Las perspectivas de una solución amistosa a la crisis nuclear y de misiles balísticos de Corea del Norte se desvanecieron el 4 de julio, cuando Pyongyang lanzó su último misil balístico intercontinental Hwasong-14. El dictador Kim Jong Un lo llamó un «regalo» del Día de la Independencia.
Corea del Norte realizó su quinto ensayo nuclear el pasado mes de septiembre, explotando una bomba de 20 a 30 kilotones y provocando un alboroto y amenaza que ha caracterizado los últimos meses de las interacciones de Pyongyang con los Estados Unidos y los países del nordeste de Asia.
Trump expresó su decepción con el papel de Beijing en la crisis, diciendo a través de las redes sociales que Xi y China habían «intentado» pero fracasaron en ayudar con Corea del Norte. Desde la prueba de misiles del 4 de julio, Washington comenzó a moverse unilateralmente en la sanción a bancos chinos y a empresas que dice han estado ayudando a canalizar centenares de millones de dólares a Pyongyang.
El presidente Donald Trump ha pedido repetidamente que China y su líder Xi Jinping ayuden con el esfuerzo de hacer que Corea del Norte abandone su programa de armas nucleares. Sin embargo, la relación de China con Pyongyang se ha vuelto ambigua y fracturada por los diferentes intereses dentro del régimen chino, como resultado de la intriga de las facciones del Partido Comunista detrás de cámaras.
Sin embargo, los programas nucleares y de misiles de Corea del Norte plantean un riesgo inmediato de seguridad nacional para China, que comparte una frontera con el agresivo estado. Mientras tanto, la continua existencia del régimen de Kim -que depende de la política arriesgada estilo Guerra Fría y de la tiranía comunista aislacionista, presenta un mal servicio tanto al liderazgo de Xi Jinping, que lucha por consolidar el poder internamente, como a China que intenta presentar una imagen de ascenso pacífico.
Políticas en el Partido
En China, el ascenso al poder de Xi Jinping ha significado que los vínculos de la familia Kim con el régimen chino se están distanciando cada vez más. La campaña anti-corrupción de Xi ha purgado a cientos de cuadros poderosos, entre ellos asociados clave de una camarilla informal del Partido Comunista centrada alrededor del ex líder del partido Jiang Zemin.
Jiang dirigió el Partido Comunista Chino entre 1989 y 2002 y ejerció el poder detrás de escenas hasta 2012. Bajo Jiang, las relaciones con Corea del Norte fueron cálidas, incluso si el régimen chino desaprobaba aparentemente el programa nuclear de Pyongyang, el cual produjo su primer arma en 2006.
Uno de los legados del liderazgo de Jiang es el abuso generalizado de los derechos humanos y el asesinato en masa, particularmente la persecución de la práctica espiritual Falun Gong ordenada por el ex líder en julio de 1999. Los practicantes de Falun Gong y aquellos que pertenecen a otros grupos reprimidos fueron asesinados a escala nacional para extraerles los órganos de manera forzada.
Para Jiang y sus lugartenientes involucrados en este horripilante negocio, mantener el poder durante el mayor tiempo posible es necesario para poder encubrir sus atrocidades y evitar ser responsabilizado por estos crímenes.
Hoy en día, los socios de Jiang están haciendo todo lo posible para frenar la campaña anti-corrupción de Xi, incluyendo crear problemas para él con en el tema de Corea del Norte. Mientras que muchos de los aliados de Jiang han sido purgados, la influencia de la facción todavía se extiende profundamente en las instituciones estatales y empresariales chinas.
Entre 2003 y 2015, el protegido de Jiang, Wang Jiarui, fue jefe del Departamento de Enlace Internacional del Partido Comunista, que maneja la diplomacia con otros partidos revolucionarios y con Corea del Norte en particular. Wang a menudo acompañaba a los líderes chinos a Corea del Norte.
Algunos de los partidarios más poderosos de Jiang, incluyendo los miembros del Comité Permanente del Politburó, Liu Yunshan, Zhang Dejiang y Zhang Gaoli, todos tienen una historia de estrechos vínculos con Pyongyang.
