El año de la reivindicación parte 5: Carter Page

Por Brian Cates
01 de septiembre de 2020 5:46 PM Actualizado: 01 de septiembre de 2020 5:46 PM

Comentario

El año 2020 ha sido un año de reivindicación para muchas de las personas que fueron blanco del masivo y continuamente creciente engaño del Russiagate. He estado catalogando esto en una serie en desarrollo aquí en The Epoch Times:

Parte 1: El presidente Donald Trump, Parte 2: El teniente general Michael Flynn (retirado); Parte 3: La historiadora Svetlana Lokhova; y Parte 4: El representante Devin Nunes (R-Calif.).

Ahora, en esta quinta entrega, llegamos a Carter W. Page, el exasesor de campaña de Trump que fue acusado por algunas de las personas más poderosas del mundo de ser un traidor a su país.

Page tiene una importante historia que contar, y pueden leerla en su nuevo libro publicado el 25 de agosto titulado «Abuse and Power: How an Innocent American Was Framed in an Attempted Coup Against the President» (Abuso y poder: Cómo un estadounidense inocente fue incriminado en un intento de golpe de estado contra el presidente).

Después de que el candidato Donald Trump mencionó el nombre de Page a los reporteros del Washington Post que hacían preguntas puntuales sobre la falta de experiencia en política exterior del multimillonario inmobiliario, exoficial naval y graduado de Annapolis se encontró repentinemente recibiendo mucha atención de múltiples medios de comunicación.

La mayoría de estas primeras historias de los medios de comunicación fueron escritas a propósito para establecer un discurso de que Page era una figura corrupta que necesitaba ser investigada a fondo por las autoridades apropiadas.

Como el mismo Page expresa en su libro:

«Fui el blanco de los enemigos políticos de Donald Trump dentro del FBI, el Departamento de Justicia, y en otros lugares, que decidieron convertirme en la Prueba A en un argumento imaginario de conspiración entre Trump y Rusia».

Una estrategia clave utilizada para presentar a Page como «Prueba A» en la teoría de la conspiración Trump/Rusia involucró el uso por parte de esta poderosa gente de sus extensos contactos en el corporativo mediático para «sembrar» el ciclo de noticias de las elecciones con numerosas historias sobre este misterioso y sombrío compañero Carter Page y lo íntimo que supuestamente era con el gobierno ruso. Muchos de estos «artículos de noticias» insinuaron fuertemente que alguien, tal vez el FBI, realmente necesitaba investigar a este sospechoso personaje.

Al darse cuenta de que se estaba convirtiendo rápidamente en un conducto para un ataque coordinado de desprestigio contra toda la campaña presidencial de Trump por parte de altos funcionarios del gobierno federal, así como por poderosos medios de comunicación y figuras políticas, Page renunció como asesor el 26 de septiembre de 2016.

No cambió nada. El FBI todavía presentó una orden de vigilancia contra Page a la Corte de Vigilancia de Inteligencia Extranjera el mes siguiente en octubre.

Como dice Page en el cuarto capítulo de su libro:

«Me di cuenta de que el FBI, armado con la capacidad de mirar retroactivamente mis comunicaciones y contactos dentro de la campaña, me había encontrado una plataforma conveniente desde la cual montar una investigación política y un trabajo de desprestigio de Donald Trump en las últimas semanas antes de las elecciones».

El papel del expediente de Steele para seleccionar a Carter Page como objetivo

Como ya he comentado en una columna anterior, el uso por parte del FBI del falso expediente del exagente del MI6 Christopher Steele como base para lanzar las investigaciones de Page y de los asociados de la campaña de Trump, Paul Manafort, Michael Cohen y el teniente general Michael Flynn, solo fue posible si nadie miraba críticamente las acusaciones y el origen.

Tras la publicación del expediente por BuzzFeed en enero de 2017, el despliegue publicitario inicial de los medios de comunicación sobre las impecables credenciales de inteligencia de Steele logró encubrir y retrasar la comprensión del completo absurdo de lo que realmente había sucedido.

