El Té: la infusión que fue capaz de estimular la poesía y la espiritualidad durante milenios

28 de Abril de 2016 2:00 PM Actualizado: 28 de Abril de 2016 2:00 PM

El té es la segunda bebida más consumida de todo el mundo después del agua. Pero, ¿cuál fue su origen? Cuenta la historia que todo comenzó en China, mientras el emperador y erudito Sheng Nung (2.737 a.C), descansaba bajo un árbol de té silvestre. Una de las normas impuestas en su reinado era la de hervir toda el agua para consumo humano. Mientras descansaba bajo un árbol, una brisa dejó caer algunas hojas de té en el recipiente donde él hervía el agua. Al probarla descubrió el té, una infusión deliciosa, aromática y revitalizante. En poco tiempo, esta beneficiosa infusión se esparció por todo el imperio de China.

Existe otra historia sobre el origen del té, que cuenta que el té llegó a China desde la India como resultado de la cultivación del Príncipe Bodhidharma, hijo del Rey Kosjuwo, quien dejó la India para propagar el budismo. Al llegar a Cantón, se cultivó en un templo de las montañas. Bodhidharma hizo voto de estar nueve años despierto en meditación, pero al quinto año, el sueño se hizo presente. Entonces, disgustado por su debilidad ante el sueño, decidió arrancarse los párpados y así terminar despierto su meditación. Se dice que en ese lugar donde cayeron sus párpados creció la planta del té, una planta reconstituyente que deja sensación de bienestar.

La palabra té en chino, “cha”, esta formada por los ideogramas correspondientes a “hierba”, “hombre sentado sobre la tierra” y “árbol”, pero la palabra té en castellano deriva del término t’e, “tai” en el dialecto chino amoy.

La hora del té en la cultura china conllevaba todo un rito, pudiéndose prolongar a casi cuatro horas. La mayor obra conocida, y se podría decir la única hasta nuestros días sobre la elaboración y rito del té es el Cha-ji, conocido como el Libro Sagrado del Té, escrita por el poeta Lu Yu durante la Dinastía Tang, en el año 800 a.C. Lu Yu explicó de una forma muy bella y poética la forma de preparar el té, él veía en éste un modelo de orden y armonía que reinaba todas las cosas del Universo.

En la obra se explica que quien realice la ceremonia, e incluso el invitado para participar de la ceremonia del té, debía tener un amplio conocimiento sobre la producción y los tipos de té, un conocimiento de los gestos y posturas adecuadas y las frases pertinentes a la hora de tomar el té, así como también la conducta general en la sala del té. Se puede decir que la “ceremonia del té” reúne la presencia de la religión, la literatura y la filosofía, así como del arte y la artesanía. Los cuatro elementos que representaban la ceremonia del té eran: la armonía, la reverencia, la pureza y la calma.

El té es una planta estimulante muy suave, ya que posee teína al igual que el café pero en una dosis menor -aunque mayor que el cacao. Además posee vitaminas importantes como B2, A, C, D, K, P y otros minerales y aceites aromáticos. Estos compuestos se unen para formar el tan delicioso y aromático sabor del té. Paradójicamente, los niveles de estos compuestos no pueden determinarse químicamente por un análisis, ya que todos son básicamente iguales, es el buen paladar de los seguidores del té quien decide si un té es bueno o no.

Entre las propiedades medicinales más importantes del té se encuentra que es un buen antioxidante, anticancerígeno, antimigraña, astringente, disminuye el colesterol, fluidifica la sangre y tonifica el corazón.

La planta del té, según su procesamiento, puede darnos varios tipos de té, los más conocidos son: el té blanco, cuyas hojas son jóvenes y no se han oxidado; el té verde, que es el favorito de toda Asia; el Oolong, que tiene la característica del té verde y del té negro; y el té negro, el cual es el más oxidado y al que muchos consideran el más fino.

Se dice que la edad de oro del té fue durante la Dinastía Tang, el cual se bebía tanto por sus propiedades reconstituyentes como por placer. Durante esa época, las hojas del té se recolectaban finamente y luego se hervían, se machacaban y se mezclaban con zumo de ciruela para obtener una pasta que se colocaba en un molde hasta quedar secas. Una vez secas, se tostaban, se trituraba y se hervía el polvo.

No sólo en China, sino en muchos países asiáticos como Japón e India, el té posee una importancia y cultura casi desconocida para occidente. En tiempos antiguos la reverencia que se realizaba al té era tal, que estaba presente hasta en la ceremonia del matrimonio. Existía una tradición china en la cual se hacía una infusión de un cardo que daba un gusto muy amargo al té, la cual se servía a los novios antes del matrimonio para señalarles lo amarga que sería la vida sin un compañero con quién compartirla.

El té en la cultura tradicional china también era considerado un vehículo hacia la trascendencia y la espiritualidad del alma. El poder de la pureza del té según So-Tung-Pa desafiaba lo corrupto, al igual que lo hace un hombre virtuoso. Pero desafortunadamente, luego de las varias conquistas que sufrió China, esta infusión capaz de estimular la poesía y la espiritualidad humana se convirtió hasta nuestros días en tan sólo una bebida popular sin significado.

Té verde frío con menta

Ingredientes:

  •  Té verde gunpowder
  • Un pellizco de menta o hierbabuena por taza.

Preparación: Hacer un té verde el doble de fuerte de lo habitual (una cucharadita por persona) y dejar en infusión junto con la menta durante tres minutos. En una jarra aparte, añadir azúcar y hielo. Una vez realizada la infusión, verter el té en la jarra preparada y agitar hasta la disolución de los hielos. En el momento de servir, llenar cada vaso con el té y hielo a partes iguales.

Té verde frío con limón

Ingredientes:

  •  Té verde gunpowder
  • Zumo de medio limón.

Preparación: Hacer un té verde el doble de fuerte de lo habitual (una cucharadita por persona) y dejar en infusión tres minutos. En una jarra aparte, añadir azúcar, hielo y el zumo de medio limón por cada dos tazas. Una vez realizada la infusión, verter el té en la jarra preparada y agitar hasta la disolución de los hielos. En el momento de servir, llenar cada vaso con el té y hielo a partes iguales.

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