Mitsubishi había admitido que mintió las cifras de consumo en más de 600.000 vehículos. Y casi 1 mes después del escándalo, Nissan anunció la compra de 34% del capital de Mitsubishi: un japonés rescata a otro japonés de la crisis por la manipulación de la información sobre consumo de carburante.
Mitsubishi y Nissan mantienen un acuerdo de cooperación en la fabricación y el desarrollo de motores desde 2011, que no contemplaba el intercambio accionarial. El acuerdo era para la fabricación de automóviles pequeños: los motores de los Nissan eran producidos por Mitsubishi.
Precisamente Nissan, anticipándose a un escándalo que le costaría muy caro a la empresa, fue quien destapó la manipulación de los valores de emisión de las unidades provistas por Mitsubishi Motors.
Su proveedor Mitsubishi Motors admitió haber utilizado desde 1991 un método inadecuado para las pruebas de eficiencia energética de sus vehículos. Varios directivos de la compañía explicaron que las pruebas de medición de la eficiencia energética no fueron reemplazadas cuando hace años el gobierno japonés ordenó que los modernizara.
En este rescate, Nissan se compromete a adquirir 506,6 millones de títulos de nueva emisión de Mitsubishi a un precio unitario de 468,52 yenes, un 5,3% por debajo del cierre bursátil del miércoles 11/05. El acuerdo convertirá a Nissan en el principal accionista de su socio/competidor, con una participación cercana al 34% del accionariado: según la normativa japonesa no debería pasar de 1/3.
Para Nissan hay una ventana de oportunidad estratégica: no ha logrado hacer pie en China, Tailandia y Filipinas, donde Mitsubishi sí ha tenido éxito.
Nissan tiene una participación de mercado de 8.5% en USA. Esto es importante considerando que USA es el 21% del mercado global pero China es el 27%, y llegará a 33% en los siguientes años, dice Guido Vildozo, analista de la consultora IHS.
El brasilero Carlos Ghosn es presidente y CEO de Nissan Motor Co. Ltd., Renault, y presidente de AvtoVAZ, con una participación total de 10% en el mercado mundial, dijo en un comunicado que Nissa y Mitsubishi compartirán y desarrollarán conjuntamente su tecnología, harán compras conjuntas de autopartes, compartirán plantas y cooperarán en la comercialización en los mercados en crecimiento.
Ghosn cobra 7,2 millones de euros al año por esa tarea, además de bonificaciones y beneficios. Luego de producir un boom en el fabricante de neumáticos Michelin, él desembarcó en Renault y fue promotor en 1999 de la compra del 36,8% de Nissan en US$ 5.400 millones. Ambas compañías desarrollaron modelos en conjunto, tales como el Platina y el Clío, hechos sobre una misma plataforma.
La estrategia permitió incrementar su presencia en los países BRIC –Brasil, India, Rusia y China-, mercados que representan alrededor de 30% de las ventas de la Renault-Nissan Alliance.
En 2010, Nissan y Daimler anunciaron una cooperación estratégica para hacer economía de escala, acelerar el crecimiento y compartir el costo de investigación y desarrollo de los vehículos de la siguiente generación. En 2014, anunciaron una inversión por 1.000 millones de euros para construir una planta del modelo Infiniti (Nissan), y otro similar de Mercedes Benz.
Gracias a este tipo de alianzas, Nissan reduce costos y agiliza los lanzamientos de productos. Nissan quiere aumentar su producción en 3 millones de unidades: en 2023 debe alcanzar a 11 millones según su plan estratégico, y alcanzar a su rival Toyota.
Desde que se hizo público el escándalo de las emisiones, el valor de mercado de Mitsubishi había bajado 45% por el temor al volumen de compensaciones a las que tendrá que hacer frente la firma y al daño en su reputación (valor de la marca).
Según la Asociación de Vehículos Motores Ligeros y Motocicletas de Japón, las ventas de automóviles pequeños de Mitsubishi se desplomaron en abril 44,7% con respecto al mismo mes de 2015, a 1.477 unidades.
Nissan aumentó su beneficio neto en el pasado ejercicio fiscal, que terminó el 31/03, en un 14,5%, y la facturación se incrementó en 7,2%.
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