El mito de que Steele era un intrépido agente de inteligencia cuyas fuentes altamente conectadas en el Kremlin le habían revelado una seria amenaza a la seguridad nacional que implicaba una campaña presidencial llena de títeres secretos de Putin solo dio paso lenta e inexorablemente a la brutal verdad con el paso de los años:

Steele era en realidad solo un fantasioso político altamente pagado que trabajaba para la campaña de Hillary Clinton, que tomó una charla especulativa en un bar de un asistente de investigación de bajo nivel del Instituto Brookings en Washington y la hizo pasar al FBI y a los reporteros de noticias como inteligencia de fuentes de alto rango del Kremlin.

Las afirmaciones del expediente sobre Page siempre fueron manifiestamente absurdas a primera vista.

La oferta de soborno que nunca fue

El expediente alega que el exdirector de la campaña de Trump, Manafort, usaba a Page como intermediario con el gobierno de Vladimir Putin durante sus visitas a Rusia. Durante una de estas visitas, el expediente afirma que Page se reunió con Igor Sechin, un hombre considerado por muchos como el segundo en el poder solo después del propio Putin y que también es el presidente de la enorme corporación petrolera Rosneft.

Steele afirma que su fuente le dijo que Sechin le hizo una impresionante oferta de soborno a Page: Si Trump ganaba las elecciones y levantaba las sanciones rusas, Sechin estaba dispuesto a transferir el 19% de las acciones de Rosneft —una cantidad que valdría muchos miles de millones de dólares— al control de Trump y a sus socios.

Los problemas con esta acusación son muchos, no menos importante es que Page sostiene que hasta el día de hoy nunca se ha reunido con Trump, nunca se reunió Manafort, y ciertamente nunca se ha reunido con Sechin. Y aún no ha aparecido ninguna evidencia que contradiga la afirmación de Page.

Las posibilidades de que un candidato y un director de campaña enviaran a un voluntario no remunerado y de bajo nivel a una misión tan delicada, cuando ninguno de los dos se había reunido con él, son difíciles de creer.

También desafía al sentido común que durante su primer encuentro con alguien que ni siquiera estaba en el círculo íntimo de Trump, Sechin hiciera una oferta de soborno tan asombrosa.

Asimismo, señalaré que es también una cuestión de registro público que cuando el FBI finalmente hizo tiempo para entrevistar a la supuesta fuente de Steele para esta increíble acusación de soborno, la fuente lo negó completamente.

Sin embargo, este ridículo reporte de un soborno en un expediente falso lanzó una investigación de espionaje sin precedentes en una campaña presidencial porque los agentes federales insisten en que lo tomaron en serio.

Cada vez está más claro que el falso expediente de Steele transformó a Page en alguien que nunca fue, y los agentes corruptos de la ley y de inteligencia usaron esta imagen distorsionada de Page para ayudar a lanzar un engaño masivo a todo el país.

Page ha insistido incansablemente desde las primeras etapas de este engaño en que era inocente. Todos los hechos que han surgido en los cinco años siguientes han apoyado su argumento.

Para hacer parecer a Page como un traidor a su país, los funcionarios federales presuntamente rompieron todos sus juramentos, violaron la Constitución y cometieron múltiples crímenes federales.

El fiscal de Estados Unidos, John Durham, está concluyendo su investigación criminal sobre cómo ocurrió exactamente el engaño del Russiagate. Se espera que haga que los responsables rindan cuentas, ya que ha presentado una acusación contra el exabogado del FBI, Kevin Clinesmith. Es probable que haya muchas más.

Al final, creo que Page será completamente reivindicado, y aquellos que rompieron la ley y violaron sus derechos para poder llegar a Donald Trump irán a prisión.

Brian Cates es un escritor del sur de Texas y autor de “Nadie me pidió mi opinión… pero aquí está de todos modos”. Se puede contactar con él en Twitter @drawandstrike.

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Las opiniones expresadas en este artículo son propias del autor y no necesariamente reflejan las opiniones de The Epoch Times

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