Estados Unidos dijo que China es su «mayor competencia» en Latinoamérica y que disputar esa autoridad es un «desafío central» para la actual administración.
La portavoz en español del Departamento de Estado, Namita Biggins, habló sobre el rol que tiene el Partido Comunista Chino (PCCh) en la región durante una entrevista con el medio argentino Infobae.
Biggins, quien también es directora del Media Hub of the Americas, dijo que la administración Biden “entiende bien” que Beijing tiene “mucha influencia en la región”, de acuerdo al medio. Sin embargo, la portavoz dijo que Estados Unidos “sigue siendo el socio preferido en el Hemisferio Occidental”.
“Compartimos valores democráticos y vamos a enfocarnos en fortalecer la gobernanza y promover la transparencia. Son valores muy diferentes de los que definen a China”, agregó.
Asimismo, la vocera del departamento adelantó la disposición del gobierno de «responsabilizar» al régimen chino por sus abusos hacia los derechos humanos.
Durante su primer discurso en el Departamento de Estado el 4 de febrero, Biden dijo que EE. UU. debe «enfrentar este nuevo momento de avance del autoritarismo», incluidas las del PCCh.
Si bien Biden dijo que su administración “presionará” en lo que respecta a cuestiones de derechos humanos en China, él agregó que Estados Unidos está “listo para trabajar con Beijing si a Estados Unidos le conviene hacerlo”. Para algunos expertos sobre China, dichos comentarios sugieren que Biden podría no querer enfrentarse a China en cuestiones difíciles.
La administración Trump lanzó políticas muy restrictivas hacia el régimen chino y advirtió sobre la creciente influencia del gigante asiático en América Latina.
El entonces principal asesor de Trump para América Latina, Mauricio Claver-Carone, dijo que Trump deseaba que América Latina–en especial países como Ecuador, Perú, y Bolivia–forjen lazos económicos fuertes con Estados Unidos en lugar de China, ya que eso solo dejarán en la región “dependencia, deuda y corrupción”.
«Ecuador, Bolivia y Perú han tenido relaciones comerciales ‘innaturales’ con China y sería bueno que se refuercen sus relaciones con los EE.UU., porque al fin y al cabo, lo visto de China son los peores hábitos del pasado. Dependencia, deuda y corrupción, eso es lo que [China] ha traído al Hemisferio Occidental–cosas del siglo XX que fue un siglo perdido para América Latina», dijo Claver-Carone a EFE en una entrevista al medio el 20 de enero.
En las últimas dos décadas, el régimen chino ha ido expandiendo rápidamente su posición e influencia a través del comercio, los préstamos y las inversiones, de acuerdo con Evan Ellis, investigador en estudios de América Latina y experto en China.
Ellis dijo que el comercio de China con la región creció de USD 12,000 millones en 2000 a USD 278,000 millones en 2017.
A finales de 2018, China se consolidó como el segundo socio comercial de Latinoamérica.
La mayor parte de las inversiones en la región son a través de la Iniciativa de la Franja y la Ruta, una trampa de la deuda para financiar proyectos de infraestructura a través de prestamistas controlados por el régimen chino con falta de transparencia, lo cual deja a los países prestatarios con enormes cargas de deuda. La iniciativa ha contribuido a la acumulación sustancial de deuda externa en muchos países en desarrollo, según un informe de 2020 del Instituto de Finanzas Internacionales.
Hasta ahora, 18 países de América Latina y el Caribe se han unido a la iniciativa. Uno de estos países es Ecuador, quien debe a China el 71.53% del total de la deuda con otros países, y que recientemente firmó un acuerdo con Estados Unidos para una línea de crédito de USD 3500 millones con la cual podrá refinanciar su deuda con China.
Los expertos también han señalado el peligro de los préstamos del PCCh a los países autoritarios de la región como Venezuela.
Ellis dijo que Beijing proporcionó más de USD 62,000 millones en préstamos a los regímenes de Hugo Chávez y Nicolás Maduro “para fomentar sus actividades subversivas y criminales” mientras expropiaban a las empresas occidentales y “desmantelaban la democracia”.
También destacó que China vendió en la región una creciente gama de sistemas de vigilancia, en el cual el PCCh puede obligar a las empresas chinas a entregar datos que pasan por estas estructuras para «comprometer a los líderes u obtener influencia en las interacciones comerciales y políticas”. Ecuador, Bolivia y Panamá son algunos de los países que utilizan estos sistemas de monitoreos.
Con información de EFE y de los reporteros de The Epoch Times, Pachi Valencia y Eduardo Tzompa.
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