El nivel de riesgo de que el expresidente peruano Alberto Fujimori se contagie del COVID-19 en el penal donde está recluido «no es tan alto» porque es el único interno, respondió la autoridad penitenciaria a la solicitud de su hija Keiko Fujimori para que sea puesto en libertad por la emergencia sanitaria.
El jefe del Instituto Nacional Penitenciario (INPE), Gerson Villar, declaró a Radio Nacional que el nivel de riesgo en el penal de Barbadillo, donde se encuentra Fujimori, no es tan alto como en otros penales que tienen hacinamiento.
Villar agregó que al tratarse de solo un interno, su salud depende de garantizar que los trabajadores mantengan la seguridad clínica en el establecimiento.
La autoridad penitenciaria aseguró que en las 68 cárceles a cargo del INPE a nivel nacional se han puesto en práctica una serie de medidas para prevenir el contagio del virus del PCCh (Partido Comunista Chino), comúnmente conocido como nuevo coronavirus, como la suspensión de las visitas familiares.
Keiko Fujimori pide liberar a su padre
En un mensaje publicado en sus redes sociales, la hija del exmandatario, manifestó su preocupación por la salud de su padre, de 82 años, ante las noticias de casos positivos de COVID-19 en personal de prisiones y reos de otras cárceles del país.
A nivel nacional ya se registran 216 muertos y casi 9.784 infectados.
Keiko, que se encuentra en prisión provisional mientras es investigada por un presunto lavado de dinero en la financiación irregular de sus campañas electorales a la Presidencia de Perú, solicitó evaluar cualquier posibilidad que le permita a su padre abandonar la cárcel.
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«No solo pido que se interponga un hábeas corpus en favor de mi padre, sino que las autoridades evalúen toda alternativa legal que le permita dejar la prisión», escribió Keiko, líder del partido fujimorista Fuerza Popular, gran castigado en las últimas elecciones parlamentarias de enero.
«Él está débil producto de las dolencias crónicas que padece, y seguir en contacto con personal que todos los días llega desde la calle es un riesgo muy grande para su vida», aseguró la heredera política del expresidente.
12 Años preso con un descanso
Keiko recordó que su padre está preso desde hace doce años, aunque entre 2017 y 2019 pasó algo más de un año en libertad gracias al indulto que le otorgó el expresidente Pedro Pablo Kuczynski, el mismo fue anulado por la Justicia al encontrar irregularidades en su tramitación y sospechas de un intercambio de favores entre ambos.
El exmandatario, que gobernó Perú entre 1990 y 2000, cumple su condena en unas condiciones privilegiadas respecto al resto de presos del país, que son unos 97,000 hacinados en 68 establecimientos penitenciarios.
Fujimori es el único preso en una cárcel construida expresamente para él dentro de la base de la Dirección de Operaciones Especiales (Diroes) de la Policía en Barbadillo, con una celda de tres ambientes donde recibe numerosas visitas semanalmente y cuenta con asistencia médica durante todo el día.
Sin opción a beneficios
Debido a los delitos de lesa humanidad, el expresidente no puede gozar de beneficios penitenciarios y está obligado a cumplir la totalidad de la condena, lo que terminaría de hacer en 2033 a los 95 años.
Fujimori fue condenado como autor mediato (intelectual), con dominio del hecho, del asesinato de 25 personas en la matanzas de Barrios Altos (1991) y La Cantuta (1992), perpetradas por el grupo militar encubierto Colina, así como de los secuestros de un periodista y un empresario.
Padre e hija en prisiones distintas
Por su parte, Keiko Fujimori se encuentra en la prisión de mujeres del distrito limeño de Chorrillos, en régimen provisional por haber dificultado y obstruido las investigaciones sobre la financiación de sus campañas electorales de 2011 y 2016.
La hija del expresidente falsificó presuntamente la contabilidad del partido para ocultar millonarias donaciones de empresas, entre ellas un millón de dólares de la constructora brasileña Odebrecht y 3,65 millones de dólares de Credicorp, el mayor grupo financiero de Perú.
30 Casos en cárceles
De otro lado, Villar informó que hasta el momento se han confirmado 30 casos de COVID-19 en las prisiones de Perú, después de que los internos del penal Ancón I intentaron amotinarse este lunes por temor al contagio en ese establecimiento.
Las autoridades retomaron el control del penal, ubicado al norte de Lima, con el uso de gases lacrimógenos
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