contra la corrupción y la consolidación de su poder.
El atrevimiento de Ren Zhiqiang, Caixin, y de los redactores de la carta se vio como resultado del resentimiento que aumentó por el ascenso de Xi Jinping como un dictador al estilo Mao, aunque la carta en realidad pudo estar inspirada por la facción que luchó contra el gobierno de Xi todo el tiempo. A pesar de todo el poder que Xi acumuló, que él mismo esté ahora firmemente a cargo de la propaganda está lejos de ser claro.
La parte difícil del control
Aunque el aparato de propaganda es un punto vital central que cualquier dictador comunista desearía ganar para poder controlarla, la propia historia del Partido demuestra la dificultad del proceso.
El semidiós del Partido Mao Zedong, cuando quiso dar inicio a la Revolución Cultural en 1966, fue incapaz de propagar inmediatamente sus editoriales en los principales periódicos estatales. Él y su esposa, Jiang Qing, tuvieron que mover influencias en Shanghai y publicar en Wenhui Bao, un periódico semi-oficial en Shanghai.
Del mismo modo, Deng Xiaoping, el líder máximo del partido después de Mao, tuvo que promover su «gira por el Sur», un programa de reforma económica, en Shenzhen. El ex jefe de propaganda Deng Liqun y Gao Di, entonces jefes del Diario del Pueblo, eran rivales de Deng, asi que inicialmente fue incapaz de utilizar los canales oficiales para hacer su voluntad.
Xi Jinping, parece estar en una situación similar. En una conocida paradoja de propaganda del Partido, la aduladora gira de Xi reportada por los medios de comunicación, en lugar de demostrar un control establecido, se podría entender como una señal de que aún no lo tiene.
Facciones que se resisten
Esto se debe principalmente al hecho de que la propaganda todavía está en gran medida en las manos de Liu Yunshan, miembro del Comité Permanente del Politburó de siete hombres y uno de los leales al mayor obstáculo político de Xi, el ex líder del régimen Jiang Zemin.
Liu ha sido una fuerza líder en la masiva censura, la publicidad y los esfuerzos de adoctrinamiento del régimen desde el año 2002. Durante una década controló directamente el Departamento Central de Propaganda, y a partir de 2012 fue nombrado presidente de la oscura comisión que controla el departamento: el Grupo Piloto Central sobre Propaganda e Ideología. También es presidente de la Comisión de Orientación Central en Construir la Civilización Espiritual, que incluye una fuerte propaganda además de componente ideológico, y es el presidente de la Escuela Central del Partido, que forma a los cuadros.
Esto hace a Liu uno de los hombres más poderosos del régimen. Su lealtad al rival de Xi Jinping, Jiang Zemin, quien fue el que supervisó su entrada al Politburó dominado por otros compinches de Jiang, incluso cuando Hu Jintao, era en nombre el líder del Partido, esto significa que no todo puede ser como parece en el mundo de la propaganda oficial .
Liu es sólo una parte de la profunda e informal red de poder de Jiang Zemin: Otras piezas clave eran los funcionarios cuyos nombres se volvieron familiares en los últimos años, como Bo Xilai, un competidor para el asiento presidencial; Zhou Yongkang, el ex zar de seguridad; y los ex altos generales Xu Caihou y Guo Boxiong. Todos estos influyentes hombres fueron purgados por cargos de corrupción después de que Xi llegó al poder.
Cuatro de los siete miembros del Comité Permanente del Politburó, de hecho, no fueron nombrados por Xi Jinping, sino heredados por su administración, cuando llegó al poder a finales de 2012, es el resultado del alargado regateo político en el que el poder nunca se entregó voluntariamente.
Luchar en la oscuridad
Algunos analistas del sistema político chino incluso sospechan que la presentación de Xi Jinping como una reencarnación de Mao Zedong ha sido, en parte, un juego de subterfugio todo el tiempo, una cuestión de sus rivales políticos elevándolo con el fin de acabar con él.
Xin Ziling, un funcionario del partido retirado con lazos de alto nivel, quien acostumbraba dirigir la mesa de redacción en la Universidad de Defensa Nacional de China, sostiene este punto de vista, por ejemplo. Las abundantes canciones escritas en alabanza de «Xi Dada,» o tío Xi, el rostro radiante de Xi adornando insignias y otras baratijas, y la transformación de la Gala anual estatal de televisión en un festival de pura propaganda, le parecen a Xin Ziling propaganda que se llevó deliberadamente demasiado lejos.
Chen Pokong, el autor de varios libros sobre la cultura política china, cree que Xi Jinping, de hecho, busca establecerse a sí mismo como un hombre fuerte, la única manera de controlar realmente la maquinaria del Partido. Pero sospecha que la maquinaria de propaganda, manejada por Liu Yunshan, está, al mismo tiempo elaborando un «asesinato con alabanzas», o «Peng Sha».
«Alabad a alguien hasta ponerlo en los cielos, así que cuando caiga sea un desastre», dijo Chen, comentando su punto de vista en un reciente programa de televisión de New Tang Dynasty (NTD), un canal en idioma chino con sede en Nueva York, y es parte del grupo al cual La Gran Epoca pertenece.
Cuando China se ve acosada por una crisis económica, financiera o de otra índole, los enemigos de Xi entonces emergerán y lo acusarán de construir un culto a la personalidad, dijo Chen. El escenario puede sonar barroco en su complejidad, pero Deng Xiaoping fue capaz de hacer caer al sucesor designado de Mao, Hua Guofeng, sobre la misma base, Chen indica (aunque Hua parece haber sido el ingeniero de su propia alabanza).
Mingjing, un medio de comunicación en línea chino en el extranjero que trafica con información de las facciones en Beijing, informa que Xi le dijo a los funcionarios de propaganda «No me llamen Xi Dada», y que detuvieran el culto a la personalidad.
Las teorías sobre las operaciones secretas de la política china constituyen a menudo una cuestión de con qué lente se opta por adoptar entender los acontecimientos, y por lo tanto son principalmente herramientas explicativas en lugar de afirmaciones empíricamente verificables.
A la luz de la guerra sobre las percepciones en China, la carta pidiendo la renuncia de Xi Jinping lleva las huellas de otra operación anti-Xi, según Wen Zhao, un comentarista político que aparece en el programa de NTD, «Decodificación las Noticias en China continental.» La carta fue difundida a las cuentas de correo electrónico personales de muchos miembros de la comunidad china.
Wujie News es financiada por el departamento de propaganda de Xinjiang, el Grupo Alibaba, y el SEEC Media Group. Wen Zhao señala que Xinjiang ha sido durante mucho tiempo un bastión de Zhou Yongkang, el ex zar de seguridad y el cliente político de Jiang Zemin, y la provincia está actualmente dirigida por Zhang Chunxian un aliado de jiang.
Por supuesto, es imposible saber si la carta es parte de una conspiración de los enemigos políticos de Xi Jinping, aunque, evidentemente, se dedicaron recursos para que se promulgara ampliamente. Sin embargo, el alboroto que rodea a la carta, es claramente parte de la competencia que se lleva por el control de la propaganda.
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