WASHINGTON—El crecimiento del empleo en EE. UU. para abril fue mucho más bajo de lo que había predicho el mercado, aumentando las preocupaciones de que los pagos de estímulo excesivos puedan tener efectos secundarios indeseables a largo plazo, haciendo que el camino hacia la recuperación sea inestable.
El informe de empleos de abril fue el mayor fracaso registrado. Según la Oficina de Estadísticas Laborales, la economía de Estados Unidos agregó 266,000 puestos de trabajo el mes pasado frente a una estimación de 1 millón. La tasa de desempleo subió al 6.1 % desde el 6.0 % de marzo.
Algunos economistas creen que el camino hacia el pleno empleo podría ser mucho más largo de lo esperado.
«De cara al futuro, el aumento del empleo en EE. UU. será algo más difícil, ya que dependerán del crecimiento orgánico de la demanda y no solo de que los gobiernos estatales y locales alivien las restricciones comerciales», escribió en el informe, Scott Anderson, economista en jefe de Bank of the West en San Francisco.
La economía sigue estando 8.2 millones de puestos de trabajo por debajo de los niveles previos al COVID.
El aumento del empleo para marzo también se revisó a la baja hasta 770,000 de un éxito frente a 916,000 adiciones. La tasa de desempleo de los afroamericanos aumentó al 9.7 % en abril, lo que los convierte en el único grupo racial que experimenta un empeoramiento de las métricas, según el Instituto de Política Económica. Mientras tanto, la tasa de desempleo de los trabajadores blancos cayó al 5.3 %.
Si bien el presidente Joe Biden heredó una fuerte recuperación económica, sus políticas están perjudicando a las empresas, especialmente a los negocios de Main Street, dicen los críticos.
Las encuestas empresariales muestran que la mayoría de las pequeñas empresas enfrentan dificultades para encontrar trabajadores. Según una encuesta mensual de la Federación Nacional de Empresas Independientes, un nivel récord de propietarios de pequeñas empresas (44 %) informó en abril que no podían cubrir las vacantes.
Muchos empresarios se han quejado durante meses de que no pueden competir con los beneficios de desempleo que ofrece el gobierno federal.
El nuevo plan de estímulo de 1.9 billones de dólares de la administración Biden extendió el beneficio de desempleo semanal a 300 dólares hasta el 6 de septiembre. Además, el proyecto de ley incluyó una disposición que hizo que los primeros 10,200 dólares en beneficios de desempleo recibidos en 2020 sean exentos de impuestos para los hogares que ganan 150,000 dólares o menos.
Casi el 40 % de los trabajadores podrían ganar más con el desempleo en el nivel de 300 dólares de lo que ganarían regresando a trabajar, según American Action Forum, un instituto de políticas de centro derecha.
El representante, Kevin Brady (R-Texas), acusó a la Casa Blanca de estar «en negación» de que muchas empresas están luchando para contratar a más personas.
“Este es un revés económico sorprendente y una prueba inequívoca de que el presidente Biden está saboteando la recuperación de nuestros empleos con promesas de impuestos más altos y regulaciones sobre las empresas locales que desalientan la contratación y generan empleos en el extranjero”, escribió en un comunicado.
La semana pasada, Montana y Carolina del Sur anunciaron que el próximo mes pondrán fin a los beneficios federales por desempleo pandémico, afirmando que estos beneficios han disuadido a las personas de regresar a la fuerza laboral y se han convertido en un lastre para la recuperación. Se espera que más estados sigan su ejemplo.
Sin embargo, la respuesta de los demócratas ha sido completamente opuesta—ellos han estado pidiendo más gastos gubernamentales para sanar la economía.
En respuesta al informe de empleos poco atractivos, la presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi (D-Calif.), dijo en un comunicado que «la evidencia es clara de que la economía exige una acción urgente».
Biden, cuando un periodista le cuestionó si el aumento de los beneficios por desempleo había tenido algún efecto en los números de la inestabilidad laboral, dijo: «No, nada medible».
Sin embargo, el destacado economista liberal, Paul Krugman, explicó el problema de las generosas prestaciones por desempleo en su libro «Essentials of Economics».
«La gente responde a los incentivos», escribió Krugman, y agregó: «Si el desempleo se vuelve más atractivo debido a los beneficios por desempleo, es posible que algunos trabajadores desempleados ya no intenten encontrar un trabajo o no intenten encontrar uno tan rápido como lo harían sin el beneficio».
La secretaria del Tesoro, Janet Yellen, reconoció que los dueños de negocios tienen dificultades para contratar trabajadores.
“No creo que la adición a la compensación por desempleo sea realmente el factor que está marcando la diferencia”, dijo.
«Hemos tenido un impacto muy inusual en nuestra economía, y el camino de regreso será algo accidentado». Agregó que los cuellos de botella en la oferta y las dificultades en varias industrias causaron la desaceleración en la contratación en abril.
Otra señal preocupante en el informe de empleo fue que 219,000 mujeres más habían renunciado a trabajar o encontrar trabajo el mes pasado.
“Está claro que el cambio de rumbo de los burócratas de Washington sobre las pautas para la reapertura segura de las escuelas continúa teniendo un impacto directo y negativo en el fomento de las mujeres en la fuerza laboral”, dijo Patrice Onwuka, directora del Foro de Mujeres Independientes, en una declaración.
Criticó a la administración Biden por «ceder a la presión de los sindicatos de maestros».
Algunos economistas advierten también que el ambicioso plan de Biden para aumentar los impuestos corporativos prolongaría la recuperación de la economía y el mercado laboral.
John Taylor, economista y antiguo subsecretario del Tesoro durante la presidencia de George W. Bush, dijo a The Epoch Times que “las propuestas para aumentar los impuestos han pasado por alto el hecho de que la reforma fiscal era beneficiosa” antes de la pandemia y la crisis económica.
Según él, lo que realmente impulsó la economía de Estados Unidos después de la crisis financiera de 2007-2008 fueron las labores de desregulación de la administración Trump y la reforma fiscal de 2017.
“Simplemente no podemos perder la pista de eso. Creo que eso debería enfatizarse más”, dijo Taylor.
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