China: Un movimiento clandestino de medios busca desmantelar la propaganda del régimen chino

Por Danella Perez Schmieloz
07 de abril de 2022 9:51 PM Actualizado: 07 de abril de 2022 9:51 PM

Un movimiento de desobediencia civil dirigido por un grupo religioso perseguido tiene como objetivo desmantelar la propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh), según un nuevo documental corto publicado por el Centro de Información de Falun Dafa.

El movimiento pacífico, liderado por practicantes de la disciplina espiritual Falun Gong, emula el espíritu de Gandhi y Martin Luther King Jr., y se encuentra entre los más grandes registrados en la historia, dice el documental. Su propósito es desacreditar la desinformación difundida por el régimen chino sobre Falun Gong, una práctica que ha sido perseguida durante más de dos décadas por Beijing.

Debido a la censura generalizada del internet estrictamente controlado en China, los practicantes han recurrido al medio impreso tradicional para contrarrestar la propaganda de Beijing mediante la distribución de folletos y otros materiales de puerta en puerta.

Falun Gong, también conocido como Falun Dafa, es una disciplina espiritual que involucra ejercicios de meditación y enseñanzas morales basadas en tres principios fundamentales: verdad, benevolencia y tolerancia. La práctica ganó popularidad en China durante la década de 1990, con estimaciones que sitúan la cifra de practicantes entre 70 y 100 millones.

El régimen comunista, temiendo que la cifra de practicantes representara una amenaza para su control autoritario, inició una amplia campaña para reprimir la práctica y sus practicantes en julio de 1999, que continúa en la actualidad.

Desde entonces, millones han sido detenidos dentro de prisiones, campos de trabajos forzados y otras instalaciones, con cientos de miles torturados mientras estaban encarcelados, según el Centro de Información de Falun Dafa. Los practicantes arrestaddos también han sido víctimas de la sustracción forzada de órganos, una práctica espeluznante que ha resultado en la muerte de un número incalculable de practicantes para obtener sus órganos, y así alimentar la lucrativa industria de trasplantes en China.

Un componente crítico de la persecución del PCCh es su campaña de información contra la práctica, cuyo objetivo es poner a los ciudadanos chinos en contra de Falun Gong y de sus practicantes. Con este fin, el régimen se basó en gran medida en la propaganda, difundiendo el odio contra la práctica al tergiversar la práctica espiritual y al difamar a sus practicantes.

Esta campaña de propaganda logró moldear la opinión pública contra Falun Gong en China, según Levi Browde, director ejecutivo del Centro de Información de Falun Dafa.

“Existe una idea errónea generalizada de que la propaganda abierta, especialmente cuando la produce un régimen totalitario, funciona principalmente con los ingenuos o sin educación, pero ese simplemente no es el caso”, dijo Browde en un comunicado.

“Eso puede tener un impacto devastador en cualquiera, especialmente cuando hay poco o ningún acceso a información objetiva”, agregó.

En el contexto de la campaña de desprestigio, el régimen exigió a los vecinos, familiares y compañeros de trabajo que informaran y entregaran a los practicantes de Falun Gong a las autoridades y los discriminaran, según el documental. En el proceso, se destruyeron familias, amistades y comunidades.

“La propaganda del PCCh genera odio. Ese odio engendra violencia, y los efectos no solo son devastadores para las víctimas de esta violencia, sino que destruyen los corazones y las mentes de aquellos engañados para que sean cómplices o, al menos, terriblemente silenciados”, dijo Browde.

En respuesta, los practicantes de Falun Gong “adoptaron un método de desobediencia civil”, hablando directamente a la gente a través de la distribución de volantes y otros materiales que desacreditan la propaganda estatal, dice el documental.

Los practicantes comenzaron a montar imprentas en casa para producir materiales y comenzaron a salir de noche para dejarlos en las puertas de los barrios residenciales, arriesgando sus vidas en el proceso. También colgaron pancartas en lugares públicos con mensajes que despejen la desinformación.

Más tarde comenzaron a distribuir los “Nueve comentarios sobre el Partido Comunista Chino”, un libro publicado por primera vez por The Epoch Times en 2004 que explora la historia del engaño y el asesinato perpetrados bajo el gobierno totalitario del PCCh.

El movimiento se expandió rápidamente, según el documental, y para 2009 había 200,000 sitios de impresión clandestinos en toda China, según informa Minghui.org, un sitio web con sede en EE. UU. que rastrea la persecución contra Falun Gong en China y proporciona la mayoría de los materiales de información utilizados para la impresión.

Minghui también estimó que entre 20 y 40 millones de personas han participado en la producción y distribución de dichos materiales.

“La propaganda del PCCh destruye el espíritu humano, por lo que estos medios clandestinos están tratando de detener eso dando acceso a la gente a la verdad, incluso cuando el régimen los rodea con mentiras”, dijo Browde.

Para contrarrestar este movimiento, los policías locales rutinariamente saquean las casas de los practicantes en busca de sitios de impresión y patrullan los vecindarios para buscar a los que distribuyen materiales, según el documental.

Si son atrapados, los practicantes de Falun Gong pueden enfrentar detención, tortura, trabajos forzados, sustracción de órganos e incluso la muerte a manos del PCCh.

“Es una empresa terriblemente peligrosa, pero para decenas de millones en toda China, vale la pena el riesgo”, dijo Browde.


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