Marruecos ha impuesto una prohibición de entrada a todos los viajeros de China. La prohibición se debe al aumento de la tasa de infecciones por COVID-19 en el país asiático tras el abrupto cambio de sentido de Beijing en su estricta política de cero-COVID.
El Ministerio de Asuntos Exteriores de Marruecos dijo en un comunicado que la prohibición de entrada se aplicaría a todas las llegadas desde China, independientemente de su nacionalidad, y entrará en vigor a partir del 3 de enero hasta nuevo aviso.
«Esta medida excepcional no afecta en modo alguno a la sincera amistad entre los dos pueblos ni a la asociación estratégica entre los dos países, a la que el Reino sigue firmemente vinculado», declaró el ministerio.
La prohibición tiene como objetivo evitar una nueva ola de contaminación en el país, dice la declaración, y se agregó que Marruecos “siguió de cerca” la situación del virus en China a través del contacto regular y directo con la parte china.
Marruecos también extendió su estado de emergencia hasta el 31 de enero para permitir que las autoridades locales impongan medidas para hacer frente a la propagación del virus. La nación africana ha continuado renovando su estado de emergencia desde que lo adoptó en marzo de 2020.
Marruecos se convirtió en la primera nación en prohibir las llegadas desde China después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) levantara su política de cero-COVID el mes pasado.
Otros países, incluidos Estados Unidos, Australia, Canadá, Japón, Corea del Sur y Malasia, han impuesto restricciones de entrada a los viajeros que llegan de China, entre las que se cuentan pruebas de COVID-19 antes de partir.
El 28 de diciembre, los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades (CDC) ordenaron la prueba de COVID para todos los visitantes que vuelen desde China a Estados Unidos, citando el hecho de que el régimen chino no proporcionó “datos de secuencia genómica viral y epidemiológica adecuados y transparentes”.
Estados Unidos fue una de las primeras naciones en prohibir la entrada de ciudadanos extranjeros de China bajo la administración Trump, en enero de 2020, cuando el nuevo coronavirus comenzó a surgir en China.
El brote de COVID-19 en China
El PCCh disminuyó abruptamente sus estrictas restricciones por el COVID-19 en diciembre luego de un descontento histórico por las restricciones draconianas. Pero, sin una planificación y medidas adecuadas para un retiro gradual de la política, el sistema de salud quedó mal preparado ante el rápido aumento de casos entre la población, la cual ya tenía poca inmunidad natural al virus.
Los servicios de emergencia de primera línea en China rápidamente se saturaron, los estantes de las farmacias quedaron vacíos y los hospitales se desbordaron. Las instalaciones de aplicación de la ley y el poder judicial cerraron.
Se estimó que hasta 37 millones de personas por día están contrayendo el virus en China, según las actas filtradas de una reunión del principal organismo de salud del país, confirmadas por múltiples medios de comunicación.
La cantidad acumulada de infecciones en los primeros 20 días de diciembre probablemente llegó a 248 millones, casi el 18 por ciento de la población, dijeron funcionarios durante la reunión interna de la Comisión Nacional de Salud el 21 de diciembre, solo 13 días después de que el régimen revirtiera algunas de sus medidas anti-COVID más duras.
La cifra es exponencialmente más alta que el recuento oficial de virus del régimen y, de ser precisa, significaría que el brote de China es el más grande del mundo.
Lisa Bian y Sean Tseng contribuyeron a este artículo.
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