El pasado mes de septiembre, la purga de las cohortes de Jiang en la provincia de Liaoning fue rápidamente seguida por el arresto e investigación de Ma Xiaohong, una empresaria cuya firma comercial fue señalada por las autoridades estadounidenses por suministrar a Pyongyang materiales prohibidos por sanciones de la ONU para su uso en la producción de armas nucleares. La empresa de Ma estaba radicada en la ciudad de Dandong, que limita con Corea del Norte.
Refiriéndose al escándalo de Ma Xiaohong, el comentarista político estadounidense Wen Zhao dijo que el comercio ilícito había «ido mucho más allá de un comercio normal».
«Esto no es algo que las autoridades locales, o la misma Ma Xiaohong, se atreverían a hacer», dijo Wen.
Según el analista chino Don Tse, Jiang Zemin hizo uso de la amenaza nuclear de Corea del Norte para distraer la atención estadounidense de las violaciones a los derechos humanos de China y resistir el ataque político de facciones dentro del Partido Comunista que no tienen la sangre de inocentes en sus manos».
Una alianza desvanecida
Bajo Xi China ha impuesto una variedad de restricciones al comercio entre China y Corea del Norte, incluyendo prohibir las importaciones de carbón, reducir las ventas de petróleo y apoyar las sanciones de las Naciones Unidas.
Esto ha provocado la ira de Pyongyang. A principios de mayo, los medios de comunicación estatales de Corea del Norte emitieron una crítica directa, rara vez vista, advirtiendo a Beijing que «ya no debería intentar probar los límites de la paciencia de la RPDC [Corea del Norte]».
Refiriéndose a la censura de China de su programa nuclear, la Agencia Central de Noticias de Corea, controlada por Pyongyang, condenó el «acto imprudente de cortar el pilar de las relaciones entre la RPDC y China».
En respuesta, el Global Times, controlado por el Partido Comunista Chino, declaró que China era capaz de contra atacar en «cualquier lado que llegue a cruzar la línea roja».
El mismo Xi ha expresado su apoyo a una acción más dura contra Corea del Norte, alineado con las declaraciones oficiales de política chinas que apoyan las sanciones de las Naciones Unidas. Los medios de comunicación chinos dirigidos por el régimen también han elogiado sus conversaciones y reuniones con Trump como «fructíferas» y las cuales han avanzado.
En la reciente cumbre del G20 en Hamburgo, Xi reiteró el llamado de desnuclearización coreana y dijo que ordenaría a las fuerzas chinas participar en ejercicios militares dirigidos por Estados Unidos en el Pacífico.
-Déjeme decir que es un honor haberlo conocido. Estamos desarrollando y hemos desarrollado una relación maravillosa, dijo Trump a Xi después de su segunda reunión el 8 de julio en la cumbre. «Aprecio las cosas que usted ha hecho con respecto al problema muy substancial que todos enfrentamos con Corea del Norte».
Mientras la Marina estadounidense posiciona a grupos de portaaviones cerca de la península coreana, se han dado indicios de que China está realizando sus propias preparaciones militares. En abril, informes no confirmados sugirieron que un promedio de 100.000 soldados del Ejército Popular de Liberación habían sido desplegados a la frontera sino-norcoreana.
En junio, una división aerotransportada china de élite fue reorganizada para operaciones combinadas de armas y parte de ella fue reasignada al nordeste de China, haciendo alusión a la planificación de Beijing para un escenario en el que debe asegurar rápidamente el arsenal nuclear norcoreano.
‘Diplomacia de sobrevivencia’ de Corea del Norte
El liderazgo de Kim, ahora en su tercera generación, con 33 años de edad, Kim Jong Un, dirige un régimen ineficiente y opresivo que recuerda a la China maoísta o a la Rusia estalinista.
Según Andrei Lankov, un erudito ruso sobre la sociedad y sobre el régimen de Corea del Norte, Pyongyang se ve obligado a ejecutar lo que él llama «diplomacia de supervivencia» porque está en una «posición peculiar y para nada envidiable» de estar «atascado con un sistema económico anticuado que no puede generar crecimiento».
