La Guardia Nacional de Minnesota y los oficiales de la patrulla estatal fueron desplegados a Minneapolis justo después de la medianoche del viernes, cuando el estado se hizo cargo de las operaciones de la ciudad en un intento por sofocar los disturbios.
El gobernador Tim Walz dijo el viernes en una conferencia de prensa que el sorprendente abandono de una estación policial lo llevó a actuar en una toma de control.
«Parecía que ese instante era el momento para actuar», dijo.
Los manifestantes irrumpieron en la estación después de que los agentes de policía se marcharon repentinamente, incendiando y destruyendo la mayoría de las cosas a la vista.
Los funcionarios estatales temen que el envío de las fuerzas del orden armadas y de los soldados actúe como un catalizador, teniendo en cuenta que las protestas comenzaron con la muerte de un hombre negro desarmado, George Floyd, después de que la policía lo detuviera. «Mi punto al respecto fue que no necesitamos un catalizador para eso, ya está ardiendo», dijo Walz, comprometiéndose a corregir lo que describió como una falta de liderazgo del día anterior.
Los soldados de la Guardia Nacional y los miembros de la Patrulla Estatal de Minnesota estaban en el terreno el viernes resguardando las áreas que retomaron después de alejar a los manifestantes, alrededor de las 3 a.m., incluida la tercera estación del recinto y un radio de tres cuadras a su alrededor.
Diciendo que alguna forma de ley marcial es una opción, Walz describió a las personas que causaron la destrucción como un «grupo de anarquistas de rápido movimiento» y admitió que pudo haber reaccionado lentamente a la hora de asumir el mando en las operaciones de los funcionarios locales.
Funcionarios de Minneapolis informaron al gobernador el jueves por la tarde sobre el posible abandono de la estación del recinto, pero no activó la respuesta hasta las 10 p.m., cuando los agentes evacuaron.
El mayor general Jon Jensen, ayudante general de la Guardia Nacional de Minnesota, dijo que se despertó el jueves por la mañana con una notificación del alcalde de Minneapolis, Jacob Frey, solicitando apoyo de los soldados.
Pero, a diferencia de lo que suele suceder, a la Guardia Nacional no se le asignó una misión, lo que les impidió mudarse a la ciudad, incluso cuando anocheció y los edificios fueron quemaron.
Cuando llamaron a la línea telefónica que figura en el sitio web del alcalde de Minneapolis el teléfono sonaba ocupado.
Frey dijo a los periodistas, alrededor de las 2 a.m., que ordenó el abandono de la estación del recinto cuando se hizo evidente «que podríamos tomar una ruta diferente, una ruta que ayudaría mejor tanto al público como a la seguridad de nuestros oficiales».
No le hicieron preguntas sobre posibles problemas con la Guardia Nacional.
Las llamadas telefónicas a los medios de comunicación del Departamento de Policía de Minneapolis no obtuvieron respuesta.
Jensen, el oficial de la Guardia Nacional, dijo que le preocupaba que se les pidiera a los soldados que se desplazaran «al amparo de la oscuridad» a una parte desconocida de Minneapolis. Las tropas finalmente llegaron al área del tercer recinto aproximadamente cinco horas después de que el edificio fue abandonado y quemado, pero solo a través de una orden de Walz.
A diferencia de los funcionarios de Minneapolis, los funcionarios de la ciudad vecina, St. Paul, dieron una misión clara a los agentes del orden para que ofrecieran seguridad a dos edificios, liberando a los oficiales locales, quienes debían brindar ayuda en otros lugares.
Los soldados ahora están trabajando con los oficiales del Departamento de Policía de Minneapolis en una misión que Jensen declinó detallar.
Cuando los manifestantes que permanecieron en las calles vieron a los soldados y oficiales de patrulla acercándose, la gran mayoría se fue, según John Harrington, comisionado del Departamento de Seguridad Pública de Minnesota. Algunos de los que se quedaron fueron arrestados por delitos como robo y hurto.
Las tiendas en toda la ciudad fueron allanadas, saqueadas y quemadas cuando la ley y el orden colapsaron a raíz de la muerte de Floyd. Funcionarios de la ciudad y del estado pidieron a la gente que detuviera las acciones ilegales mientras que los soldados se dirigieron a farmacias, bancos, supermercados y a otros negocios clave para evitar que los saquearan.
Grupos de hombres armados han patrullado en las afueras de algunas empresas desde que comenzaron las protestas el martes.
Walz y otros funcionarios estatales prometieron que los eventos del viernes no se desarrollarán como los del jueves. Harrington dijo que los oficiales tendrían cuidado de no violar los derechos de la Primera Enmienda de las personas durante las operaciones de control.
Una orden ejecutiva que limita las reuniones a 10 personas, debido a la pandemia de COVID-19, no se aplica a los individuos que están de luto por la muerte de Floyd, dijo Walz.
El fiscal general demócrata Keith Ellison parafraseó a Martin Luther King Jr., diciendo a los periodistas: «Los disturbios son la forma en que se escucha a los no escuchados».
«No los excuso, pero le digo a la nación, como una persona que siempre protestaba pacíficamente, que: no los descartes e ignores y relegues a la criminalidad y al mal comportamiento. En realidad, pregúntese qué está pasando allí y si es algo a lo que nosotros como sociedad debemos prestar atención», dijo Ellison, quien se negó a condenar a los alborotadores.
Los estatutos penales de Minnesota hacen que los fiscales del condado estén a cargo de los enjuiciamientos en su condado. Quien llevará el caso de la muerte de Floyd es el fiscal del condado de Hennepin, Mike Freeman.
Freeman dijo a los periodistas el jueves que «la justicia no puede ser apresurada«, pero Ellison informó que le envió un mensaje al fiscal en el que decía: «las ruedas de la justicia deben girar rápidamente».
«Es importante que las personas confíen en que la responsabilidad, sin importar de quién sea, es una forma de vida en Minnesota», agregó.
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