Durante los últimos tres años, la metrópoli sureña de Shanghai ha sido el escenario por un lado de una lucha por el control entre el líder del Partido, Xi Jinping, y sus investigadores contra la corrupción, y por el otro lado la arraigada red política de su principal antagonista, el antes líder del Partido Jiang Zemin.
Ahora, hay indicios de que este año será la batalla decisiva por la ciudad, y los indicios de que las investigaciones que están allí serán utilizadas como ventaja, para efectuar una purga a fondo de la facción de Shanghai que por décadas ha derivado su poder en la persona de Jiang.
Inspectores anti corrupción a mediados de mayo concluyeron con un barrido masivo de más de dos docenas de agencias del gobierno en Shanghai, algunos de los cuales están vinculados con los parientes y aliados de Jiang. Recientemente, un destacado abogado de derechos humanos también indicó que Jiang y sus hijos fueron puestos bajo control político interno, restringiendo sus actividades.
Fuentes bien ubicados en China le dijeron a este diario que el «grupo de Shanghai», un sinónimo de la facción de Jiang, sería expulsado. Y el jefe de lucha contra la corrupción del régimen chino, Wang Qishan, hizo declaraciones amenazantes a principios del año sobre influir en la investigación de funcionarios de nivel inferior para hacer salir de su escondite a los jefes de actividades ilícitas.
«Shanghai es la clave»
El 26 de marzo, la sucursal en Shanghai de la Comisión Central de Control Disciplinario (CCCDI) anunció una investigación de dos meses de duración en 28 agencias locales. Al menos cuatro de estas agencias de seguridad – la pública, la de transporte, el cine y la cultura, además de la prensa y las publicaciones, están conectados con los miembros de la familia Jiang o sus colaboradores.
La investigación de la agencia de transporte de Shanghai podría potencialmente abochornar a Jiang Miankang, inspector de la comisión administrativa en infraestructura de transporte de Shanghai e hijo menor de Jiang Zemin. Jiang Miankang ogró considerables avances en la industria de la construcción y el uso del suelo en Shanghai mediante el aprovechamiento de la posición política de su padre.
Inspectores contra la corrupción abrieron investigaciones en las empresas del sector privado relacionadas con los hermanos de Jiang. Hace más de un año, compinches del hijo mayor de Jiang, Jiang Mianheng, fueron objeto de una investigación con las principales empresas de telecomunicaciones que él controlaba. Los inspectores también investigaron a una prominente compañía de inversión en Shanghai controlada por Jiang Mianheng, el hijo mayor de Jiang Zemin, en noviembre de 2015.
En diciembre pasado, los funcionarios contra la corrupción investigaron y purgaron al jefe de un importante grupo de construcción estatal en Shanghai con el que Jiang Miankang estaba estrechamente relacionado.
Hasta hace poco, la oficina de seguridad pública de Shanghai estaba firmemente en las manos de la familia de Jiang. Antes de salir en 2013 para presidir el órgano consultivo político de Shanghai, Wu Zhiming, el sobrino de Jiang Zemin, pasó un poco más de doce años en o cerca del aparato de seguridad superior de Shanghai, ocho meses como jefe de la oficina de seguridad pública, y 10 años y medio como jefe de la Comisión de Asuntos Jurídicos, un pequeño, pero poderoso órgano del Partido que coordina las prisiones, tribunales y la policía.
El cine, los medios de comunicación, y los departamentos culturales entran dentro del ámbito del aparato de propaganda del régimen, que está encabezada por Liu Yunshan, un leal a Jiang y un miembro del Comité Permanente del Politburó, el organismo más poderoso de toma de decisiones en el régimen. En los últimos meses, según los analistas, Liu ha estado constantemente debilitando a Xi Jinping, a través de la maquinaria de propaganda, del mismo modo Xi se esfuerza por controlar lo que se escribe en el Partido.
Aunque Liu no está directamente a cargo de las unidades de propaganda de Shanghai, y Wu hace mucho tiempo dejo el departamento de seguridad pública, cualquier evidencia de mala conducta oficial recopilada podría muy posiblemente llevarlos a su detención y enjuiciamiento, de acuerdo con recientes declaraciones de Wang Qishan el jefe de la lucha contra la corrupción.
En una reunión clave del CCCDI en enero, Wang instruyó a sus funcionarios de inspección para que pongan en evidencia e impliquen a todas las partes que participan directamente o estén asociados con actividades corruptas. La idea es trazar la línea de todas las partes implicadas con el comportamiento corrupto, un cambio de la práctica habitual del Partido en el que las investigaciones son a menudo limitadas y localizadas a chivos expiatorios compinches, de esa manera se protege a los poderosos patrones políticos.
