En el marco de los acuerdos entre China y Argentina firmados en 2014, uno de los puntos más cuestionados por el sector ferroviario y el público en general es el del transporte público y de cargas.
Investigaciones independientes y del Estado elaboraron informes y auditorías en donde se concluye que Argentina compró apresuradamente trenes al “gigante asiático”, sin elaborar un plan estratégico a largo plazo, muchos se adquirieron sin licitación y en detrimento de la industria nacional.
En un primer momento, la minoría de la Auditoría General de la Nación detectó -entre otras irregularidades- la falta de informes de factibilidad, la utilización generalizada de órdenes de pago sin imputación presupuestaria y la adquisición de 220 coches y 20 locomotoras para la ex línea San Martín sin establecerse con antelación un plan de explotación ferroviaria. Además, se advirtió que no hubo cotejo de precios con otras empresas.
Aun más, según denunciaron estos auditores de la oposición, el informe posteriormente se “suavizó” por parte del sector oficialista modificando “radicalmente” las observaciones que habían realizado en el informe preliminar.
Precio vs. Calidad
En la página web Soy Ferroviario denunciaron que a menos de 5 meses de utilización de la flota china comenzó un desguace de las formaciones viejas para colocar partes a los trenes chinos que ya se rompieron. Además destacaron que uno de los mayores problemas de la falta de repuestos para el mantenimiento diario de los trenes chinos son los contratos de compra, donde aquel país dejó estipulado que no se pueden fabricar en Argentina y obliga a comprarlos a ellos por el plazo de 20 años.
Asimismo en un trabajo elaborado y publicado por Mauro Gonzalvez y Juan M. Tosi en junio de 2015, se consideró que si bien es cierto que los trenes chinos son más económicos que los argentinos, el material en que son realizados es chapa pintada, por lo cual a largo plazo puede resultar más caro ya que se sumarán costos futuros en tratamientos anticorrosivos y pintura.
Por otro lado denunciaron que el gobierno nacional “ata al país con contratos de dependencia con China” y que resulta muy dudosa la cantidad pagada por vehículo. Además consideraron que los chinos están explotando indiscriminadamente uno de los yacimientos de hierro más grandes de Sudamérica (Sierra Grande), por lo que infieren que la chapa que compone cada tren chino salió del propio hierro argentino.
Belgrano cargas: el último eslabón en la cadena de la soja
Días atrás el Ministro de Transporte -Florencio Randazzo- recibió a los directivos de la empresa china CEMEC y tras el encuentro confirmó que en octubre estarán llegando al país los primeros 500 vagones de carga para la empresa Belgrano Cargas y Logística.
A su vez informó que desde el mes pasado ya se están ejecutando las obras de renovación de vías con financiamiento de la República Popular China por un monto de 1.250 millones de dólares.
En un trabajo anterior de La Gran Época se había expuesto sobre cuál era el “interés chino” en invertir en Belgrano Cargas, un medio de transporte local que conecta las economías regionales con los principales puertos de exportación. El mismo concluyó en que su interés era el transporte de soja, el último eslabón de la cadena de un negocio que les cierra “redondo”: el comercio de soja desde la siembra hasta su distribución.
Además de que los bancos chinos financien muchos proyectos en Argentina, siempre se llama a la reflexión sobre los aliados que está eligiendo el país y la soberanía que podría estar perdiendo con sus elecciones, la del transporte es una de ellas, no se sabe adónde esos trenes nos pueden llevar.
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