Es posible que el gobierno federal no pueda hacer nada en respuesta a la nueva ley de aborto de Texas, reconoció el viernes el presidente Joe Biden.
Texas, en una ley que entró en vigor el 1 de septiembre, prohibió los abortos después de que se detecten los latidos del corazón del feto, y ordenó que los médicos que realicen abortos traten de detectar un latido antes de intentar el procedimiento.
Biden dijo el jueves que estaba dando instrucciones a los abogados de la Casa Blanca para que analizaran la ley existente para ver si las agencias federales podían garantizar de alguna manera un mayor nivel de acceso al aborto que el permitido por la nueva medida.
Cuando se le preguntó el viernes qué podía hacer su administración, dijo que no estaba seguro.
«Lo que me dijeron —y debo decirles que no estoy seguro— me dijeron que hay posibilidades dentro de la ley existente para que el Departamento de Justicia mire y vea si hay cosas que se pueden hacer para limitar la acción independiente de los individuos en la aplicación de una ley estatal», dijo en la Casa Blanca, respondiendo a una pregunta por primera vez en días.
«No sé lo suficiente como para darle una respuesta todavía. He pedido que lo revisen», añadió.
La ley de Texas permite a los ciudadanos particulares demandar a los médicos que presuntamente practiquen abortos ilegales o a las personas que colaboren con ellos.
También prohíbe a los funcionarios estatales hacer cumplir la medida, una disposición inusual que ayudó a la ley a resistir el escrutinio inicial de la Corte Suprema.
Biden y varios otros demócratas de alto nivel han arremetido contra la ley en los últimos días, describiéndola como un ataque al derecho constitucional al aborto tal y como lo decidieron los jueces en el caso Roe v. Wade.
«No solo faculta a completos desconocidos a inmiscuirse en la más privada de las decisiones tomadas por una mujer— sino que los incentiva a hacerlo con la perspectiva de 10,000 dólares si ganan el caso», dijo Biden en una declaración escrita esta semana.
El presidente el viernes dio marcha atrás en un asunto relacionado, diciendo que respetaba a las personas que creen que la vida comienza en el momento de la concepción, pero que él no está de acuerdo y no «impondría eso a la gente».
Hablando como vicepresidente en 2015, Biden dijo que «estoy preparado para aceptar que en el momento de la concepción hay vida y ser humano, pero no estoy preparado para decir eso a otras personas temerosas de Dios y no temerosas de Dios que tienen una visión diferente».
Biden es un católico al que se le ha negado la comunión por ir en contra de las enseñanzas de la fe respecto al aborto.
Por su parte, el fiscal general de Texas, Ken Paxton, dijo el jueves que la elaboración de leyes que regulen cuándo, cómo y dónde se realizan los abortos debe corresponder a los estados, no a la Corte Suprema.
«Roe contra Wade se creó de la nada», dijo Paxton durante una aparición en Newsmax. «No había ningún precedente. No había ninguna ley. Afirman que es constitucional, cierto, pero básicamente crearon este derecho que nunca había existido antes, y anularon todas nuestras leyes estatales, incluyendo la de Texas. Y la realidad es que debería ser la jurisdicción local, los estados locales los que tomaran esas decisiones».
El republicano también acusó a Biden de estar «fuertemente a favor del aborto» y de no querer «ningún límite».
«No quiere que los estados tengan ningún control sobre él», dijo Paxton. «Y la realidad es que no debería ser así».
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