Más importante aún, Wang está decidido a romper el «Grupo de Shanghai» este año, según una fuente de niveles superiores en la administración de Beijing. En declaraciones a La Gran Época en condición de anonimato, la fuente añadió que Wang había dicho durante una reunión de los cuadros del comité de inspección disciplinaria que «en 2016, Shanghai es la clave».
La masiva incursión de Shanghai parece ser parte de esta audaz ofensiva en contra de la poderosa banda de Shanghai y su padrino, Jiang Zemin.
Jiang y sus hijos ‘bajo control’
Jiang personalmente no ha intervenido para evitar que todo esto pase en su propio terreno, porque su propio poder parece estar disminuyendo.
El Partido Comunista Chino heredó una tradición política china de transmitir mensajes políticos claves con señales en código y crípticos. Así que los observadores de China deben escrutar la celebración o no celebración de aniversarios y «comprobar las listas de invitados en las actividades oficiales y tener en cuenta el orden en el que aparecen sus nombres», argumentó el ya fallecido y muy respetado sinólogo belga, Pierre Ryckmans.
Este año, Jiang no ha aparecido en la lista de invitados en los funerales de cuadros notables del Partido, un marcado contraste con la asistencia constante de Xi Jinping, y aquellos a quienes Jiang anteriormente marginó.
Por ejemplo, el ex líder del Partido, Hu Jintao, y los ex primeros ministros chinos Zhu Rongji, Wen Jiabao, y Li Peng se unieron a Xi y a los miembros del Comité Permanente del Politburó en cuatro velorios en marzo y abril. Hu incluso fue nombrado inmediatamente después de Xi en la lista de invitados que asistieron al funeral del Ingeniero académico, Sung Wenchong.
Hasta hace poco tiempo, no estar en eventos públicos sería impensable para Jiang, caracterizado por mantener una cierta imagen pública. La no asistencia de Jiang en los recientes funerales es posiblemente una indicación sutil por parte de Xi de que el padrino del Partido ya no tiene ninguna posición en el panteón de los ancianos del Partido y que tiene limitada libertad para moverse a su antojo.
De hecho, los hijos de Jiang ahora tienen sus movimientos restringidos, según Zheng Enchong, un prominente abogado de derechos humanos con sede en Shanghai, quien fue puesto bajo arresto domiciliario después de haber luchado mucho con miembros de la banda de Shanghai. Zheng le dijo a La Gran Época que recibió su información sobre Jiang de canales «extremadamente fiables».
«Si los hijos de Jiang Zemin no están siendo restringidos, entonces yo soy el mayor chismoso», dijo Zheng. «Pero yo estoy viviendo muy cómodamente ahora, y las restricciones impuestas sobre mí no son tan graves como en el pasado. … La familia Jiang ha dejado que esta información se filtre porque ya no se sienten seguros, y Xi Jinping está a punto de llevarlos a un calvario».
La facción de Jiang no solo tiene problemas para manejar el flujo de información confidencial. En los últimos meses, los escándalos en Shanghai – leche en polvo envenenada, exageradas ventas en taquilla, y las maldades del sector financiero fueron con frecuencia publicaciones de noticias difundidas en China continental como Caixin y The Paper y en varios sitios web del gobierno. El jefe de redacción Caixin Hu Shuli es un amigo cercano del jefe de lucha contra la corrupción, Wang Qishan.
Detrás del trono
Sin embargo, la detención de la banda de Shanghai, no parece ser la movida final de Xi. Parece que quiere ir más lejos.
En agosto de 2015, el portavoz del Diario del Pueblo transmitió una advertencia editorial a los funcionarios retirados del Partido para que dejaran de manipular los asuntos políticos. Menos de dos semanas más tarde, se retiró una losa de piedra que llevaba la caligrafía de Jiang la cual estaba prominentemente puesta en el jardín delantero de la Escuela Central del Partido en Beijing.
Xi ha estado progresivamente quitando las dificultades desde enero. En un libro de discursos recogidos, Xi indicó que algunos dirigentes del Partido habían formado camarillas y habían jugado al «Taishang Huang» o al poder detrás del trono. Jiang es conocido por haber manipulado al Comité Permanente del Politburó, incluyendo manipular la edad de jubilación y la pertenencia, con el fin de ampliar su poder y asegurar que estuviera en control mucho después de dejar el cargo.
En mayo, Xi advirtió en un discurso ante el organismo de lucha contra la corrupción de las «figuras ambiciosas y conspiradoras» las cuales formaron «grupos y camarillas» que «llevan a cabo sin escrúpulos ambiciones políticas personales».
Hay una necesidad de «erradicar los peligros ocultos para evitar una desgracia», dijo Xi.
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