China nombró al general Li Shangfu como su nuevo ministro de defensa, convirtiendo al general en el objetivo de las sanciones estadounidenses en el rostro del creciente ejército del régimen comunista.
El 12 de marzo, la Asamblea Popular Nacional (APN), el órgano títere legislativo chino, confirmó formalmente el nombramiento de Li como ministro de Defensa Nacional y consejero de Estado.
El ingeniero aeroespacial de 65 años sucede a Wei Fenghe, quien renunció a la Comisión Militar Central, el máximo órgano de toma de decisiones que supervisa el Ejército Popular de Liberación (EPL), en el congreso del Partido en octubre de 2022, tras alcanzar la edad habitual de jubilación de 68 años.
Si bien el nuevo cargo de Li se considera en gran medida diplomático y ceremonial dentro del sistema de poder de China, analistas externos han seguido de cerca su ascenso, dados sus antecedentes.
La administración Trump impuso sanciones a Li por la presunta compra de aviones de combate y equipos al principal exportador de armas de Rusia, Rosoboronexport, en violación a una ley de sanciones de 2017 que busca castigar a Rusia por interferir en las elecciones estadounidenses, la agresión en el este de Ucrania y otras actividades.
La sanción, anunciada en 2018, prohibía a Li entrar en Estados Unidos y acceder a cualquier propiedad y activo en el país.
En ese momento, Li era director del Departamento de Desarrollo de Equipos, una subdivisión dependiente de la Comisión Militar Central responsable de la adquisición de armas.
El nuevo cargo de Li llega en un momento en el que la relación entre China y Estados Unidos está tensa por diversos asuntos, desde el espionaje económico del régimen comunista hasta las acciones militares enérgicas contra Taiwán. La última disputa fue provocada el mes pasado por un globo espía que sobrevoló Estados Unidos durante varios días antes de ser derribado. El 7 de febrero, funcionarios del Pentágono dijeron que solicitaron una llamada telefónica entre Wei y el secretario de Defensa de EE. UU., Lloyd Austin, pero Beijing se negó.
El ascenso de Li sugiere que el régimen comunista tiene poco interés en aliviar las tensiones con Washington, dicen algunos analistas.
El portavoz del Pentágono, el teniente coronel del ejército, Marty Meiners, dijo la semana pasada que el ejército estadounidense no podía realizar comentarios sobre los artículos de los medios de comunicación acerca de los cambios de liderazgo en China, pero que Estados Unidos ha sido claro en su deseo de mantener las comunicaciones con el EPL.
«Las líneas abiertas de comunicación pueden ayudarnos a gestionar el riesgo, evitar errores de cálculo y gestionar responsablemente la competencia», dijo Meiners.
El ascenso de Li forma parte de una serie de movimientos de personal anunciados durante la reunión anual de la APN, que concluye el 13 de marzo.
En la reorganización de una vez cada cinco años, Xi aseguró su tercer mandato como jefe de Estado, con lo que va camino de convertirse en uno de los líderes chinos que más tiempo ha permanecido en el poder desde Mao Zedong, que dominó el país durante 27 años, hasta su muerte en 1976.
Muchos de los leales a Xi fueron ascendidos al liderazgo del país. Por ejemplo, el exjefe del partido en Shanghai, Li Qiang, fue nombrado primer ministro chino, el segundo cargo más alto del país, el 10 de marzo.
Algunos estudiosos creen que Li tiene estrechos vínculos con Zhang Youxia, un estrecho aliado militar de Xi. Zhang, de 73 años, fue ascendido a vicepresidente primero de la Comisión Militar Central en octubre de 2022, y Li le siguió en el grupo de liderazgo de siete personas de la comisión.
Li pasó la mayor parte de su carrera en los programas de satélites de China, trabajando en el Centro de Lanzamiento de Satélites de Xichang, en la provincia de Sichuan durante más de 30 años. En 2007, cuando Li se desempeñaba como director del centro, China llevó a cabo con éxito su primera prueba de armas antisatélite.
En 2016, Li fue nombrado subcomandante de la entonces nueva Fuerza de Apoyo Estratégico del EPL, un cuerpo de élite encargado de acelerar el desarrollo de las capacidades de guerra espacial y cibernética del EPL.
Con información de Reuters.
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