Bélgica analizará las aguas residuales de los aviones que llegan de China en busca de nuevas variantes de COVID como parte de los nuevos pasos para monitorear el virus a medida que aumentan las infecciones en China, anunció el gobierno el lunes.
“Este será un objetivo de monitoreo adicional para verificar que los datos que recibimos de China sean precisos”, le dijo a Reuters Steven Van Gucht, del instituto nacional de salud pública Sciensano.
Dijo que Bélgica sabía que algunos pasajeros infectados con COVID podrían no usar el baño durante sus vuelos y, por lo tanto, la nueva medida «no estaba destinada a rastrear a las personas sino a rastrear de forma independiente lo que está sucediendo en China».
Bélgica también está pidiendo a los viajeros de China que se hagan la prueba de COVID-19 si muestran síntomas siete días después de llegar, pero no hará cumplir esta medida.
En una conferencia de prensa que anunció las nuevas medidas, el ministro de Salud belga, Frank Vandenbroucke, dijo que se necesitaba una política a escala de toda la Unión Europea para hacer frente a la oleada de COVID en China.
Los funcionarios de salud de la UE sostendrán conversaciones el miércoles sobre una respuesta coordinada.
Las autoridades de todo el mundo están imponiendo o considerando restricciones a los viajeros de China, incluidas las pruebas obligatorias de COVID, a medida que las infecciones se propagan allí tras la relajación de las reglas de «cero-COVID» por parte de Beijing.
Propagación de la pandemia en China
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) de las Naciones Unidas, China comenzó a experimentar casos elevados de COVID-19 mucho antes de que levantara sus duras restricciones de cero-COVID en la primera semana de diciembre.
Beijing también rechazó cualquier crítica a sus estadísticas de COVID-19, al tiempo que minimizó el riesgo que presentan las nuevas variantes y dijo que espera que cualquier mutación sea más infecciosa pero menos grave.
El control y la censura de la información por parte del Partido Comunista Chino (PCCh) han dificultado la verificación del alcance y la naturaleza de los informes de una cepa más grave, dada la variedad de reacciones al virus entre los pacientes.
El pueblo chino y los funcionarios de salud de diferentes países están lidiando nuevamente con la actual falta de transparencia sobre el COVID-19 en China, particularmente dadas las cifras increíblemente bajas de infección por COVID-19 y el número de muertes en los informes oficiales.
Al 23 de diciembre de 2022, India reportó 530,690 muertes por COVID-19 a la OMS, mientras que China reportó solo 31,585 muertes desde el comienzo de la pandemia.
En diciembre, los residentes de muchas ciudades chinas reportaron morgues desbordadas y una infraestructura de atención médica a punto de estallar.
La firma de análisis de salud con sede en Gran Bretaña, Airfinity, dijo que, según su modelo del 29 de diciembre, hasta 25,000 personas podrían morir de COVID-19 por día en el pico de COVID-19 esperado en China el 23 de enero, alrededor del Año Nuevo Lunar de China.
En diciembre, los chinos publicaron en las redes sociales informes sobre pacientes de COVID-19 que sufrían síntomas similares a los de la cepa original de SARS-CoV-2 de Wuhan.
El régimen ha rechazado las afirmaciones, diciendo que su monitoreo ha identificado cepas prominentes del brote como ómicron. Mientras tanto, no ha compartido ningún dato de secuenciación con la comunidad internacional, lo que deja a los observadores incapaces de verificar las afirmaciones de Beijing.
La OMS se reúne con China
El 30 de diciembre, la OMS se reunió con los funcionarios de salud de China y les pidió que compartieran detalles y desarrollos en tiempo real sobre el brote de COVID que está causando estragos en todo el país.
El líder de la OMS sobre emergencias sanitarias, Mike Ryan, también señaló el 14 de diciembre, durante una sesión informativa sobre problemas de salud mundial, que la explosión de casos en China “no se debe al levantamiento de las restricciones de COVID”.
“Hay una pequeña narrativa en este momento de que, de alguna manera, China levantó las restricciones y, de repente, la enfermedad está fuera de control. La enfermedad se estaba propagando intensamente porque creo que las medidas de control en sí mismas no detenían la enfermedad, y creo que las autoridades chinas han decidido estratégicamente que para ellos ya no es la mejor opción”.
Sin embargo, el PCCh ahora ha adoptado el enfoque en el otro extremo del espectro de políticas, levantando por completo las restricciones y liberando el virus en una población que había soportado tres años de pruebas obligatorias y cuarentena centralizada con un gran costo social y económico.
Sin que el PCCh comparta los datos de secuenciación a medida que el COVID-19 se propaga y se cobra más vidas en China, los gobiernos están poniendo en marcha sus propias iniciativas para vigilar las variantes emergentes, especialmente antes del 8 de enero, fecha a partir de la cual Beijing levantará sus restricciones de viaje de larga data y permitirá a los residentes viajar internacionalmente de nuevo.
Anteriormente, bajo su política de cero-COVID, las autoridades chinas no emitían pasaportes. Ahora, a medida que una ola severa de COVID se extiende por todo el país, el PCCh está optando por levantar sus restricciones anteriores para permitir que los chinos viajen por todo el mundo, así como que los visitantes vuelvan a ingresar a China.
Muchos países, incluidos Estados Unidos, Japón, Corea del Sur e Italia, impusieron nuevas reglas de prueba a los viajeros de China antes del 8 de enero.
Marruecos se convirtió en el primer país, durante esta nueva ola, en prohibir todos los viajes desde China el 31 de diciembre. Cuando el virus surgió por primera vez en 2019, Estados Unido fue el primer país en prohibir los viajes desde China al inicio de la pandemia.
Con información de Reuters.
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