La dirigente de Hong Kong, Carrie Lam, dijo recientemente que guarda «montones de dinero en efectivo» en su casa porque los bancos se han negado a prestarle servicios tras las sanciones impuestas por Estados Unidos sobre ella.
Lam se encuentra entre los 11 funcionarios de Hong Kong y China que fueron incluidos en la lista negra de la administración Trump en agosto, por su papel en el debilitamiento de la autonomía y las libertades de la ciudad. Las sanciones formaron parte de una serie de respuestas de Estados Unidos luego que Beijing impusiera el 30 de junio una ley de seguridad nacional en la ciudad gobernada por China, que castiga delitos vagamente definidos como la secesión y la subversión con una pena máxima de cadena perpetua.
Lam dijo que era una líder «que no tiene servicios bancarios a su disposición», en una entrevista el 27 de noviembre con el medio local inglés, Hong Kong International Business Channel.
«Estoy usando dinero en efectivo todos los días. Tengo montones de dinero en casa, el gobierno me paga en efectivo por mi salario porque no tengo una cuenta bancaria», añadió.
Lam es una de las líderes mejor pagadas del mundo. De acuerdo con un informe del gobierno de Hong Kong, está ganando unos 5.21 millones de dólares hongkoneses (alrededor de USD 672,200) de salario para el año fiscal 2020 a 2021.
En 2019, USA Today clasificó a los líderes mejor pagados del mundo hasta abril de 2018. A la cabeza de la lista se encontraba el primer ministro de Singapur, Lee Hsien Loong, con un salario anual de USD 1.6 millones, seguido de Lam en segundo lugar con USD 568,400 y el presidente Donald Trump en cuarto lugar con USD 400,000.
También durante la entrevista, Lam dijo que era «un honor» ser sancionada por el gobierno de Estados Unidos.
Esta no es la primera vez que Lam hace declaraciones describiendo el impacto de las sanciones estadounidenses sobre ella. A mediados de agosto, Lam le dijo a la agencia estatal china CGTN que se enfrentaba a «un pequeño inconveniente» porque el uso de sus tarjetas de crédito estaba «obstruido» por las sanciones estadounidenses.
La imposibilidad de Lam de tener una cuenta bancaria con los bancos de China continental se debe en parte al hecho de que la mayoría de las transacciones financieras del mundo entre los bancos pasan por el sistema SWIFT con sede en Bélgica, el cual está dominado por el dólar estadounidense. Así pues, los bancos chinos corren el riesgo de quedar aislados de los mercados financieros mundiales si no cumplen las sanciones estadounidenses y siguen prestando servicios a las personas sancionadas.
SWIFT, es la abreviatura de la Sociedad para las Comunicaciones Financieras Interbancarias Mundiales, es una red de mensajería que permite a los bancos y otras instituciones financieras realizar transacciones rápidas y seguras, incluidas las transferencias de dinero.
En agosto, Bloomberg informó que algunos de los bancos estatales de China estaban adoptando medidas para cumplir las sanciones impuestas por Estados Unidos a los 11 funcionarios de Hong Kong y China, y un banco no identificado ya había suspendido la actividad de las cuentas de ellos.
Benedict Rogers, director ejecutivo de la organización británica sin fines de lucro Hong Kong Watch, utilizó su cuenta de Twitter el sábado para señalar que las declaraciones de Lam mostraban que las sanciones funcionan. También instó al secretario británico de Relaciones Exteriores Dominic Raab a imponer sanciones a Lam inmediatamente.
Este mismo mes, el asistente de Raab, Nigel Adams, dijo al Parlamento Británico que «continuará considerando designaciones bajo sanciones del tipo Magnitsky» contra individuos del régimen por sus acciones en la ciudad, según Reuters.
La semana pasada, el gobierno británico concluyó que Beijing hizo «violaciones sustanciales» de la Declaración Conjunta Sino-Británica en su último informe semestral sobre Hong Kong.
El régimen chino y Reino Unido firmaron la Declaración Conjunta Sino-Británica en 1984, la cual allanó el camino para la devolución de Hong Kong a China en 1997.
En virtud de ese tratado, el Partido Comunista Chino se comprometió a que, durante al menos 50 años después de 1997, los hongkoneses gozarían de autonomía y libertades que no se conceden a la gente de China continental bajo un modelo conocido como «un país, dos sistemas».
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