Un nuevo brote de COVID-19 en Shanghai se ha extendido fuera de las fronteras de la ciudad, mientras que otra metrópolis, Tianjin, ha entrado en modo de «tiempo de guerra» luego de una serie de infecciones.
Las autoridades de Shanghai confirmaron por primera vez a un grupo de pacientes locales con COVID-19 el 9 de noviembre. Un día después, la provincia de Anhui—a unas cinco horas en automóvil—afirmó que un nuevo paciente local infectado de virus del PCCh contrajo la enfermedad en Shanghai.
Mientras tanto, los internautas chinos se sorprendieron con la noticia de que el regulador de salud de Brasil, Anvisa, detuvo los ensayos clínicos de una posible vacuna para el COVID-19 fabricada por la compañía farmacéutica china Sinovac, citando un «grave evento adverso».
Muchos chinos ya se han vacunado con CoronaVac de Sinovac.
La provincia de Zhejiang, al este de China, anunció el 17 de octubre que 743,000 personas en la región han sido vacunadas con CoronaVac. La provincia tiene como objetivo vacunar a todos los residentes, unos 58.5 millones, según un anuncio oficial de febrero.
Sinovac emitió una declaración el 11 de noviembre afirmando que los efectos adversos podrían no estar relacionados con la vacuna. «Confiamos en la seguridad de la vacuna», dijo. Los internautas no estuvieron convencidos y expresaron su preocupación por redes sociales, que pronto fueron censuradas por las autoridades.
Shanghai
El subjefe de distrito de Pudong, Shanghai, Li Guohua, anunció el 9 de noviembre un nuevo paciente de COVID-19 durante una conferencia de prensa: un hombre de 51 años de apellido Wang quien vive en la aldea de Yingqian, municipio de Zhuqiao en Pudong y trabaja en el Aeropuerto Internacional de Pudong como transportador de carga. Wang fue al hospital luego de experimentar fiebre, congestión nasal y fatiga el 8 de noviembre y fue diagnosticado el segundo día.
Aún sigue siendo un misterio sobre dónde y cómo contrajo el virus el Sr. Wang.
Zhang Lei vive en la aldea de Wang. Él dijo que se pidió a todos los aldeanos que se alinearan para las pruebas de ácido nucleico para el COVID-19 el 9 de noviembre, y que el pueblo ha estado en completo confinamiento desde entonces.
“Todos los negocios de nuestra aldea fueron cerrados, incluidas las guarderías”, se quejó Zhang en una entrevista telefónica.
“No sabemos cuándo podremos salir de casa libremente”, agregó.
Los dueños de la tienda diseños de lujo Florentia Village, la cual se encuentra a unos 4 kilómetros del pueblo, dijeron que Wang los había visitado en los últimos 14 días y que las tiendas que frecuentaba fueron obligadas a cerrar.
La Sra. Shi, residente de Shanghai, dijo a la edición china de The Epoch Times que estaba preocupada por la propagación del virus en Shanghai luego de que fuera sede de la Exposición Internacional de Importaciones de China (CIIE) del 5 al 10 de noviembre. Muchos expositores de todo el país habrían llegado a través del aeropuerto donde trabajaba Wang.
El director de la comisión de salud de Shanghai, Wu Jinglei, dijo en una conferencia de prensa que 1.22 millones de personas asistieron a la CIIE del 5 al 8 de noviembre, cuando Wang estaba trabajando.
El 10 de noviembre, la ciudad de Fuyang en la provincia de Anhui anunció que un hombre de 50 años de apellido Lan quien trabajó con Wang en Shanghai durante varios meses había contraído COVID-19. Él regresó a su ciudad natal del condado de Yingshang (ubicado en Fuyang) el 5 de noviembre.
La comisión de salud de Fuyang dijo en su anuncio que Lan se sintió enfermo y visitó un hospital el 7 de noviembre, pero no fue diagnosticado. En la noche del 9 de noviembre, las autoridades locales pusieron en cuarentena a Lan en un hospital. A la mañana siguiente, Lan fue diagnosticado con COVID-19.
Tianjin
Mientras tanto, las autoridades declararon a Tianjin al norte de China–una ciudad de 15.6 millones de habitantes–en modo de «tiempo de guerra» debido a un brote en la Nueva Área de Binhai.
Según el periódico estatal Tianjin Daily, dos vecindarios del distrito fueron puestos bajo confinamiento desde el 9 de noviembre, lo cual significa que ningún residente puede irse sin dar negativo a la prueba del COVID-19 realizada dentro de los últimos siete días.
El periódico informó detalles sobre dos infecciones reveladas por las autoridades: un trabajador de descarga de una empresa de alimentos congelados, y un conductor de camión que enviaba alimentos congelados.
Los funcionarios de Tianjin afirmaron que el virus provenía de codillos de cerdo congelados importados de Alemania. Sin embargo, actualmente no hay investigaciones que sugieran que el COVID-19 se pueda transmitir a través de alimentos contaminados.
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