Incapaz de apoyarse en la planificación central o promulgar una reforma económica de estilo chino sin arriesgarse al colapso total y de ser absorbido por parte de Corea del Sur, el régimen de Kim subsiste con el chantaje nuclear con la esperanza de recoger ayuda internacional y otras concesiones.
Traducido a los acontecimientos recientes, esto ha significado provocaciones cada vez más radicales de Corea del Norte. En sus seis años en el poder, Kim Jong Un ha puesto a prueba decenas de misiles balísticos, en comparación con sólo 16 durante los 17 años en que gobernó el país su difunto padre Kim Jong Il.
La provocación es sólo una de las formas en que Corea del Norte perturba la paz. Además del comercio transfronterizo normal con China, Corea del Norte también cuenta con diversos medios de recaudación de fondos ilícitos y de adquisición de recursos. Las autoridades del régimen han creado y fomentado una industria de producción y exportación de drogas. Los piratas informáticos de Corea del Norte llevan a cabo robos en bancos. Pyongyang envía a decenas de miles de trabajadores a trabajar en el extranjero en países como China y Rusia en condiciones casi de esclavitud, recibiendo a cambio cientos de millones, o posiblemente miles de millones de dólares. Estas actividades sostienen las ambiciones del régimen.
Responsabilidad estratégica
El análisis convencional sostiene que China considera a Corea del Norte como un estado útil mediador entre sí y Corea del Sur, un fuerte aliado militar estadounidense.
Pero en un momento en que China ya no busca la revolución marxista, Corea del Norte sólo socava los objetivos de su vecino más grande en la región.
Según Zang Shan, veterano periodista de asuntos chinos en Hong Kong, «las agresivas pruebas nucleares de Corea del Norte han causado un gran daño a los intereses de China, mucho peor que el despliegue del sistema THAAD en Corea del Sur. Corea del Norte no sólo adquirió armas nucleares, sino que obligó a Japón a trabajar con Corea del Sur, reforzando su cooperación con Estados Unidos».
Zang cree que un objetivo importante de la política exterior china en el noreste de Asia es prevenir una alianza entre Corea del Sur y Japón, algo que una Corea del Norte beligerante hace que sea más probable.
Mientras tanto, Zang escribió en un artículo publicado por la edición china de La Gran Epoca: «Corea del Norte es sólo una pieza de ajedrez que justifica que Estados Unidos tenga una presencia militar en la zona. La amenaza de las armas nucleares y el programa de misiles están en segundo lugar en su cálculo».
Rusia, por su parte, puede utilizar a Corea del Norte en su estrategia global para confundir y reorientar los esfuerzos de Estados Unidos y los aliados, y en el proceso disminuir la dependencia de Corea del Norte hacia China. La nueva tecnología rusa podría estar detrás de los últimos diseños de misiles de Corea del Norte, escribió Tetsuro Kosaka, del diario japonés Nikkei Asian Review, en junio.
Ri Jong Ho, un alto funcionario norcoreano y desertor, reveló en una entrevista con Voice of America el mes pasado que gran parte de las necesidades de combustible del régimen de Kim están cubiertas por los rusos en lugar de que preferiblemente fueran los chinos, pero que los buques que viajan a Corea del Norte son llevados con documentos falsificados que muestran destinos en China.
En una entrevista adaptada posteriormente a un artículo publicado en Duowei, el principal erudito chino sobre asuntos coreanos, Jin Qingyi, argumentó que una Corea del Norte aislada no sólo era una molestia política sino que también estaba en contradicción directa con la economía de mercado de China.
«La única manera de cambiarlo es inducir a Corea del Norte a reformarse y abrirse; no hay otra manera. Si Corea del Norte se reforma y se abre, toda la región prosperará», dijo Jin.
Las provincias del noreste chino de Liaoning, Jilin y Heilongjiang, que son ampliamente conocidas como la zona industrial económicamente deprimida de la industria pesada estatal y de la extracción de recursos, se beneficiarían de una reforma de Corea del Norte. Liaoning y Jilin bordean el país, y Heilongjiang está al norte de estas dos provincias.
«Creo que lo que más les falta a las tres provincias del noreste es una economía abierta. La mejor manera de tener una economía abierta es tener una península coreana unificada», dijo Jin.
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